Aprendizaje

APRENDER:

“En general, hace referencia a proceso o modalidad de adquisición de determinados conocimientos, competencias, habilidades, prácticas o actitudes por medio del estudio o de la experiencia”.

(ANDER-EGG, Ezequiel. Diccionario de pedagogía.)

“Es obtener el resultado apetecido en la actitud del estudio. Una cosa no lleva ineludiblemente a la otra, porque se puede estudiar y no aprender; y porque se puede aprender sin estudiar”.

(GARCÍA GARRIDO, José Luis. Diccionario Europeo de la educación.

Editorial Dykinson SL. Madrid. 1996)

“Proceso mediante el cual un sujeto adquiere destrezas o habilidades prácticas, incorpora contenidos informativos, o adopta nuevas estrategias de conocimientos y/o acción. Es importante distinguir entre aprendizaje (entendido como los procesos que se producen en el sistema nervioso del sujeto) y la ejecución o puesta en acción de lo aprendido (que es la conducta que realiza el sujeto, y a través de la cual se comprueba que efectivamente se ha producido el aprendizaje”.

(Diccionario de Ciencias de la Educación)

“Cambio formativo que se produce en el acto didáctico y que afecta a aspectos globales del alumno (cognitivos, afectivos y sociales)”.

(Enciclopedia de la Educación)

DIDÁCTICA:

“Ciencia que estudia y elabora teorías sobre la enseñanza, es decir, modelos que explican o predicen ese fenómeno y esa realidad que es enseñar”.

(Didáctica General. Anaya, 1983)

“Ciencia de la educación centrada en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Suele dividirse en Didáctica General y Didáctica Especial, relativa esta última a las diversas materias de aprendizaje”.

(GARCÍA GARRIDO, José Luis. Diccionario Europeo de la educación.

Editorial Dykinson SL. Madrid. 1996)

“La didáctica es la disciplina pedagógica de carácter práctico y normativo que tiene por objeto específico la técnica de la enseñanza, esto es, la técnica de dirigir y orientar eficazmente a los alumnos en su aprendizaje”.

(ALVES DE MATTOS, L. Compendio de la Didáctica General. Editorial Kapeluz, Buenos Aires, 1963.)

El desafío de esta era es lograr captar el interés del alumno en tiempos de una enajenación alienante, en tiempos en que la televisión e internet fomentan la banalidad y la violencia, la falta de interés por la educación y el aprendizaje son un problema común para el educador.

Los tiempos cambiaron desde los inicios de la didáctica y la pedagogía, obligando a estas a adaptarse a las nuevas generaciones y no perder terreno frente a la nueva realidad fruto de la posmodernidad, la globalización y un sistema que defenestra la cultura.

Las Ciencias de la Educación son una realidad que aparece y evoluciona históricamente y en su constitución se relevan como pertenecientes al ámbito de las Ciencias Humanas en función de la aproximación del objeto de estudio y de la metodología de investigación. Las Ciencias de la Educación atraviesan una serie de alternativas entre las que son más significativas su subordinación al ámbito de la Filosofía, su acercamiento a las Ciencias Positivas y su esfuerzo por el logro de una autonomía científica que no está reñida con la práctica de relaciones ínter disciplinares e integración de saberes. Las primeras reflexiones sobre el fenómeno educativo se remontan posiblemente al mismo origen del hombre y la vida asociada, al igual que las primeras prácticas de enseñanza y aprendizaje. Las culturas antiguas ofrecen obras en las que la reflexión sobre la educación es frecuente e incluso se dan intentos de sistematización de estos saberes. Dos términos, Pedagogía y Didáctica, se utilizan a partir del Renacimiento en Europa para designar intentos de sistematización del saber sobre educación. Herbart, en el siglo XIX, incluye bajo el término Pedagogía muchas de las preocupaciones que se habían estudiado por otros autores con la denominación de Didáctica. Otto Willmann de nuevo utiliza la palabra Didáctica realizando un importante esfuerzo de conceptualización científica del saber correspondiente.

García Carrasco afirma en 1978, que el estudio de fundamentación teórica de los saberes sobre educación se realiza en principio a través del método filosófico. Existe una doble corriente de interés, una por parte de los filósofos sobre las cuestiones pedagógicas, especialmente intenso en Alemania durante el siglo XIX, en que las Universidades establecen un curso de Pedagogía vinculado a las clases de Filosofía, y a su vez un interés de fundamentación científica en los educadores, que encuentran en la Filosofía un procedimiento de explicación y fundamentación de sus reflexiones sobre educación.

