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Apure-orinoco

yessik0052 de Junio de 2014

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INTRODUCCIÓN

Dentro del contexto del ámbito geohistórico, se abordará el eje Orinoco-Apure y su área de influencia geoeconómica como objeto de estudio de esta investigación.

Si bien es cierto el eje Orinoco-Apure requiere de varios lustros para su desarrollo. Es de resaltar su importancia estratégica y geoeconómica para seguir postergando su materialización pues no existe tal justificación. La puesta en marcha de este eje permitirá aprovechar los fabulosos recursos naturales y reducir los desequilibrios de la zona central del país, generados por su excesiva concentración de población urbana e industrial.

En otro sentido tanto el río Orinoco como el Apure representa, un bastión tanto en el sentido histórico, geográfico, estratégico, hídrico, comercial, fluvial y de otro tipo que se encuentran en este eje. De lo expuesto anteriormente quiero circunscribir o dar un bosquejo sobre la idea central objeto de estudio; momentos y situaciones sobre la problemática o posibles soluciones que pueda aportar el eje Orinoco – Apure y su área de influencia geoeconómica.

El eje Orinoco – Apure surge con el nombre de Plan Nacional de Desarrollo Regional durante el periodo (1973 – 1978), en el primer mandato del Señor Carlos Andrés Pérez, como Presidente de la República de Venezuela. Este promulga un decreto en La Grita "Estado Táchira" para el desarrollo del eje fluvial. En ese momento comienza este plan, auspiciado por el Ministerio del Ambiente de los Recursos Naturales Renovables y No Renovables (actual Ministerio del Ambiente) y la oficina Proyecto Orinoco – Apure.

En el mandato del Dr. Jaime Lusinchi, (1984 -1989), específicamente en el año 1986, cuando se da inicio a la apertura del ansiado proyecto del eje fluvial Orinoco – Apure, con más de 1150 Kilómetros, que comprende los estados; Apure, Barinas, Guárico, Anzoátegui y Bolívar con influencia directa hacia Portuguesa, Monagas y Delta Amacuro.

Este eje comienza con la creación por parte del Estado Venezolano de tres puertos fluviales: Guasdualito, Santo Luzardo, Puerto Nutrias, población del mismo nombre, ambos en el estado Barinas y el Puerto de San Fernando de Apure.

El eje Orinoco – Apure tiene como objetivo fundamental la estructuración de un eje de desarrollo en el área de influencia inmediata de los ríos Orinoco y Apure, a través de la identificación, promoción y ordenamiento de una serie de actividades productivas y sociales capaces de generar un significativo proceso de ocupación territorial y servicios.

Un esfuerzo de tal magnitud requiere de la definición de un ámbito geográfico donde se concentren esfuerzos, decisiones e inversiones de las diferentes actividades que sustentan los desarrollos planteados por el Gobierno Nacional. El eje Orinoco – Apure es retomado en el año 1999 por el actual Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, como un proyecto bandera para lograr la consolidación del desarrollo económico – social del país. Además, propone un Plan Nacional de Desarrollo Regional, Redes Ferroviarias, transporte acuático, marítimo y fluvial, sistema de ciudades desconcentradas, todo esto basado en el desarrollo de los ejes;: Occidental, Oriental y el eje Orinoco – Apure.

El área comprende en la actualidad buena parte de los estados Táchira, Barinas, Apure, Portuguesa, Cojedes, Guárico, Anzoátegui, Amazonas, Monagas, Bolívar, Delta Amacuro, Maracaibo y Nueva Esparta.

Su área de influencia inmediata comprende 30% del territorio nacional, de allí su trascendencia y alcance. Especialmente si se analiza que sólo contempla dos núcleos relativamente poblados, San Cristóbal y Ciudad Guayana.

El mencionado plan pretende la consolidación de un eje geoeconómico en la parte media y sur del país, promoviendo el aprovechamiento sostenido de su enorme potencial minero, agrícola, faunístico, pesquero, forestal, turístico y el desarrollo de la navegación fluvial, como factor vinculante de ese desarrollo. Se pretende lograr un sistema de conexión confiable y de bajo costo.

Según este eje fluvial, se conectará a la red carretera y ferroviaria existentes y proyectadas, conformándose así un sistema intermodal del transporte, integrando áreas económicamente complementarias y aprovechar las ventajas que pueda tener la navegación.

Esta red fluvial tiene una capacidad para el transporte comercial de carga, se estima en unos 5000 Km., desarrollados para la navegación oceánica; 1500 Km., para la navegación con sistema de gabarra-empujador y el resto para la navegación menor. Además de la conformación de industrias en la zona o áreas de influencia geoeconómica del eje esta es una de las razones de peso del Estado Venezolano para ejecutar dicho plan.

