ALGUNOS DESAFÍOS DE LA EDUCACIÓN BÁSICA
LizMar0717 de Enero de 2012
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ALGUNOS DESAFÍOS DE LA EDUCACIÓN BÁSICA EN EL UMBRAL DE NUEVO MILENIO.
CÉSAR COLL.
Mención del tema o asunto que trata la lectura.
Un nuevo escenario para la educación.
Resumen.
La educación ha sido en el transcurso de este siglo, uno de los instrumentos más importantes con los que han contado las sociedades modernas para luchar contra las desigualdades, para hacer frente a los fenómenos y procesos de segregación y exclusión social, para establecer y ampliar y profundizar los valores cívicos y democráticos, para impulsar el desarrollo económico y cultural y promover el desarrollo personal y la mejora de la calidad de vida de todos en sociedad. Lo anterior trae como consecuencia, experimentar cambios profundos para hacer frente a los desafíos del nuevo escenario económico, social y político y cultural que ha venido perfilando en el transcurso de los últimos años.
Cada vez es más evidente que no va a ser posible hacer frente a estos desafíos solo con ajustes más o menos puntuales de los actuales sistemas educativos. Lo que ahora parece estar en discusión es la propia estructura del sistema educativo en su conjunto, sus finalidades y objetivos, en suma, su capacidad para ajustarse a los modos y formas de vida y satisfacer las necesidades educativas de las personas del este nuevo escenario.
Por ello resulta cuestionable la pretensión de abordar esta nueva situación armados exclusivamente con el “tradicional” discurso educativo renovador, la pretensión de afrontar unos desafíos inéditos con propuestas “viejas”, incluso aceptando que a menudo se trata de propuestas que nunca han llegado a ser puestas en prácticas o lo han sido sólo de forma parcial e insatisfactoria. El reto con el que se enfrenta hoy en día, ya no es el de mejorar los actuales sistemas educativos, sino más bien el de revisarlos en profundidad y reconstruirlos en función de las características y exigencias que plantea las exigencias de la nueva era.
Desde el telón de fondo que proporciona lo ya mencionado se centra en dos propósitos que son de suma importancia en el proceso de revisión en profundidad de los sistemas educativos. Se trata, en primer lugar, del reconocimiento, cada vez más generalizado, de que es necesario revisar y ampliar el concepto de educación (educación escolar y proceso de escolarización). Y en segundo lugar, de la convicción, también cada vez más extendida, de que es necesario y urgente revisar y reforzar las relaciones entre prácticas educativas y actividades ciudadana, entre educación y ciudad.
Educación y educación escolar: hacia una visión amplia de la educación.
La educación es un concepto amplio, designa un conjunto de actividades y prácticas sociales mediante las cuales, y gracias a las cuales, los grupos humanos promueven el desarrollo personal y la socialización de sus miembros y garantizan el funcionamiento de uno de los mecanismos esenciales de la evolución de la especie: la herencia cultural. Desde siempre, los grupos humanos han utilizado simultáneamente diversos tipos de prácticas y actividades sociales con el fin de facilitar a las nuevas generaciones el acceso a las formas y saberes culturales – conocimientos y creencias sobre el mundo, lenguaje e instrumentos para conocer la realidad y actuar sobre ella, tecnologías y técnicas, tradiciones, sistemas de valores, etc.
La educación siempre ha sido una responsabilidad compartida. Los actores que asumen la responsabilidad de educar no son en primera instancia, educadores especializados, sino padres y madres. Esta situación sufre un vuelco con el surgimiento de la educación escolar, pues supone la puesta en marcha de centros educativos y de actividades de enseñanza-aprendizaje, con función y finalidades única y exclusivamente educativas orientadas al conjunto de la población; esto trae consigo la aparición de actores sociales especializados en la actividad de educar: el profesorado.
Se debe aclarecer que la educación escolar, y más concretamente la educación escolar básica y obligatoria es en realidad sólo una.
Por otra parte, la idea que el conocimiento es un patrimonio universal que, es una sociedad auténticamente democrática, debe ser accesible a todos los seres humanos sin exclusión alguna, siendo por lo tanto también responsabilidad del estado garantizar la igualdad de oportunidades ante a educación.
