Alfabetización
sofibergero6 de Mayo de 2013
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1- ¿Qué es la alfabetización?
La alfabetización no es una adquisición natural, sino el aprendizaje del sistema y las estrategias de uso de un producto cultural, la lengua escrita, por lo que el modo de desarrollar la alfabetización y la forma de emplear las habilidades que implican dependen de circunstancias sociales y culturales concretas. El desarrollo de la alfabetización constituye un proceso social que empieza en las relaciones de los niños con las personas que les sirven de modelo lector y escritor en su entorno primario y se expresa y extiende en comunidades cada vez más amplias.
Para que la alfabetización garantice la distribución del conocimiento, se relacione cabalmente con la equidad y contribuya a superar desigualdades de partida en los entornos sociales de los alumnos, debe constituirse en un proyecto con intencionalidad política y pedagógica.
Son imprescindibles una escuela y un maestro que asuman el rol, que conocen su tarea alfabetizadota, que pueden diseñar un proyecto alfabetizador y que pueden disponer conscientemente de una cantidad de estrategias de alfabetización.
La palabra alfabetización se utiliza, en sentido amplio, al hacer referencia a las habilidades lingüísticas y cognitivas necesarias para el ingreso al mundo de los conocimientos (de la ciencia, el arte y los lenguajes simbólicos y matemáticos) que la humanidad ha producido a lo largo de su historia. Estar alfabetizado hoy es disponer de un continuum de habilidades de lectura y escritura, cálculo y numeración aplicados a un contexto social que las requiera, como la salud y la justicia, el trabajo y la educación. Esas habilidades se logran después de doce años de escolaridad.
2- ¿Cómo y cuándo se da?
Los aprenden a leer y a escribir leyendo y escribiendo. Por eso, una propuesta didáctica incluye, desde las salas de nivel inicial y las aulas de primer grado, la posibilidad de leer y producir la enorme variedad discursiva que ofrecen los textos de circulación social.
La enseñanza de las clases de palabras y de las nociones de gramática oracional desarticuladas de los textos no constituyen una contribución feliz para la formación de buenos lectores ni incide positivamente en que los niños escriban mejor, pero esto no significa que se considere que no deben trabajarse estos aspectos con los alumnos.
La alfabetización supone la secuenciación y articulación de dos procesos. Uno, el ingreso en el dominio de la lengua escrita, que se extiende a todo primer ciclo. Éste es conocido como primera alfabetización o alfabetización inicial. Otro, la segunda alfabetización o alfabetización avanzada. Éste se entiende como el dominio de los procesos de comprensión y las formas de producción de los textos de circulación social que posibilitan el desempeño autónomo y eficaz en la sociedad y la posibilidad de acrecentar el aprendizaje en los distintos campos del conocimiento. Permite que los alumnos permanezcan en la escuela, evitando el desgranamiento y la repitencia, en la medida en que fortalece las habilidades de lectura y escritura de lo alumnos y los capacita para seguir aprendiendo contenidos disciplinares cada vez más exigentes.
Cundo se habla de iletrismo se habla de incompletitud en la apropiación de la cultura escrita y de la falta de autoría que esta requiere.
Estos dos procesos relacionados con la escritura modifican y perfeccionan el habla y la escucha, es decir, la oralidad, y la conducen hacía los que se conoce como oralidad secundaria.
La alfabetización en área de Lengua.
El espacio curricular de lengua ocupa alrededor del 50% del tiempo escolar en el primer año de la EGB. Sin embargo, se verifican prácticas ineficaces que no promueven los aprendizajes previstos en las expectativas de logro.
En el campo de la enseñanza de la Lengua pueden identificarse dos enfoques básicos:
Suelen indicarse las funciones de estas unidades dentro del sistema. Sin embargo, dado que no se promueve la reflexión sobre los procesos de construcción del sentido ni sobre los procedimientos de comprensión y producción de los textos que parecen quedar librados al desarrollo de procesos madurativos naturales del sujeto que aprende, los alumnos no desarrollan las habilidades necesarias para llevar a cabo estos procedimientos.
Se considera que desde el comienzo de los aprendizajes escolares los alumnos pueden apropiarse de las características de los discursos sociales en sus diversas funciones, en la medida en que exista una exposición guiada por el docente a experiencias de lectura y escritura, así como un trabajo sobre los procedimientos de comprensión y producción de los textos, considerados en su doble carácter de estructura cognitiva y formato social.
