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Argumento Matalache

ayede21 de Junio de 2015

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CAPITULO I: UN FAVOR SIGNO DE LOS TIEMPOS

A eso de las cinco de la tarde se acerco a la hacienda de Juan Francisco don Baltasar Rejón de Meneses, este era conocido por traer noticias desde la ciudad de Lima hasta Piura, pero como don Juan Francisco era el ultimo en enterarse de las noticias, realizo la conversación con una noticia acerca de un pirata que había llegado desde Buenos Aires hasta el Callao, ya hacia varios meses atrás, pero don Baltasar le respondió que la actitud de su visita no fue tal sino un favor que su mujer le había pedido que este realice para una criada suya llamada Rita, don Juan no entendiendo el pedido, pidió la explicación del caso, este le dijo que en su Hacienda había un esclavo el cual es capaz de apechugar a todas las criadas de la ciudad. Don Juan sorprendido por el pedido y por la noticia, respondió que tenía entre sus esclavos un garañon llamado José Manuel, pero que este era mas reposado que inquieto. Pero don Baltasar respondió que este esclavo gozaba de su famita de macho fuerte que muchos quisieran tenerlo para si. Bueno respondiendo don Juan Francisco, accedió al pedido de don Baltasar, diciéndole que sus criados se encargarían de lo pedido.

CAPITULO II: LA TINA

La Tina era una hacienda, construida de adobe ladrillo y paja, en 1816 no parecía una casa para hecha para habitar, por mas que en ella vivía gente de buena condición. Los que construyeron no lo vieron con fines de vivienda sino con fines de industria. Posiblemente este fue lo que pensó su fundador, el licenciado don Cosme Ríos. De allí su fama de caserón sombrío, desmesurado, recio, que se encontraba alejado de la ciudad, solitario algo así como una interrogación para los que venían de afuera como un guardián para los que venían de adentro.

Este era un caserón al cual la industria había tomado para fabricar jabones y curtir pieles como para la venta de cuero, se dice que era un exilio porque para trabajar ahí se tenia que alejar de la cuidad, donde el trato feudal era mas acentuado donde el obrero era explotado, del que solo se sentía libre fuera de estos lugares que abundaban en Piura.

Don Juan Francisco recibió de su abuelo una fábrica maltrecha y desacreditada debido a que este no le había prestado la atención que merecía este negocio. Así pues solo llego a recibir una fabrica encerrada entre cuatro paredes, y entre el traspaso que se le dio, recibió una docena y media de esclavos, viejos en su mayor parte, dos de ellos medio bozales y sin cristianizar, pero al frente de todo este rebaño había un mulato de veintiocho años, exúbero de belleza juvenil, con vigor y flexibilidad de pantera javanesa y mirada soberbia y firme.

Don Juan Francisco se vio en la necesidad de sacar provecho por este deteriorado capital negro y hacerlo todo un evento productivo. Mas a pesar de los dilemas en que se puso don Juan Francisco, este ya había aceptado a don Baltasar que le traiga su criada y si su capataz la aceptaba por mujer, dejarla a esta al servicio de su hija, que pensaba traer a su lado muy pronto

CAPITULO III: UNA LLEGADA INTEMPESTIVA

Una noche casi de improviso llego una persona con una noticia acerca de sus familiares limeños donde le informaban sobre la próxima llegada de su hija llamada Maria Luz, la cual llegaba con una caravana bulliciosa como la de una procesión, no había pasado mucho rato cuando llego Maria Luz a la hacienda portando una carta, que su cuñada le escribiera, comunicándole que debido a la presencia de piratas en el Callao y la causa independista, hacían de Lima una ciudad caótica por la cual vieron conveniente enviarlo mas lejos de la ciudad.

Don Juan no quería que su hija se quedara en la hacienda pero tuvo que hacerla porque el lugar a donde este quería llevarlo se encontraba un poco destartalada. Solo días antes a la llegada de Maria Luz, Rita había sido mandada al yogamiento con todas las recomendaciones y formalidades del caso. Pero debido a la llegada de la hija del patrón este prohibió los apareamientos dentro de la casa.

Al día siguiente de lo ocurrido entre Rita y José Manuel, don Juan al cruzar el patio de la fábrica, notaba que los esclavos olvidados por un momento del respeto que le debían a su amo, parecían decirle solo con la mirada:

“¡Como se ha olvidado su merced de nosotros!, ¿Qué solo ese maldito de José Manuel es hombre?”. Solo días después llego la hija del patrón.

Don Francisco había resuelto que no ocurriese mas apareamientos por lo cual mando a uno de sus criados Antuco que le dijera a la negra Casilda que guardara a Rita hasta que el determinara otra cosa.

Pero con la llegada de su hija todo cambio, sus sentimientos paternales. De ahí en adelante solo tuvo dos pensamientos el de su hija y el trabajo. Su vida giraba en torno a estos dos ideales, que le trasmitía la belleza de su hija.

