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Analizar la relación hombre-máquina


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2014  •  Trabajos  •  2.216 Palabras (9 Páginas)  •  280 Visitas

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ANALIZAR LA RELACIÓN

hombre-máquina nos remite constantemente a la pregunta sobre nuestra naturaleza. Pero si partimos de que ésta es artificial y de que la máquina, más que separarnos de lo que se llama natural, nos lleva a revisar el modo de conocer, pensar y reconocer una forma de relacionarnos con el mundo, quizás el hombre occidental, tal como lo dibujan las añoranzas de los románticos a finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX, ha perdido su capacidad de vincularse con lo orgánico, y a su vez ha construido, de manera paralela, tecnología.

Habrá entonces que llevar a cabo una búsqueda de lo que conlleva el problema de la tecnología y no rechazarla a priori, sino rastrear su origen y descifrar su humanidad. De alguna manera, nuestro presente es el futuro de la Modernidad. Nos ha alcanzado el futuro maquínico en que la máquina domina al hombre y se hace presente el monstruo del cyborg. Hallamos el punto donde el hombre-máquina se manifiesta como uno de los grandes mitos del siglo XX. Aunque la tecnología apunta hacia el porvenir, más bien, como dice William Barret, nos remonta a lo más primitivo del ser humano al haber creado un demonio terrorífico, incontrolable, avasallador, que se manifiesta de manera paradójica como "amenaza y salvación".

AMENAZA

Es imposible mirar la máquina a primera vista. Si el avance técnico rebasa, y en cierta forma, engulle al ser humano, puede afirmarse que la técnica misma y sus posibles aplicaciones constituyen un dominio sobre la naturaleza, y los hombres un dominio metódico, científico, calculado y calculante.

No es que determinados fines e intereses de dominio sólo se advengan desde fuera, sino que entran ya en la misma construcción del aparato técnico. La técnica es, en todos los casos, un proyecto histórico-social en el que se proyecta lo que una comunidad y los intereses en ella prevalecientes se proponen hacer con los hombres y las cosas.

Nos cuesta trabajo percibir, confrontar, enfrentar el problema de la técnica como ideología, o mejor dicho, pensamos que es ajena a ella y a la vez creemos que es muy poco humana. La separación de la técnica y de las humanidades la ubica como una cuestión alejada del ejercicio del pensamiento, toda vez que la tecnología es aparentemente mecánica, y nuestra relación con ella, automatizada.

Otra cosa sucede cuando observamos de manera detenida la tecnología. Cuando nos fascinamos frente a la inteligencia de la máquina se congela un instante de la historia de la humanidad y devela al monstruo; de pronto, descubrimos que se ha impregnado en todo quehacer humano; a partir de que el hombre introduce la ciencia y la mecánica al pensamiento, la filosofía se deshumaniza y la técnica se vuelve tácticas de vida dominadoras, y así "las tendencias del individuo se canalizarían de tal modo para servir a los requerimientos de la sociedad, que se eliminaría la posibilidad de la reaparición del hombre rebelde para siempre"1.

El proceso de "modernización" supone que el individuo queda determinado a seguir ciertas reglas y técnicas para vivir; es evidente que no se trata de una simple modernización, sino de una estrategia que universaliza el poder y que hace válida la superioridad de cierta visión del mundo. El sistema-mundo capitalista instaura así un dominio sobre las relaciones legítimas de producción.

Si la técnica está estructurada conforme al trabajo y está pensada por una estructura lógica del éxito, no será fácil desprendernos de esta visión instrumentalista de lo técnico, como si tuviéramos que crear una nueva técnica y cambiar la organización de la naturaleza. Según Habermas, el problema de la transformación del saber técnico en conciencia práctica no solamente ha variado hoy de orden y de magnitud, es decir que ya no se reduce a las técnicas de los oficios clásicos aprendidas pragmáticamente, sino que ha adoptado la forma de informaciones científicas que pueden transformarse en tecnologías.

Durante el siglo XX se ha puesto de manifiesto la verdadera cara de la tecnología como devastación. El desarrollo tecnológico y los cambios que lo acompañan al parecer no tienen límite: guerras mediáticas, sistemas de control cada vez más sofisticados, la red como instrumento de vigilancia, automatismo desenfrenado, experiencias mediadas, transestéticas de la banalidad y manipulación genética. No se vislumbra en el horizonte un modo de detener este vertiginoso "avance" del que ignoramos, a ciencia cierta, hacia dónde pueda llevarnos y surge la pregunta fundamental de la ciencia y de la técnica contemporáneas: "¿de dónde se obtendrán las cantidades suficientes de carburante y combustible? La pregunta decisiva es ahora: ¿de qué modo podremos dominar y dirigir las inimaginables magnitudes de energía atómica y asegurarle así a la humanidad que estas energías gigantescas no vayan de pronto - aun sin acciones guerreras - a explotar en algún lugar y aniquilarlo todo?" 2.

SALVACIÓN

La idea de que la máquina es ajena al hombre (Marcuse) procede de un desconocimiento de la máquina y de sus potencialidades, más que de la estructura de la máquina misma. Ciertos autores han distinguido entre la técnica y el trabajo y han considerado que éste es más fundamental que la primera. Simondon dice que "el objeto técnico ha sido aprendido a través del trabajo humano, pensado y juzgado como instrumento, auxilio o producto del trabajo"3. Frente a ello propone el autor la idea de una aprehensión directa de lo que hay de humano en la propia técnica.

Lo que el hombre moderno considera propiamente humano está más cerca de lo maquínico que de lo bucólico. Para Descartes, el hombre es una máquina que piensa; acaso será éste el fenómeno más relevante acerca de la artificialidad humana, creer que la realidad no es algo dado sino algo que hay que ir conquistando a fuerza del pensamiento de la razón. El hombre, para Descartes, de alguna manera tiene voluntad y alma; sin embargo, los animales son autómatas, es decir que reaccionan de forma mecánica a las excitaciones externas. El Automatismo es la característica de las máquinas que consiste en llevar a cabo una serie de operaciones sin más intervención humana que la construcción de la máquina y su puesta en funcionamiento. La automatización es la característica de las máquinas capaces de conducirse a sí mismas según ciertas normas dadas, más variadas y flexibles que las que corresponden al mero automatismo. Así, una máquina automática puede fabricar planchas de metal

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