CENTROS DE FORMACIÓN TÉCNICA E INSTITUTOS PROFESSIONALES

CENTROS DE FORMACIÓN TÉCNICA E INSTITUTOS PROFESSIONALES

La estructura actual de la Educación Superior en nuestro país comprende un sector público conformado por la Universidades Públicas (estatales y privadas que pertenecen al CRUCH) y un sector privado que hoy totaliza 193 instituciones, de las cuales 142 corresponden a Centros de Formación Técnica (CFT) e Institutos Profesionales (IP).

Este conjunto de 142 CFT e IP’s constituyen todo el espectro de la Educación Técnica de Nivel Superior. Los cuales, en su inmensa mayoría, están

En su inmensa mayoría está conformado por inversionistas privados (salvo unos pocos CFT e IP formados por Universidades del sector tradicional) y operan en un mercado absolutamente desregulado, al no tener prohibición alguna de generar lucro, es decir, como en la mayoría de los mercados nacionales tienen una fuerte tendencia a la concentración. Inacap, Duoc, AIEP y Santo Tomás concrentran la mayor parte de la matrícula de este sector.

La  oferta académica consiste en carreras técnicas con duración de cuatro semestres y otorgan el título profesional de Técnico de Nivel Superior, sin embargo, la mayoría de ellas no califica para que el titulado pueda optar a la bonificación por título profesional que se otorga a los trabajadores fiscales.

Los jóvenes  que optan por estudiar en estas instituciones son aquellos que no rindieron  PSU o cuyo puntaje no les permite postular a carreras universitarias, y provienen de sectores vulnerados social y económicamente y de  liceos técnico-profesionales. También existe un importante número de trabajadores que tienen su enseñanza media completa y que entran a estos institutos con el deseo de lograr una mejor posición laboral, siendo ellos mismos quienes financian sus estudios y generalmente lo realizan en horarios vespertinos.

El Estado chileno, a diferencia de otros estados latinoamericanos,  se ha desentendido absolutamente de la gestión docente en este sector, dejando esta en manos de empresarios privados que han convertido esta función esencial para el desarrollo del país en un muy lucrativo negocio.

Legalmente tanto la supervisión como fiscalización de este sector recae en la División de Educación Superior del Mineduc. Claro es que , si esta División no alcanza a realizar una gestión fiscalizadora medianamente suficiente en las Universidades, menos lo hace en la Educación Técnica de Nivel Superior.

Por otra parte el “tipo” de profesional que a desean  a formar estas instituciones está inclinado a  los intereses de la clase empresarial, ya que en sus “Visiones” y “Misiones” estas instituciones proyectan valores como “competitividad”, “productividad”, “emprendimiento”, pero nada plantean en relación  con valores humanistas, de solidaridad, de compromiso con la sociedad, entre otros. De hecho, en la mayoría de estas instituciones no se permite la formación de federaciones ni centros estudiantiles, ni menos sindicatos de docentes y personal de apoyo.

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