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APRENDIZAJE


Enviado por   •  10 de Julio de 2013  •  2.179 Palabras (9 Páginas)  •  238 Visitas

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El proceso del aprendizaje

Sugieren que hay cuatro elementos conceptúales importantes en dicho proceso. Son: pulsión, señal o estimulo, respuesta y reforzamiento.

Una señal es un estimulo que guía la respuesta del organismo. El estimulo adecuado, dispone o predispone al individuo a actuar; la señal, dirige o determina la naturaleza exacta de la respuesta. “las señales determinan cuando responderá, donde responderá y que respuesta ejecutara”; pueden variar en clase o intensidad, por lo que hay las visuales y auditivas. Cualquier cualidad que haga a un estimulo distintivo puede servir como base para la señal, y por lo general la diferencia se basa mas fácilmente en la variación de clase que de intensidad.

Ya hemos sugerido que cualquier estimulo puede convertirse en una pulsión con solo tener la fuerza necesaria; en esta forma, el mismo estimulo puede tener valor tanto como pulsión y como señal y entonces activar y dirigir la conducta.

Como ellos puntualizan antes de que una respuesta dada pueda aunarse a una señal dada, debe ocurrir la primera de este binomio. Así, una etapa crucial en el aprendizaje del organismo es la producción de la respuesta apropiada. Es una situación dada, ciertas respuestas aparecen más fácilmente que otras.

En el desarrollo, la jerarquía se asocia íntimamente. Con el lenguaje, porque las respuestas particulares se unen con las palabras y consecuentemente, el habla puede mediar o determinar la jerarquía particular que operara.

Una vez que ha ocurrido una respuesta, su destino esta determinado por los subsecuentes reforzamiento o no reforzamientos. Los eventos que fortalecen la conexión entre una respuesta dada y una señal particular se llaman reforzamientos o recompensas. Ellos concuerdan con Meehl al argüir que esta definición no es completamente circular, para un evento dado que se demuestra que ha sido reforzado (fortalecer conexión E-R), se supone que este mismo evento reforzara o promoverá el aprendizaje en otras situaciones. El punto de vista por Dollard y Miller nos hace suponer que la recompensa no puede actuar mas que cuando los estímulos-pulsión están operando, y además, que siempre hay una reducción o disminución de los estímulos-pulsión en el proceso del reforzamiento.

Una respuesta dada puede ser reforzada por medio de la reducción de pulsiones primarias como el hambre, la sed, el dolor; o puede ser reforzada a través de la reducción de pulsiones adquiridas o secundarias, por ejemplo ansiedad, vergüenza, conformidad, etc. Obvio que los reforzamientos en la vida cotidiana de los individuos esta mediada por la reducción de estímulos-pulsiones secundarios o aprendidos. El reforzamiento secundario es, por supuesto, derivado y depende del reforzamiento primario.

Ni es necesario suponer que los efectos de la recompensa o reforzamiento están mediados concientemente. El individuo puede o no apreciar el papel de la recompensa como determinante de su aprendizaje.

Acabamos de ver que los hábitos o respuestas-señal asociadas se forman como resultado de una reducción de la pulsión, ósea por reforzamiento. Esto va de acuerdo con la formulación de que los hábitos dejan de operar o se delimitan como resultado de la ausencia de reforzamiento. Ha este debilitamiento del habito o disminución de la tendencia a responder por falta de reforzamiento se le llama extinción.

Si una respuesta extinguida no ha sido evocada durante cierto periodo y se presenta de nuevo la señal, el sujeto, producirá esta respuesta. Dicha tendencia del restablecimiento del habito por si mismo, después de la extinción sin reforzamiento adicional, se llama recuperación espontánea. Si el proceso de extinción se realiza durante un periodo suficientemente largo, el organismo llega a un estado en el cual la recuperación espontánea desaparece.

En otras palabras, este concepto implica que los hábitos aprendidos en una situación tenderán a ser transferidos o generalizados a otras situaciones, en la medida en la que el nuevo caso sea similar a la situaron original. Esta tendencia variable a transferir la respuesta aprendida a situaciones nuevas y diferentes se llama gradiente de generalización, e implica que las situaciones estímulo puedan ser graduadas y ordenadas en términos de su similitud, y determinara una respuesta aprendida en una situación y que será evocada por una nueva circunstancia estimulante. En general, mientras más fuerte sea la pulsión que evoque la respuesta, mayor será la tendencia a generalizar ante nuevas señales.

Mediante el reforzamiento sucesivo de una respuesta dada a un conjunto de señales, y el no reforzamiento de la misma respuesta a conjuntos de señales muy parecidas, es posible encontrarnos con una discriminación entre las señales, de modo que se inhibe la tendencia a generalizar.

Las respuestas que ocurren inmediatamente antes de un reforzamiento se aprenden más rápidamente; asocian más fuertemente con la señal. Esta es una expansión del efecto o una gradiente de reforzamiento que favorece a aquellas respuestas que son temporalmente contiguas con o inmediatamente previas a la recompensa.

Como resultado de la generalización y del gradiente de reforzamiento, el individuo que ha aprendido una secuencia de respuestas conducentes a una meta, producirá con mas frecuencia respuestas anticipatorios, esto es aquellas que suceden antes de su tiempo original en la secuencia, a diferencia de cómo lo hicieron en el aprendizaje original.

Los procesos que implican respuestas anticipatorios dentro de secuencias aprendidas de conducta son por lo general involuntarios.

La pulsión secundaria y el proceso de aprendizaje

Como ya hemos visto, el infante nace con un rango limitado de pulsiones primarias, las cuales con el crecimiento y la experiencia se elaboran hasta convertirse en un complejo y variado conjunto secundario o derivado. Viendo como se aprende el miedo, se aclarara este proceso.

El miedo es, al menos en parte, una pulsión aprendida. El miedo puede ser considerado una pulsión porque impele al organismo a actuar y la reducción de ese estado sirve como una recompensa o reforzamiento. Ellos suponen el miedo y otras pulsiones secundarias, son tanto respuestas como productores de estímulos.

Así la intensidad de la pulsión primaria involucrada en el reforzamiento conducente al miedo aprendido y el número y patrón de los ensayos reforzados, son determinantes importantes de intensidad de ese estado de ánimo.

El miedo no es únicamente aprendido como cualquier otro hábito; la extinción de las respuestas de miedo es más difícil que la de otros hábitos.

Una vez que

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