La universalización de la educación básica y obligatoria, su ampliación progresiva y los esfuerzos por incrementar y mejorar la capacidad de los sistemas educativos para ofrecer una educación para todos marcan esta evolución.
La universalización de la educación básica y obligatoria y el fenómeno de la des-responsabilización social progresiva ante la educación.
La educación escolar ha terminado adquiriendo, el estatus de instrumento por excelencia no sólo para luchar contra las desigualdades y promover el desarrollo y la socialización de todas las personas sin exclusión, sino también para hacerlo en las más diversas facetas y aspectos de la personalidad y del comportamiento humanos.
Una de las consecuencias más negativas de esta identificación del todo (la educación) con lo que en realidad es sólo una de sus partes (la educación escolar y la enseñanza) ha sido la progresiva des-responsabilización social comunitaria ante los temas educativos. Como resultado de esta identificación, la educación deja de ser percibida como una responsabilidad compartida que asume la sociedad en su conjunto.
En este contexto de creciente des-responsabilización social ante la educación, el sistema educativo formal es visto al mismo tiempo como el responsable directo de todos los problemas relacionados con el desarrollo y la socialización de las nuevas generaciones y como fuente y origen de las posibles soluciones a estos problemas. No hay prácticamente ningún aspecto o cuestión que escape a esta valoración: violencia juvenil; pérdida de valores cívicos y democráticos; intolerancia; comportamientos racistas y xenófobos; consumo de drogas; hábitos alimentarios y conductas poco saludables; sea cual sea el tema objeto de atención y de debate, las carencias e insatisfacciones relativas al proceso formativo de los niños y jóvenes acaban siendo invariablemente atribuidas, al sistema educativo y a la educación escolar, a lo que se hace mal o no se hace en la escuela. Asimismo, y sea cual sea la naturaleza y alcance de las carencias y de las insatisfacciones detectadas, la clave para corregirlas y superarlas se busca también invariablemente en el sistema educativo y en la educación escolar, en lo que debería hacerse mejor o en lo que debería hacerse y no se hace en la escuela.
El cuestionamiento de la centralidad y el protagonismo exclusivo de la educación escolar.
Cada vez es más evidente que los problemas antes mencionados u otros de similar alcance, ni tienen su origen en la escuela y ni pueden absorberse de forma plenamente satisfactoria únicamente desde la escuela.
El tema de la educación en valores es, a este respecto, un ejemplo sumamente ilustrativo. La escuela puede y debe educar a los niños y jóvenes en los valores cívicos y democráticos, en el respecto a las diferencias, en la solidaridad y en el compromiso con los débiles y los oprimidos, en el diálogo y la negociación como forma de resolver los conflictos, en el rechazo a la violencia y en el respeto a los derechos humanos fundamentales. Mientras que padre y madre los forman, en cuanto a los valores de respeto, responsabilidad, liberta entre otros, pero se tiene una idea errónea de la escuela como institución, la sociedad cree que la escuela es una instancia en donde a sus hijos se les va a formar en el aspecto educativo y formarlos como personas. La función de la escuela es ciertamente importante, pero de ahí a responsabilizarla en exclusiva de la educación y del desarrollo moral de los niños y jóvenes.
Lo argumento cobra más fuerza, con el auge de las nuevas tecnologías de información y comunicación, sin lugar a dudad es uno de los rasgos distintivos del nuevo escenario que se está presentando en la actualidad.
Cada vez hay menos dudas de que la participación de los niños y jóvenes en escenarios y actividades relacionadas con las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación tienen una incidencia decisiva sobre su desarrollo personal y social y sobre su proceso formativo. Aunque la educación escolar consiga incorporar con éxito a sus objetivos la alfabetización en las nuevas tecnologías y sea capaz de llegar a utilizarlas con provecho como recursos metodológicos para la enseñanza, la ubicuidad y el uso creciente de estas tecnologías en los más diversos ámbitos de la actividad humana las convierte de hecho en vehículos e instrumentos
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