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Aprendiendo A Conocer A Las Personas Con síndrome De Down

andrearojo30 de Mayo de 2014

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Este libro es realizado por Miguel López Melero que ha estado investigando durante muchos años como eran las personas con síndrome de Down, como eran tratados, la situación de la familia, el entorno del niño, el pensamiento que tenemos en la actualidad hacia estas personas, etc.

Por eso, en este libro, el autor revela sus sentimientos, convivencias y preocupaciones sobre las personas con síndrome de Down, convencido de que solo desde la comprensión, el respeto y la valoración de éstas como persona, se marginarán pensamientos, comportamientos y actitudes sobre el síndrome.

MI CONOCIMIENTO DE LAS PERSONAS CON SINDROME DE DOWN

El autor se ha centrado en el conocimiento de los contextos donde conviven y se desarrollan las personas con síndrome de Down. Las familias han sido quien mayormente le ha facilitado todo el conocimiento de las personas con síndrome de Down.

Desarrollo humano, competencia cognitiva y deseo de aprender

Lo que se pretende es mejorar las condiciones cognitivas, lingüísticas, afectivas y de autonomía física, personal y social en las personas con síndrome de Down, por lo que se ha de cualificar los contextos donde conviven los niños con síndrome de Down.

En los niños con síndrome de Down, como en cualquier otra persona, su desarrollo humano está determinado por los contextos en los que conviven y por las peculiaridades de cada cual.

Las personas con síndrome de Down pueden tener dificultades en la entrada de información, en el procesamiento de la misma, en saber dar respuestas espontáneas, e incluso, en saber regular y controlar su propio aprendizaje, pero nadie puede decir que esto no sea modificable.

A través del “Proyecto Roma”, (proyecto de investigación), ha buscado experiencias significativas que activen el pensamiento desde la mejora de los contextos familiares, escolares y sociales.

“Todas las personas” y no “solo algunas” son competentes para aprender siempre y cuando los contextos le den la oportunidad para ello. Pero para ello supone un cambio en todos los referentes del currículum escolar.

Tenemos que ser conscientes que las desigualdades no están en los genes, sino que están en el contexto social y educativo y es lo que tenemos que empezar a cambiar.

Los niños con síndrome de Down, como cualquier ser humano, se van a desarrollar en todas las dimensiones siempre y cuando los contextos le den la oportunidad para ello. “todas las personas” son competentes para aprender.

El diagnostico como proceso de desarrollo

Tanto la Medicina como la Psicología han cometido grandes errores en sus diagnósticos al etiquetar a las personas con síndrome de Down como deficientes mentales permanentes. Este autor se resiste a creer que las peculiaridades de estas personas sean eternas e imperecederas.

Es absolutamente necesario hacer estudios de casos y no hablar de las personas con síndrome de Down con carácter general, sino de las condiciones que envuelven a cada caso en particular.

Desde los prejuicios hay que iniciar otro tipo de investigaciones que haga posible conocer y comprender cuales son los modos y los ritmos propios de aprendizaje y desarrollo en las personas con síndrome de Down en su procesamiento para adquirir la cultura, partiendo del convencimiento de que son competentes para aprender.

La concepción histórico-cultural reconoce que los genes de las personas con síndrome de Down actúan de manera flexible, según la estimulación que reciba del medio ambiente. La dotación genética solo delimita cursos potenciales de acción según el contexto.

Vigostky plantea la necesidad de no solo conocer lo que el sujeto es capaz de hacer en el momento presente, lo que es capaz de hacer por sí solo, sino conocer si lo que no es capaz de hacer, lo que puede llegar a hacer con ayude del adulto, incluso de forma independiente después de la ayuda recibida.

Del concepto de inteligencia clásico al desarrollo de procesos cognitivos

Algunos autores suelen afirmar que las personas con síndrome de Down tienen déficit intelectual. Esto es debido a que la inteligencia ha sido considerada relativamente fija, constante durante toda la vida, que viene determinada genéticamente.

El director del Proyecto Roma considera que no habla de inteligencia como nos viene dado, sino de procesos cognitivos, como algo que se adquiere y se construye. La inteligencia no se define, se construye.

