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Análisis Del Discurso


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2014  •  3.001 Palabras (13 Páginas)  •  177 Visitas

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Vamos a empezar este informe hablando de nuestro querido amigo Ferdinand de Saussure. El señor Saussure nació en 1857 en Suiza; Saussure fue influenciado por los neogramáticos, que eran personas que querían renovar los métodos de la gramática comparada. Ahora pasemos a lo que él pensaba sobre la lingüística. Según Saussure el campo de la lingüística está formado por todas las expresiones del lenguaje humano, considerando desde lo que los más incivilizados dicen hasta lo que los más civilizados dicen.

Indica que la lingüística es una parte de la semiología (semiología: ciencia que estudia los signos en la vida social) y de la psicología.

Pensaba que la tarea de la lingüística es describir las lenguas, encontrar los principios generales de sus fundamentos, averiguar por qué la lengua es un sistema especial de signos dentro de un conjunto de hechos semiológicos y, principalmente, definirse a sí misma.

Saussure también trata de definir el objeto de estudio de la lingüística. Él pensaba que el lenguaje es multiforme y heteróclito (con multiforme se refiere a que abarca varios sectores de estudio y con heteróclito que es mixto, cosa que lo hace un poco “caótico”) y dice que el lenguaje es imposible de delimitar, es decir, de establecer su principio y su final.

Para darle “forma” de ciencia, Ferdinand de Saussure separa a la lingüística en dos: en lengua y en habla.

Define a la lengua como algo sistemático, con un conjunto de normas obligatorias, como algo psíquico, que una vez incorporado ya es parte de uno, como algo propio de la sociedad, algo a lo que esta se adoptó, que permite la comunicación entre los individuos y que solo se puede acceder a ella mediante el aprendizaje... se podría decir que para él es el “molde” de la lingüística, por decirlo de una forma más básica.

Define al habla como algo heterogéneo, que varía según su uso, como algo asistemático, es decir, que no tiene reglas establecidas, la define como física y fisiológica (con eso quiere decir que se da en un individuo y en un contexto determinado), como la “sustancia” de ese “molde”, es decir, la define como algo propio (fenómeno individual), como la parte personalizable de la lingüística. Cada persona tiene su propia forma de hablar: sus propios acentos, sus propias palabras... un cordobés no habla de la misma manera que un porteño, alguien de bajo nivel intelectual no utiliza las mismas palabras y expresiones que alguien de alto nivel intelectual.

Ahora pasemos al signo lingüístico según Saussure. Él pensaba que el signo tenía dos dimensiones: la del concepto (lo que pasa por nuestros pensamientos) y la del sonido (lo que hacemos -ya sea escribir o hablar- para expresar ese concepto). Decía que la lengua es el intermediario entre estos dos elementos, conocidos también como significado y significante.

Utilizando la misma expresión que usé en el párrafo anterior, se puede decir que el significado es la “idea” que se tiene del elemento y el significante es lo “tangible”, la forma en la que expresamos; el ejemplo de “mesa de luz” expresado en distintos idiomas que se da en el libro deja en claro lo que estoy diciendo (en el que varias palabras se refieren a un mismo objeto).

Acá se puede establecer una relación de similitud con Charles Sanders Peirce y su plano del sintagma (de lo que está presente) y del paradigma (de lo que está ausente). El plano del sintagma se relaciona con el significante (ambos dicen ser “tangibles”) y el del paradigma con el significado (ambos representan una idea).

Decía que el signo lingüístico es lineal: tiene su lugar en el tiempo y se significa en relación a otros signos ya sea por similitudes como por oposiciones. Así se forma el sintagma (sintagma: cadena de relaciones), la cual es obvia a la hora de escribir.

Decía también que el signo lingüístico no puede cambiar en relación con el individuo (ya que es colectivo) y se hereda de generaciones anteriores; pero el signo lingüístico puede variar en relación temporal, ya que es posible cambiarlo tanto en el plano del significante como en el del significado.

Después habla del valor del signo en el plano del significado y del significante.

En cuanto al plano del significado explica que dentro de una misma lengua hay palabras que expresan significados similares, y que si una de esas palabras “hermanas” no hubiera existido nunca, su significado se repartiría entre el resto de las palabras de las que estamos hablando. También nos dice que a lo que se refiere una palabra puede ser distinto según en el idioma que la veamos, y da como ejemplo la palabra “fish” (en español: pescado o pez).

En cuanto al plano del significante, Saussure dice que son las oposiciones las que importan ya que estas nos permiten distinguir las palabras entre sí, cosa que es importante ya que las palabras son las que conllevan las significaciones.

Posteriormente nos explica que los fonemas son entidades opositivas, relativas y negativas. Dice que en la escritura el valor de las letras es negativo y diferencial y que lo más importante es que los signos no se confundan.

Después nos habla de las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas (es básicamente lo que Peirce pensaba).

Explica que las relaciones sintagmáticas reflejan la parte lineal del signo lingüístico, es decir, cómo se desarrolla a través del tiempo, cómo un simple fonema pasa a ser una palabra y varias palabras forman una oración, respetando ese orden. El resultante de esa fusión de fonemas, palabras y oraciones se denomina sintagma.

A grandes rasgos esto se trata de relaciones en presencia que están ordenadas y son de carácter finito (limitado, que tienen principio y fin).

En cuanto a las relaciones paradigmáticas dice que se dan en la mente del hablante (se dan inconscientemente) que se dan por cosas que tienen en común, como por ejemplo, la terminación (terminación, canción, ración...) o por el significado (por ejemplo la palabra ‘cara’, que se puede asociar a la cara de una moneda, a la cara de una persona...).

Por último Saussure habla de la sincronía y la diacronía.

Dice que la sincronía se ocupa del aspecto estático de la lengua o el eje de las simultaneidades, que se significa como un sistema de valores fuera de cualquier consideración histórica y que la diacronía se ocupa de estudiar la evolución de la lengua a través del tiempo.

También aclara que ambas perspectivas (la sincrónica y la diacrónica) son igual de legítimas y necesarias, aunque dice que la lingüística tiene que inclinarse

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