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Análisis El Enigma Sin Fin De Salvador Dalí


Enviado por   •  4 de Enero de 2014  •  1.814 Palabras (8 Páginas)  •  3.194 Visitas

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0. Ficha artística:

Salvador DALÍ (Figueras, España, 11 de mayo de 1904 – Figueras, España, 23 de enero de 1984)

El enigma sin fin, 1938

Óleo sobre lienzo, 114,5 x 146,5 cm

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.

1. Presentación y ubicación:

He aquí uno de los cuadros más enrevesados de Dalí y también representativos de las ideas de este esperpéntico artista, pues vemos en la obra una sucesión de elementos compuestos a base de una mezcla entre los mismos, siendo a su vez deformados en cierto modo para que se ajusten a la imaginación del autor. Es una obra que podría ser catalogada entre alguno de los distintos géneros plásticos, como el paisaje o la naturaleza muerta, sin embargo se acercaría, en cierta medida a la abstracción, aunque Dalí sí que le otorga una forma y un contenido a su obra, sin embargo los manipula como si se tratara de un viaje onírico, por ello mismo podemos catalogarlo dentro del estilo del Surrealismo, el cual intenta representar lo inconsciente e irracional en las obras que se nos presentan de este estilo, no siendo muy distinta la idea de esta obra, aunque Dalí solía decir que tenía unas capacidades perceptivas distintas al resto de personas, que veía más allá de lo comúnmente visible. Y es lo que él intenta transmitir aquí, fusionando formas de distintos objetos con una técnica plástica impoluta, dando profundidad y volumen a su obra.

2. Análisis formal:

Podemos observar que la composición de las figuras ya no están ordenadas en una secuencia lógica como antaño (la figura más importante se hallaba en el centro), sino que al no existir una temática racionalizada, la jerarquización ya no es ordenada, pues todo forma parte de una secuenciación ilógica e irracional en cuanto a la ordenación. Es posible que exista una jerarquía de tamaños en cuanto a las figuras, ya que este estilo está relacionado con el psicoanálisis. Observamos que al estar las figuras interrelacionadas y distribuidas en toda la superficie de la obra, todas las formas cobran su importancia, no siendo posible discernir con exactitud lo que es significativo y lo que no lo es.

Sin embargo visualizamos una cierta perspectiva lineal, provocada por la profundidad que otorga al paisaje, colocando las figuras y las líneas que forman esa playa y todos sus elementos con respecto a una lejanía y cercanía de las formas y figuras, estando, por ejemplo, las montañas del fondo más lejos que las ramas que se asoman en primer plano, con lo cual sí que podríamos hablar de una cierta perspectivización, aunque lo cierto es que eso no significa que determina completamente el tamaño de las siluetas, sino que tal cosa acontece gracias a la posición que ocupan en el cuadro, pero esto es sólo en apariencia, puesto que el autor ha apostado por cargarlo así de forma equívoca y esto podemos verlo en la gran cara que se nos presenta, pues en realidad los elementos que forman la nariz, los labios y la barbilla están sobre la arena, mientras que la cabeza está bajo la profundidad del agua, o al menos eso parece, y el ojo de la izquierda es una barca sobre el agua. Esto dota la obra con una cierta perspectiva paradójica y ambigua que recuerda a algunas de las obras de M. C. Escher.

En otro orden de cosas, se visualiza que la dominación de las líneas que conforman el contorno y el dintorno de las figuras hace que la multiplicidad de visiones pueda realizarse, puesto que, como se había dicho antes, no hay una figura independiente de otra, sino que se unen en una sucesión continua, en el que cada elemento forma parte de uno de los objetos de la obra. Un concepto que se aproximase sería el del encadenamiento de imágenes, puesto que no existe una delimitación clara en según qué figuras, aunque sí que existe una linealidad que establece una forma, sin que tal linealidad se distinga por el uso de un color determinado, como solía hacerse en las imágenes bizantinas, sino que tal independencia mórfica se consigue con la distribución del colorido y los cambios de luz-oscuridad, otorgando masa a los elementos representados, sin embargo hay problemas con respecto al colorido de las distintas reproducciones que pueden ser consultadas vía internet, habiendo diversas versiones, entre las cuales la intensidad cromática y lumínica varían notablemente de una a otra, no sabiendo si se representa una escena de día o de noche, por ejemplo. Aunque lo cierto es que esta ambigüedad se mantiene en todas las reproducciones de la obra, no pudiendo discernir de dónde procede la fuente de luz ni en qué dirección ni a qué altura está con exactitud, sin embargo puede insinuarse que ésta es irradiada desde la izquierda, a pesar de que ciertas sombras resultan un tanto paradójicas si nos basamos en esta idea.

En cuanto al cromatismo, sugiere frialdad con esos tonos azulados y ligeramente verdosos, no existiendo grandes contrastes en cuanto a la naturaleza cromática de la obra. Detectamos que, tal vez, ese peculiar color tiene relación con la interpretación del contenido relacionado con los viajes oníricos y la locura, a veces estrechamente relacionadas.

Oteamos que la marca de la pincelada está ausente, puesto que el acabado es impoluto, con colores bien mezclados sobre la paleta y no sobre el lienzo mismo.

Esta obra pertenece a la corriente artística del Surrealismo que aunque ambas se inclinaban por lo irracional y lo inexplicable había dos vertientes diferenciadas: una inclinada por la vía de la no-figuración, más inconsciente y automatizada y la otra por

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