Cada ser humano se diferencia singularmente no por razones biológicas, sino por los distintos modos de creencias, de comportamientos, de sentimientos, de puntos de vista diferentes. Cada ser humano se construye a lo largo de su vida por las interacciones que se producen y por la calidad de estas interacciones.

El autor está convencido de que el aprendizaje en el mundo de las personas con síndrome de Down ha de ser significativo y funcional. Por ello la vida familiar y escolar ha de tener muy en cuenta en su educación estas apreciaciones para que en ellos se contemplen actividades perceptivas significativas. De esta manera es como se prepara para la vida de participación activa, estimulando la actividad mental desde las actividades perceptivas para lograr en estas personas, a través de su propia acción, logrando un aprendizaje significativo y relevante.

Para conseguir que un niño o niña logre tener el deseo y gusto por aprender, primero nosotros tenemos que modelar enteramente la actividad y después, a medida que la niño/a la va comprendiendo, éste tiene una mayor participación activa y el adulto se va retirando en su acción.

En el Proyecto Roma partimos del principio, de que no consideramos que la inteligencia sea un atributo individual de la persona sino que el origen de aquella es social; es decir, que el desarrollo de la inteligencia está condicionado por la “calidad” del contexto.

La emoción por el habla: de los primeros mensajes a la comunicación

Lo peculiarmente humano radica del lenguaje y en las interacciones que se producen en el acto mismo del habla. El lenguaje es interacción, intercambio, comunicación. y es en este momento donde empiezan los problemas más graves para los padres con hijos/as con síndrome de Down ya que es cuando se manifiestan algunos trastornos articulatorios y de voz, a veces silencios muy prolongados, ocasionados por dificultades neuromotrices, por dificultades auditivas o cognitivas.

Es necesario, que a través de los padres y los profesores, unir al lenguaje del niño no solo el deseo por decir algo, por comunicar, sino el lenguaje como regulador del comportamiento y de la vida social.

El Proyecto Roma da la idea de enseñar a los niños con síndrome de Down a leer a través de imágenes. Éste despertará en los niños el gusto por hablar. Ahora bien, lo realmente significativo para nosotros, radica en como el aprendizaje de la lectura nos va a permitir desarrollar el lenguaje en el niño. Y esto si es fundamental dado que, desde nuestra influencia, el lenguaje configura pensamiento.

Autonomía y movimiento

El Proyecto Roma subrayó y confirmó la importancia del movimiento como conocimiento y como un comportamiento que, a su vez, permite el conocimiento.

La autonomía personal e intelectual significa tener un pensamiento propio y seguro de sí mismo. No es un concepto que separa, sino que une. La autonomía requiere colaboración, trabajo solidario y cooperativo.

Por ello, tanto en la escuela como en la casa, se le debe ayudar al niño con síndrome de Down a conseguir seguridad emocional y confianza estableciendo con ellos vínculos efectivos adecuados y preocupándose de que se sientan comprendidos y atendidos en sus demandas e iniciativas. Se debe ampliar su mundo de relaciones sociales ofreciéndoles la posibilidad de participar en contextos distintos y más diversos que los habituales y favoreciendo un clima de ayuda y colaboración, de aceptación y respeto a la diversidad, que les permita valorar la vida de grupo e ir elaborando sus propios criterios de actuación.

Podemos decir que “la autonomía es un proceso que pasa porque la otra persona me reconozca tal y como soy, no como le gustaría que fuera (identidad)”.

El mundo afectivo, social y moral

Las personas con síndrome de Down tienen que aprender a vivir en sociedad, a socializarse y aprender las normas sociales de casa y fuera de casa y a tomar responsabilidades en todos los contextos. Para ello, tanto la familia como la escuela deben de desarrollar una serie de proyectos y acciones comunes para que las personas con síndrome de Down adquieran la autonomía y socialización suficiente.

Un clima familiar y un clima afectivo en la escuela, sereno, tranquilo, de adaptación incondicionada, con un afecto sentido y manifestado de manera adecuada, constituyen el marco apropiado para el desarrollo de una personalidad sana y equilibrada, teniendo una importancia esencial en su vida emocional.

“Llevar una buena vida suponer tener la oportunidad de guiar tu propia vida de forma autónoma según los dictados de tus intereses, tus deseos, tus necesidades y según tus peculiaridades”.

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