CAPITULO IV: EL SOL PIURANO

La tranquilidad del sol piurano no era más que un asolador para todos, este se elevaba en la mañana como un himno triunfal, al medio día cae como plomo sobre los seres y se prende de ellos como en un abrazo lujuriante y enervador, y en las tardes, se retira con la pompa y la majestad de un Rey, bajo un palio de celajes esplendentes, dejando tras de si, mucho después de haberse ocultado un halón de polvo de oro.

La tranquilidad que presentaba Maria Luz a la llegada no era mas que aparente, ella no estaba acostumbrada al encierro y enclaustramiento, como lo era aquel lugar, ella era una niña de cuidad acostumbrada al bullicio que en ella había, pero ahora en el caserón para ella parecía mas un secuestro. Solo el atardecer alegraba su espíritu, y así podía ocultarle su pesadumbre a su padre por esta especie de encierro.

Un día Maria Luz se encontraba asomada en su balcón sorprendió a un esclavo que la miraba con ojos negros ofídicos que la saludaron, esta no respondió el saludo y se retiró. Le preguntó a Casilda sobre quien era ese hombre, ella le respondió que era el capataz, que en la fabrica no se hacia cosa sin que se le consultase a ese negro chalá. Ella le respondió que es eso de chalá, la criada le respondió que los blancos de la hacienda lo preferían para sus esclavas. Que dices le increpo María Luz, lo que oye le respondió la criada, que su amo las mandaba para que este mulato las posea, para que las preñase y salgan mulatitos como José Manuel. De la misma manera fue traída de otra hacienda Rita, pero el amo prefirió que se quedara a su merced, le respondido Casilda. Maria luz indignada dijo que si hubiera sabido lo que pasaba no se hubiera quedado en la hacienda, pero Casilda le respondió, que ella era quien las preparaba, para que fueran mansitas a el, pero era solo hasta que antes de su llegada. Pero cuando su padre se entero que usted iba a llegar mando a Rita a su compañía hasta que llegara usted, y prohibió toda clase de apareamiento entre los esclavos.

CAPITULO V: UN PASEO POR LA FÁBRICA

Maria quería conocer la fabrica por eso mando a Casilda para que le dijera a José Manuel que la acompañare por las instalaciones. Cuando llego el negro Matalaché Casilda le menciono a su ama pero ella le respondió que es eso de Matalaché, la esclava le respondió que así le decían los esclavos.

Este le llevo por la curtiduría de pieles un lugar tan apestoso y lleno de mosca, que se apostaban en las pieles recién salidas y que no permitían hablar debido al miedo de que estas moscas se entraran a la boca, la niña Maria Luz pregunto como es posible que esta gente viviera así en estas condiciones, el mulato le respondido que era la costumbre. Luego pasaron por el depósito de charan que eran para el curtido de pieles, donde primero las pieles pasaban por el molino para luego echarlo en los noques. El negro le pregunto si quería ver como funcionaba el molino la niña le respondió que si, este con un silbato llamo a un negro casi chinpancesco, para que enganchara al mulo macho para que la ama lo viera funcionar. Este hizo lo que le ordenaron pero cada ves que hacia algo cantaba una canción como “cógela, cógela Jose Manue; mátala, mátala Matalaché”, “no te la coma tú solo pití, deja una alita siquiera pa mi”, cuando Casilda intervino diciendo que negro tan desvergonzado que no le valdría 25 azotazos en mal, cuando la niña le hizo callar, este esclavo respondió ¡soplate esa!, cuando la niña escucho esto se enfureció que dijo al esclavo que se callara sino iba a mandarlo a el dar vueltas en ves del mulo. El esclavo pidiendo perdón a su ama se arrodillo diciendo que ya no iba a seguir así. Prosiguiendo el paseo por la fábrica, pasaron por la pellejera llena de pieles separadas y clasificadas comercialmente. Pasaron luego por el patio donde estaban las tinas llenas de cera caliente. Y luego por un cuarto un poco oscuro que el negro no pudo responder pidiendo este retirarse, la niña un poco extrañada le respondió que si. Pero se quedo con la duda y le pregunto a Casilda de cómo se llamaba ese lugar esta le respondió que se llamaba Jesús Maria y José, esta extrañada por la respuesta, agrego como es la cosa de Jesús Maria Y José , ella le decía que ese lugar era el empreñadero donde el negro Matalaché, hacia el mandado de los amos.

CAPITULO VI: LA SIESTA

La siesta era entonces como lo sigue siendo para muchas familias piuranas una necesidad fisiológica como espiritual. Allí Maria luz desnuda en su habitación no descansaba ni dormía, lo que hacia era pensar en la sombría necesidad y el calenturiento meditar acerca de de lo que le había contado Casilda. Así de estas tardes de ensoñación y voluptuosos delirios Maria Luz salía vencida por el deseo naciente e inconfesable, que le gritaba desde aquella tarde del paseo por la fabrica

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