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Antecedentes De Auditoría Gubernamental


Enviado por   •  27 de Octubre de 2013  •  2.116 Palabras (9 Páginas)  •  600 Visitas

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ORIGEN

Hasta la Revolución Industrial la economía se desarrollaba en base a una estructura de empresa familiar donde la propiedad y la dirección de sus negocios confluían en las mismas personas, que, por tanto, no sentían ninguna necesidad de la auditoría independiente ni tampoco se les imponía por normativa legal.

Con la aparición de las grandes sociedades, la propiedad y la administración quedó separada y surgió la necesidad, por parte de los accionistas y terceros, de conseguir una adecuada protección, a través de una auditoría independiente que garantizara toda la información económica y financiera que les facilitaban los directores y administradores de las empresas.

Los más antiguos registros contables y referencias a auditorias, en el sentido moderno de la palabra, que se tienen en países de hable inglesa son los registros de los Erarios de Inglaterra y Escocia, que datan del año 1130.

PIONEROS DE LA AUDITORÍA: GRAN BRETAÑA E INGLATERRA

Al Reino Unido se le atribuye el origen de la auditoría, pero fue en Gran Bretaña, debido a la Revolución Industrial y a las quiebras que sufrieron pequeños ahorradores, donde se desarrolló la auditoría para conseguir la confianza de inversores y de terceros.

A mediados del siglo XVIII se dio en Inglaterra un fenómeno que transformó a la humanidad. En 1733 se inventó la lanzadera volante, un artefacto que revolucionó el proceso de manufactura textil. En 1767 aparecieron las primeras máquinas hiladoras y de tejido, accionadas por energía hidráulica, lo que marcó el nacimiento de la Revolución Industrial, y la sustitución de los procesos manuales de fabricación por la máquina.

Es el nacimiento de la industria siderúrgica, lo que permite una extraordinaria expansión del uso de las máquinas. Por esos mismos años se inventó la máquina de vapor, lo que propició que la naciente industria se expandiera más allá de los márgenes de los ríos, merced a la energía hidráulica que proporciona. A finales de ese siglo tomó posesión formal la Revolución Industrial. En consecuencia, aparecieron nuevas formas de organización fabril y comercial. Nació el concepto de capitalismo y surgieron las teorías económicas de libre comercio de Adam Smith y David Ricardo.

REPERCUSIÓN

Tales desarrollos tuvieron que repercutir en la contabilidad. Se perfeccionaron y modernizaron los procesos de contabilidad comercial y nacieron nuevas corrientes en materia de contabilidad de costos. El advenimiento del capitalismo ocasionó las concentraciones de capital. Los pequeños talleres y fábricas familiares tendieron a desaparecer y, en consecuencia, comenzaron a surgir las sociedades comerciales e industriales que, a su vez, se agruparon en pools, trusts y holdings, cada vez más ávidas de inversionistas particulares para allegarse de recursos que apoyaran su crecimiento y expansión. Este fenómeno ocurrió en las últimas décadas del siglo XIX tanto en Europa como en Estados Unidos.

En Gran Bretaña, las primeras auditorias eran de dos tipos. Las de las ciudades y poblaciones se hacían públicamente ante los funcionarios del gobierno y los ciudadanos y consistían en que los auditores "oyeran" la lectura de las cuentas hecha por el tesoro; análogamente, las auditorias de los gremios se hacían ante los miembros. Hacía mediados del siglo dieciséis, los auditores de las ciudades marcaban a menudo las cuentas con frases tales como "oída por los auditores firmantes".

El segundo tipo de auditoria implicaba un examen detallado de las cuentas que llevaban los funcionarios de finanzas de los grandes señoríos, seguido por una "declaración de auditoria", es decir, un informe verbal ante el señor del lugar y el consejo. Típicamente, el auditor era miembro del consejo señorial y fue, por tanto, el precursor del moderno auditor interno. Los dos tipos de auditoría practicados en Gran Bretaña antes del siglo diecisiete estaban encaminados primordialmente a examinar los fondos confiados a los funcionarios públicos o privados. Esas auditorias no tenían por objeto probar la calidad de las cuentas, salvo en la medida en que las inexactitudes pudieran indicar la existencia de fraude.

A finales del siglo diecisiete se promulgó la primera ley (en Escocia) que prohibía que ciertos funcionarios actuaran como auditores de una ciudad, con lo cual se introdujo la moderna noción de independencia del auditor en el mundo occidental.

Pese a estos progresos en la práctica de la auditoria, no fue hasta bien adelantado el siglo diecinueve (que trajo consigo la construcción de ferrocarriles y el crecimiento de las compañías de seguros, los bancos y otras empresas a base de acciones) cuando el auditor profesional se convirtió en parte importante del escenario empresarial.

Comenzaron a surgir en esa época tibias disposiciones y regulaciones gubernamentales que solicitaban que los estados financieros de las empresas que tenían acciones colocadas entre el gran público inversionista fueran revisados por contadores públicos independientes.

El gran pero es que en ese entonces no se habían establecido los que hoy se conocen como Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados, por lo tanto, cada quien contabilizaba como quería, podía o le convenía. Tampoco existía lo que hoy se conoce como Normas y Procedimientos de Auditoría, también generalmente aceptados; y los auditores revisaban como querían o como podían y, las más de las veces, presentaban sus informes a capricho y conveniencia de los dueños y administradores de las empresas emisoras de acciones, quienes a su vez los entregaban o mostraban a las autoridades y a los pequeños inversionistas cuando querían.

ESTADOS UNIDOS

Hasta principios del siglo veinte las auditorias independientes en los Estados Unidos siguieron el modelo de los procedimientos británicos.

El trabajo de auditoria consistía en un examen detallado de los datos relacionados con el balance.

Robert H. Montgomery, en la primera edición de la presente obra, llamó a las primeras auditorias norteamericanas "auditorias de tenedor de libros" y estimó que las tres cuartas partes del tiempo se dedicaban a comprobar las sumas y los pases. Como no había requisitos estatuidos para las auditorias y éstas en su mayoría eran practicadas por auditores británicos enviados por los inversionistas ingleses de las compañías establecidas en los Estados Unidos, la profesión

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