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Abnegación


Enviado por   •  19 de Enero de 2014  •  1.317 Palabras (6 Páginas)  •  950 Visitas

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EL PERFIL DEL MAESTRO

Del latín abnegatĭo, -ōnis

Bondad, altruismo, desinterés, generosidad, renuncia, filantropía, desprendimiento, sacrificio...

Estos son algunos de los sinónimos de este interesantísimo término...

¿Existe acaso profesión más noble, a la par de la maternidad, que aquella que les abre la mente y la ilusión a los seres más frágiles y a la vez más fuertes que mañana serán adultos? ¿Existe una profesión que con cariño y una mal entendida dureza corrija los errores de niños y niñas, para que sean mejores? ¿Existe una profesión, que con el sólo afán de lograr lo mejor de cada uno de esos seres para que todos logren llegar a la meta que se han propuesto en la vida, sacrifique voluntariamente afectos e intereses particulares de su vida privada y familiar, para lograr educar por encima de cualquier otra finalidad? La abnegación es la negación del individuo, en el sentido de renunciar a sí mismo y a sus intereses personales en el cumplimiento de una mística vocación: ENSEÑAR.

Sí... Sin duda la profesión más abnegada, importante y cosechadora de ideas y pensamientos es la de educador. Profesión que brinda la más tremenda contribución a la sociedad, y también es cierto que pocas profesiones dan la satisfacción de poder moldear mentes, preparar personas útiles e influir en cada uno de ellos para el bien. La abnegación es una virtud y un gesto deseable, es un sacrificio voluntario que se hace para conseguir un bien determinado. Abnegación es la cualidad o actitud del que afronta vicisitudes, sufre privaciones o realiza cualquier clase de sacrificios por otras personas, por un ideal, etc. La abnegación implica disciplina y supone el control de los deseos, sentimientos, pasiones y pensamientos.

Un educador abnegado es lo opuesto al egoísmo. Se centra en dar, en lugar de desear, tener o esperar, renuncia a muchas cosas para asistir al prójimo y lo hace con libertad y sin ninguna obligación; por lo tanto, en esa negación existe una elección personal que genera gozo y satisfacción.

Todas estas características colocan a los educadores como símbolo y modelo de la abnegación. Jesús decidió renunciar a su condición divina y se hizo hombre para salvar a la humanidad. Por eso pide a sus discípulos que lo sigan, renuncien a la propia voluntad y hagan la voluntad de Dios en la tierra.

La profesión del educador es muchas veces ingrata, en la que el resultado académico, el resultado de las pruebas de medición y sus propósitos, penden como una espada de Damocles sobre las cabezas de los educadores. Una profesión de dulce y amargo; la que si bien es cierto, monetariamente está aún lejana de los sueldos de otros profesionales, también no es menos cierto que la satisfacción que entrega a cada uno de los maestros y maestras está a años luz del resto.

Así pues, terminemos de una vez con la imagen del educador abnegado como un ser quejumbroso, sufrido y generalmente llorón. NO… el verdadero significado de la palabra abnegación cuando se atribuye a un maestro es maravilloso: es la negación de sí mismo, y esto representa el negarse tiempo, el negarse gustos y el suprimir actividades personales en beneficio de sus alumnos. El maestro abnegado vive lleno de alegría, es el profesional que el mundo necesita para hacerse estable y feliz porque trata hasta el infinito de comprender el comportamiento de los niños y jóvenes y no pretende que se comporten como adultos, ya que sería tan ridículo como pretender que los adultos nos comportemos como niños. Sabe que su autoridad es de servicio, de entrega, de amor. Planifica, organiza y dirige a los que tiene a su cargo; y entiende esta responsabilidad no como afán de dominio, sino como posibilidad de servicio. Entiende que a sus alumnos debe ayudarlos a formarse y no a domesticarlos, prepararlos para proporcionarles las bases necesarias para enfrentar con éxito el porvenir. Inculcar en ellos valores y principios nobles que los lleven a entender que lo primordial es formarse para ser seres útiles en beneficio de los demás. El maestro abnegado esta consciente de la importancia de la permanente comunicación con sus alumnos para lograr corregirlos sin irritarlos, dirigirlos sin esclavizarlos, enderezarlos sin humillarlos; en fin, tratarlos como lo que son: seres humanos llenos de virtudes y miles de potencialidades, semillas que con su ayuda y compañía se convertirán en frondosos árboles que ampararán a sus semejantes de los rigores de la intemperie. Recordemos al Libertador, el hijo más querido de nuestra Patria cuando le escribe a su maestro Don Simón Rodríguez (Pativilca, norte de Lima, Perú 19-01-1824) y le expresa como

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