La alfabetización en contextos de diversidad lingüística.
En nuestro país conviven comunidades con lenguas, culturas y tradiciones diferentes. En las instituciones educativas esta heterogeneidad se manifiesta lingüísticamente en alumnos que hablan español, alumnos que al ingresar a la escuela se comunican solamente en su lengua materna indígena, alumnos que poseen cierto conocimientos del español, pero muy restringido, alumnos hablantes de lenguas en contacto, alumnos cuya diversidad del español es muy diferente del español que se habla en la escuela.
Hay evidencia de la incidencia de la variable cultural y lingüística, factores provenientes del choque cultural y de la falta de comprensión del español que pueden ser determinantes en el fracaso escolar.
La diversidad lingüística y cultural puede ser percibida como problema o como riqueza. La percepción de la diferencia como problema puede tener como consecuencia una merma en el alcance de las expectativas de aprendizaje de los alumnos y la aplicación de procedimientos poco adecuados tanto para la enseñanza como para la evaluación.
Si el docente no habla la lengua de los alumnos, es necesario contar con la presencia de un hablante de esa lengua, maestro o miembro de la comunidad que ésta designe. Su rol es el de mediador de doble vía que garantice la intercomprensión indispensable para cualquier aprendizaje.
Es necesario brindar insumos significativos y comunicativamente útiles para el alumno en las instancias de contacto con la nueva lengua.
Aprender a leer y escribir en la lengua materna contribuye al desarrollo de la comprensión y la producción de textos en la segunda lengua. La institución, junto con la comunidad, podrá decidir si se comienza el proceso de alfabetización solo en la lengua materna o si lo hace simultáneamente en las dos lenguas, alternando su uso según la lengua que hablen los destinatarios, el propósito comunicativo, las áreas de conocimiento involucradas.
La alfabetización en el área de matemática.
La consideración de que la numeración y el cálculo son conocimientos que diferencian a un sujeto alfabetizado de uno que no lo es, implica la necesidad de mirar con atención las relaciones entre alfabetización y matemática.
Entendemos que la alfabetización matemática inicial requiere del dominio de tales conocimientos tanto para usarlos en las situaciones dentro y fuera de la escuela que lo requieran, como para definirlos, reconociéndolos como objetos de una cultura. Esto implica considerar en relación con esos conocimientos, tanto el dominio de los modos de resolución como de las formas de comunicación y razonamiento propios del quehacer matemático.
Se considera hoy que para que los alumnos adquieran el dominio de la numeración y el cálculo, deberían hacer matemática en el aula. Tanto en el nivel inicial como en los primeros ciclos, esto implica resolver situaciones problemáticas muy diversas.
3- Explica cómo se fue dando la alfabetización a través del tiempo.
Durante muchos años, se consideró que el contenido que se ha de enseñar para que un niño se iniciara en la lectura y la escritura eran “las primeras letras”. La idea consistía en que el texto era una suma de palabras que constituía una suma de letras; de modo que bastaba con enseñar las letras y cómo “juntarlas” para ir formando palabras, luego oraciones y, por últimos, textos.
En los grados más avanzados, los contenidos de las horas de lengua estaban constituidos por cuestiones gramaticales y ortográficas. La idea era que, conociendo gramática y ortografía, el niño iba a estar capacitado para leer y escribir.
Más adelante, los aportes de la lingüística del texto y la pragmática introdujeron otros saberes como necesarios, entre ellos, algunas características de los distintos textos y ciertas nociones textuales. Entonces se decidió disminuir la cantidad de horas que se destinan a la enseñanza de ortografía y gramática, para dedicarlas a dar a conocer las características formales de los distintos tipos de texto y dichas nociones de cohesión y coherencia.
Pero la situación no tenía coherencia, hasta tal punto que hace más de diez años decíamos:
En lo que respecta al contenido de lengua, coexisten en los programas temas que provienen de diferentes teorías lingüísticas. Sujetos, modificadores directos, tipos de texto, comunicación, adjetivos, cohesión y coherencia textual, verbos y pronombres bailan una anarquizante danza delante de los ojos azorados del docente. El resultado consiste en una transmisión inconexa de estos conceptos a cargo de maestros que tienen que aparentar tranquilidad frente a los ojos azorados de sus alumnos.
La acertada reflexión didáctica mencionada concibe las prácticas sociales de lectura y escritura como el centro del objeto de enseñanza,
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