Desde la primera perspectiva se destacan notablemente un conjunto de autores alemanes, como Kant y Herbart, que reflexionan sobre el origen filosófico de las cuestiones de educación e intentan fundamentar una Ciencia de la Educación: la Pedagogía.

Para Herbart la fundamentación epistemológica de la Pedagogía parte de la educabilidad humana, de unos fines para ésta obtenido de la Ética y de una metodología proporcionada por la Psicología. De manera más específica, la fundamentación epistemológica de la Pedagogía según García Carrasco se basaría en:

El carácter pragmático o factual de la misma.

Se parte de una determinación de fines u objetivos que Herbart sitúa a nivel ético o moral.

La metodología a seguir para conseguir dichos fines es fundamentalmente psicológica.

Por su parte O. Willimann, quien fuera discípulo de Kant, intentaría una fundamentación científica de la Didáctica apoyándose en su carácter social e histórico.

El cambio de denominación a “Ciencias de la Educación” en lugar de “pedagogía”, significa la desvinculación de estos estudios respecto a la fundamentación excesivamente filosófica y la referencia a un campo de trabajo mucho más amplio que el correspondiente al término “Pedagogía”. Dicha ampliación se proyecta en:

La edad de los sujetos, antes la infancia y ahora toda la vida.

La naturaleza de las situaciones de estudio (las escolares para la Pedagogía; las escolares y no escolares para las Ciencias de la Educación).

Los objetivos (ahora correspondientes a toda la personalidad, antes centrados predominantemente en el ámbito intelectual).

Los niveles (individual, grupal, discentes, docentes, instituciones…).

El problema de la educación en

relación con las nuevas tecnologías:

El debate entre formación,

autoformación y aprendizaje

En el campo de la educación la presencia de las nuevas tecnolo-

gías en las sociedades puede sintetizarse torno a tres

paradigmas: el de la formación, el de la autoformación y

el del aprendizaje. La discusión de la autoformación

se ciñe al abordaje de la tarea inconclusa de la alfabetización,

sumando la alfabetización digital; por ello, es que aparece

el paradigma del aprendizaje informal.

En la construcción del conocimiento más allá de la

escuela, según Valderrama (2004), los nuevos entornos

de construcción de las subjetividades pasan por escenarios

que poseen una alta densidad comunicativa. La

densidad comunicativa es la circulación de una gran masa

de saberes a altísimas velocidades, la semiotización de la

vida cotidiana y las mediaciones que establecen las TIC

en la construcción del conocimiento. En el ámbito escolar ésta puede caracterizarse por la

convergencia de múltiples lenguajes, de diferentes medios

de comunicación, de múltiples sentidos generados a partir

de la diversidad de saberes y de informaciones que circulan

en estos escenarios y en la institución escolar.

A partir esto la escuela debe aceptar activa-

mente que los jóvenes tienen otras competencias, otras for-

mas de comunicación y entendimiento del y con el mundo,

ya que no está separada de estos escenarios

infomediáticos más amplios. Los nuevos lenguajes que

propicia el uso tecnológico según Orozco (2004)

se generan en ambientes lúdicos y de entretenimiento y

gratificación.

La alfabetización en lenguajes audiovisual y del hiper-

texto es importante, ya que hoy la información que circula

y es susceptible de transformarse en saberes

se expresa en múltiples lenguajes a veces

diferentes a lo escrito. Los jóvenes poseen más habilidad y

sensibilidad para decodificar e interpretar la información

que circula por los medios masivos de comunicación y las

nuevas tecnologías de la información, pero quizá les faltan

competencias para asumirla críticamente y trabajarla com-

prensivamente.

Esta alfabetización digital no se refiere únicamente al

ejercicio decodificador, sino también a una resignifica-

ción de los presupuestos, los éticos y los sentidos últimos

(teleológicos) de las políticas públicas, de tal manera que

efectivamente los sistemas permitan generar entornos en

los cuales podamos construirnos como humanos en un

mundo justo y equitativo.

En esta formación mediada por la computadora

el joven aprende un manejo más

veloz del tiempo, el acortamiento de los espacios en el des-

cubrimiento de territorios virtuales,

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