Por otra parte, los ríos Orinoco, Apure y Portuguesa constituyen ejes básicos de esta red fluvial que conectará al país en sentido este – oeste y sur – norte, complementando las economías regionales, estimulando la ocupación armónica del territorio, la conservación de los recursos, la consolidación de las poblaciones del área y fortalecimiento de la seguridad y defensa nacional.

La capacitación laboral de la población, garantía de seguridad, mejoramiento de la calidad de vida, recuperación de los ríos Orinoco y Apure, para convertirlos en una autopista fluvial e interconectada con la red ferroviaria y carreteras; además proporcionar las condiciones que hagan atractiva la zona a la pretendida desconcentración de la región centro – norte, son algunos de los objetivos específicos y generales del proyecto de desarrollo del Occidente y Sur del país, punto de partida del plan de reordenamiento territorial de la administración Chávez.

A este eje se le suman frases como las siguientes: "de la palabra a los hechos". Si este proyecto prospera la partida es la activación de Puerto Nutrias, en el estado Barinas, para convertirlo en el primer punto de negocio del polo territorial de centrooccidente y sur del país.

Por otra parte, los graves problemas de deterioro ecológico derivados de la intensa presión generada por la población para ocupar suelos de vocación agrícola; asentamientos humanos en zonas endorreicas y el congestionamiento urbano a lo largo del eje costero norte, entre otros problemas. Potenciación del proceso de urbanización en un número limitado de centros urbanos, con perspectivas de que surjan megápolis con grandes dificultades para su administración.

En otro ámbito la localización de los poderes públicos y del aparato productivo industrial y financiero en un perímetro geográfico reducido, con la consiguiente concentración de la riqueza y la consolidación de un patrón de asentamiento centro-periferia.

Red polarizada de transporte hacia la región capital que dificulta y encarece el intercambio entre las regiones periféricas.

Desequilibrios territoriales indeseables derivados de la existencia de extensas zonas despobladas en el centro del país y las zonas fronterizas más meridionales que no están integradas a la economía nacional.

Costos unitarios en ascenso y rendimiento francamente decreciente en la prestación de servicios públicos, debido a su sobre saturación. Dentro de este contexto de los servicios públicos se tiene el caso de los acueductos, derivados de los desequilibrios hidrológicos que presenta la región Centro – Norte – Costera.

Incluso estas últimas décadas se ha iniciado trasegar algunos ríos que forman parte del sistema Orinoco para el abastecimiento de las principales ciudades de la megápolis Caraqueña – Valenciana. En efecto, las fuentes de abastecimiento del área Metropolitana de Caracas que están constituidas por los embalses del Sistema Tuy y sus afluentes con Agua Fría, La Pereza, Lagartijo, Quebrada Seca, Ocumarito, La Mariposa, Macario, no dan abasto y tiene que ser apoyado fundamentalmente por el embalse Ingeniero Ernesto León, a pocos kilómetros de Camatagua, sobre el río Guárico que va a desembocar al Apure Orinoco. También se está trayendo agua del sistema Orinoco para el abastecimiento de otras ciudades como: Valencia, Maracay, y La

Victoria, mediante el acueducto regional del centro, situado sobre el río Pao.

Para hacer navegables los ríos Orinoco – Apure durante los 12 meses del año hay que conocerlo y generar las tecnologías adecuadas para poder transportar de extremo a extremo y no sólo en el periodo de lluvia los distintos productos, materia prima y ser utilizado para transporte de pasajeros.

Los ecologistas miran con cuidado el proyecto a la espera que sea para el provecho y no para la destrucción del magnífico ecosistema que es la orinoquía. Es preocupante que al realizar obras de ingeniería en el río para lograr la navegación durante todo el año, vaya a ocasionar un daño irreparable al entorno.

Desde otro punto de vista la base de que el desarrollo económico y social de un país no puede concebirse separado de su planificación territorial, pues ella determina, en buena medida, el auge de la actividad económica de las regiones.

En nuestro país la concepción de la planificación territorial ha estado ausente en el diseño de políticas públicas y ello ha generado un proceso de ocupación territorial con marcada tendencia hacia la concentración de población y de las actividades productivas en un número reducido de núcleos urbanos. Esto ha traído como consecuencia un marcado desequilibrio territorial que resta dinamismo a la provincia y crea significativos problemas sociales y ambientales en las principales ciudades. Estancamientos, migraciones, desempleo, marginalidad, pobreza, deterioro ambiental y criminalidad, son algunas

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