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Analisis Financiero


Enviado por   •  4 de Octubre de 2012  •  7.195 Palabras (29 Páginas)  •  349 Visitas

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FUNCIÓN FINANCIERA Y ESTRATEGIA COMPETITIVA

DE LA EMPRESA

Acosta Molina, M.

Medina Hernández, U.

Universidad de La Laguna

RESUMEN

El objetivo de este artículo es llamar la atención sobre el permanente divorcio que ha venido definiendo la relación entre literatura estratégica y financiera. En él se aboga por el necesario

acercamiento entre la estrategia competitiva de la empresa, como guía de asignación de recursos

para situarse de forma óptima en los negocios en que la empresa compite, y los postulados desarrollados por la Teoría Financiera sobre la obtención de fondos en el marco de una estructura de capital e inversión de los mismos.

PALABRAS CLAVE: Recursos y capacidades financieras; Estrategia competitiva; Teoría financiera.

INTRODUCCIÓN

El estudio de los factores que hacen que unas empresas sean más competitivas que otras

ha ocupado en las últimas décadas gran parte de los esfuerzos investigadores en economía y

dirección de empresas. El esquema habitual de explicación de las causas de la competitividad

empresarial, ha centrado tradicionalmente su atención en los factores externos a la misma,

tanto macroeconómicos como sectoriales, minimizando la importancia de la actuación de la

propia firma a la hora de, por medio de sus decisiones, influir en la probabilidad de éxito o

fracaso en un mercado.

Sin embargo, cuestiones tales como la simple constatación de una más que habitual

heterogeneidad en los resultados obtenidos por empresas de un mismo país y/o de un mismo

sector de actividad, han puesto en duda la supuesta exclusividad de dichos factores como piedras angulares del desempeño competitivo, asignando a las empresas, tal y como indica Salas

(1993a), un cierto margen de maniobra para, a través de sus decisiones en la elección de la

estrategia, diseño organizativo y recursos específicos, condicionar la probabilidad de éxito en

el entorno socieconómico en el que actúan.

Desde esta perspectiva, el uso actual del término competitividad presupone que se le

otorga a la empresa la capacidad de influir sobre las condiciones de competencia y sobre los

resultados de su acción en los mercados. Dicha capacidad vendrá determinada por las condiciones del marco económico en el que actúa o al que pretende acceder, pero también por sus

características internas, y en particular por la habilidad de sus gestores para desarrollar y combinar recursos y capacidades y construir alrededor de ellos estrategias y estructuras organizativas eficaces.

Ahora bien, los requisitos exigidos a los factores internos para adquirir el carácter de estratégicos (heterogéneos, de difícil identificación, reproducción y sustitución, etc.)', han supuesto un amplio consenso en la literatura especializada sobre la dificultad de construir ventajas competitivas sostenibles mediante el concurso de factores cuantitativos (inversiones enAcosta Molina, M. y Medina Hernández; U.

bienes de equipo, dimensión, recursos financieros, etc.), quedando relegada esta posibilidad a

un conjunto de recursos estratégicos y capacidades esenciales que, con la consideración mayoritaria de intangibles, van a contribuir de forma decisiva en la capacidad competitiva de la

empresa (experiencia de los empleados, cultura empresarial, reputación de la empresa, etc.)'.

Un amplio abanico de contrastes empíricos (Aaker, 1989; Hall, 1992) inciden en la consideración de los recursos intangibles como variables explicativas del éxito empresarial. Jacobson (1992) demuestra que los activos tangibles, aunque siguen influyendo en la rentabilidad de

las empresas, tienen una capacidad explicativa reducida. Para el caso español Salas (1990)

concluye, a partir de un estudio empírico sobre los determinantes de los beneficios de las empresas en nuestro país, que las diferencias observadas en los "ratios q empresariales" (cociente

entre el valor de mercado de la empresa y el valor, a precios de reposición, de sus activos) se

deben fundamentalmente a las diferencias en la inversión en activos intangibles (I+D) por parte

de la mismas.

Todas estas cuestiones, han supuesto un escaso desarrollo del papel de los recursos y

capacidades financieras (y de las acciones estratégicas asociadas a los mismos) en los modelos

que, surgidos en el marco de la literatura estratégica, han tratado de explicar la cadena de causalidad de la competitividad empresarial. Ahora bien, entendemos, tal y como indica Montgomery (1995), que a pesar de que en el trabajo pionero de Wernerfelt (1984) se definió recurso

como "cualquier cosa que pueda ser considerada como unajortaleza o una debilidad para la

empresa", el desarrollo posterior se ha centrado casi exclusivamente en el análisis de los denominados estratégicos', sin considerar que la evolución de una teoría acerca del éxito de las

empresas a partir del análisis de su dotación de recursos no debe olvidar una parte de los mismo (aquellos no entendidos como estratégicos y que son además la mayoría de los que poseen

las empresas), ya que supondría irremediablemente un alejamiento de la realidad (Fernández,

Z. et al., 1996).

El objetivo de este artículo es llamar la atención sobre el limitado papel otorgado a los

recursos y capacidades financieras (y a las acciones estratégicas asociadas a los mismos) en los

modelos que han tratado de explicar la cadena de causalidad de la competitividad empresarial.

Con esta intención, hemos estructurado nuestro trabajo

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