Autodependencia

Bucay, Jorge “El camino de la Autodependencia” Editorial del Nuevo Extremo S.A. Buenos Aires, Argentina, Editorial Océano de México S.A. de C.V., Colección Hojas de Ruta. 162 hojas

Presentación:

Este primer libro de la colección Hojas de Ruta representa bien su carácter: un conjunto de mapas que Jorge Bucay y sus pacientes han trazado en su búsqueda de la felicidad, y que ahora comparten con los lectores para que éstos encuentren la realización personal y la paz. En él damos el paso inicial del viaje, el encuentro con uno mismo. Una vez logrado éste podemos avanzar por nuevos senderos de la mano del autor:

El camino del Encuentro (del amor y del sexo con el otro).

El camino de las Lágrimas (de las pérdidas y los duelos).

El camino de la Felicidad (de la búsqueda del sentido).

Dedicatoria: A mi familia de origen, Chela, Elías y Cacho, gracias a quienes soy.

Índice: Hojas de ruta, (Introducción a la serie)…………………. 1

La alegoría del carruaje, (A modo de prefacio)………. 2

Situación, (Diferentes tipos de dependencia)…………. 4

Origen, (Historia de nuestra dependencia)……………. 5

Significado, (Acerca de la Autodependencia)…………. 16

Condición, (El propio amor)…………………………………. 23

Equipamiento, (Discriminación y recursos)……………. 36

Decisión, (La conquista de la autonomía)……………… 40

Pasaje, (Final del camino)…………………………………… 54

Notas……………………………………………………………….. 57

Hojas de ruta

Seguramente hay un rumbo

posiblemente

y de muchas maneras

personal y único.

Posiblemente haya un rumbo

seguramente

y de muchas maneras

el mismo para todos.

Hay un rumbo seguro

y de alguna manera posible.

De manera que habrá que encontrar ese rumbo y empezar a recorrerlo. Y posiblemente habrá que arrancar solo y sorprenderse al encontrar, más adelante en el camino, a todos los que seguramente van en la misma dirección.

Este rumbo último, último, solitario, personal y definitivo, sería bueno no olvidarlo, es nuestro puente hacia los demás, el único punto de conexión que nos une irremediablemente al mundo de lo que es. Llamemos al destino final como cada uno quiera; felicidad, autorrealización, elevación, iluminación, darse cuenta, paz, éxito, cima, o simplemente final… lo mismo da. Todos sabemos que llegar con bien allí es nuestro desafío.

Habrá quienes se pierdan en el trayecto y se condenen a llegar un poco tarde, y habrá también quienes encuentren un atajo y se transformen en expertos guías para los demás.

Algunos de estos guías me han enseñado que hay muchas formas de llegar, infinitos accesos, miles de manera, decenas de rutas que nos conducen por el rumbo correcto. Caminos que transitaremos uno por uno. Sin embargo, hay algunos caminos que forman parte de todas las rutas trazadas.

Caminos que no se pueden esquivar. Caminos que habrá que recorrer si uno pretende seguir.

Caminos donde aprenderemos lo que es imprescindible saber para acceder al último tramo.

Para mí estos caminos inevitables son cuatro:

1. El camino del encuentro definitivo con uno mismo, que yo llamo El camino de la Autodependencia.

2. El camino del encuentro con el otro, del amor y del sexo, que llamo El camino del Encuentro.

3. El camino de las pérdidas y de los duelos, que llamo El camino de las Lágrimas.

4. Y el camino de la completud y de la búsqueda del sentido, que llamo El camino de la Felicidad.

A lo largo de mi propio viaje he vivido consultando los apuntes que otros dejaron de sus viajes y he usado parte de mi tiempo en trazar mis propios mapas del recorrido. Mis mapas de estos cuatro caminos se constituyeron en estos años en hojas de ruta que me ayudaron a retomar el rumbo cada vez que me perdía.

Quizá estas Hojas de ruta puedan servir a algunos de los que, como yo, suelen perder el rumbo, y quizá, también, a aquellos que sean capaces de encontrar atajos. De todas maneras, el mapa nunca es el territorio y habrá que ir corrigiendo el recorrido cada vez que nuestra propia experiencia encuentre un error del cartógrafo. Sólo así llegaremos a la cima.

Ojalá nos encontremos allí.

Querrá decir que ustedes han llegado.

Querrá decir que lo conseguí también yo. Jorge Bucay

Volver al índice

La alegoría del carruaje.

Un día de octubre, una voz familiar en el teléfono me dice:

-Sal a la calle que hay un regalo para ti.

Entusiasmado, salgo a la vereda y me encuentro con el regalo. Es un precioso carruaje estacionado justo frente a la puerta de casa. Es de madera de nogal barnizada, tiene herrajes de bronce y lámparas de cerámica blanca, todo muy fino, muy elegante, muy “chic”. Abro la portezuela de la cabina y subo. Un asiento semicircular forrado en pana bordó y unos visillos de encaje blanco le dan un toque de realeza al cubículo. Me siento y me doy cuenta que todo está diseñado exclusivamente para mí, está calculado el largo de las piernas, el ancho del asiento, la altura del techo… todo es muy cómodo, y no hay lugar para nadie más.

Entonces miro por la ventana y veo “el paisaje”: de un lado el frente de mi casa, del otro el frente de la casa de mi vecino… y digo: “¡Qué maravilla

...