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CONCENTRACIÓN DE LA TIERRA Y EL MONOPOLIO EN LA CUENCA DE MAJES POR EL GRUPO RODRIGUEZ BANDA

1405099 de Mayo de 2013

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Desde su aparición, hace unos 70 años aproximadamente, el Grupo Rodríguez Banda ha formado parte de un selecto grupo de comerciantes transportistas; para, luego, llegar a ser los primeros productores industriales de leche en nuestro país. A lo largo de estas últimas décadas, aprovecharon las políticas de Estado y el incremento de las utilidades empresariales para incrementar sus capitales, con los cuales pudieron adquirir no solo extensas áreas productivas ganaderas y agrícolas en Arequipa y el resto del Perú, Bolivia y Ecuador, sino que, además, concentraron, invirtiendo en Bolsa, la mayor cantidad de acciones de las principales empresas competidoras en el rubro de la producción láctea hasta controlar, cuasi monopólicamente, dicho mercado.

Esta gran concentración de la tierra y la producción láctea en el Perú ha traído consigo sucesivos problemas unos de gran connotación social: como el problema de los productores lecheros que durante el segundo gobierno del Dr. Alan García Pérez marcharon en protesta del bajo costo que les imponía la empresa Gloria a la leche que ellos vendían. Es claro afirmar que muchos de estos productores son campesinos independientes y comunales de las zonas rurales del interior del país; y es importante empezar a cuestionarse como los gobiernos han impulsado el desarrollo rural agrario en el Perú, cuál es el objetivo y hacia dónde vamos en desarrollo agrario. Sin duda, la existencia de monopolios de producción y concentración de tierras productivas, en este caso de la producción Láctea, limitan el desarrollo agrario y muchos productores individuales se ven imposibilitados de mirar más allá, puesto que existe un gran gigante monopólico llamado Grupo Rodríguez Banda (Gloria) que les limita las oportunidades e impide un libre mercado y, así mismo, el desarrollo social principalmente de las zonas rurales de nuestro país que lastimosamente han sido relegadas a un segundo plano por los gobiernos peruanos.

Introducción

Uno de los grandes fenómenos socioeconómicos que más se aprecian en el Perú, actualmente, es el de la concentración de la tierra; es decir, extensas áreas de tierra son adquiridas por un número reducido de propietarios, los cuales han logrado concentrarlas de forma tan hegemónica como en épocas previas a la reforma agraria. Dicho proceso, mediante el cual esta nueva oligarquía ha tomado forma, se ha gestado en un marco político-económico de reformas estructurales. Tal es el caso de la implantación de un modelo económico neoliberal y los correspondientes reajustes político-administrativos que para ella se requerían.

Si bien dicha reconcentración se ha dado de forma muy dispar a lo largo de nuestra geomorfología, es de interés para la elaboración de este trabajo monográfico la distinción de una de las tantas formas en que se llevó a cabo esta “concentración de la tierra” en manos de unos cuantos, aunque muy influyentes, propietarios de vastas hectáreas de terrenos dedicados a la agroindustria, principalmente, que generan cuantiosas ganancias no solo al poseedor de dicha tierra, sino también al Estado peruano. Nos referimos al caso del grupo Rodríguez Banda y a su peculiar procedimiento de ir monopolizando, en primer lugar, el comercio de leche para, después, tener bajo control toda la producción de los establos lecheros pertenecientes anteriormente a comunidades rurales autónomas.

Para entender este proceso histórico de concentración de la tierra por el grupo Rodríguez Banda, se detallará ampliamente sobre la situación de las comunidades campesinas productoras de leche antes de la reforma agraria en el departamento de Arequipa, por ser éste el lugar de nacimiento de dicho grupo de poder económico. De igual forma, se contrastará la relación interactiva que existía entre estas comunidades y la emergente empresa de transporte de carga pesada de Vito Rodríguez Banda.

A continuación, se ahondará en las formas, es decir, los métodos que empleó esta empresa, a través de su historia, para consolidarse como un monopolio activo, que logró concentrar y poseer exclusividad para el acopio de la leche de establos en todos los valles arequipeños. A su vez, este monopolio fue favorecido por las distintas políticas de Estado, como las reformas suscitadas en el marco de 1986 – 2011.

Así mismo, destacar la importancia que cumplen estas comunidades, sean autónomas, arrendatarias o subalternas de la empresa Gloria S.A. (Principal propiedad del Grupo Rodríguez Banda), es vital para esta investigación dado que, generalmente, se atribuye todo el mérito de la producción y procesamiento a esta empresa, menospreciando la real función que ejercen los campesinos y sus establos productores de leche.

Como se sabe, retomando un poco de historia, Arequipa cuenta con una ganadería vacuna orientada a la producción lechera desde principios del siglo XIX, cuya producción cobró un incremento significativo durante la primera guerra mundial. Pero es el 5 de febrero de 1941 que se da un paso importante ya que se constituyó la empresa Leche Gloria S.A., y es desde allí que esta empresa tuvo y sigue teniendo un rol importante en el desarrollo de la ganadería lechera de Arequipa. Por otro lado gracias a la cooperación holandesa, a finales de esa década se implementó un programa nacional de plantas lecheras, apoyado en asistencia técnica y mejora de forrajes para la región Arequipa.

Esto ha permitido que actualmente, la producción de leche en la región de Arequipa sea de 379 884 toneladas anuales, lo que representa 22.2 % de la producción nacional (1 705 718.7). Esta producción se concentra en la ruta del Loncco, en el valle de Majes, Polobaya y las zonas altas de la región.

En fin, es incuestionable que la producción de leche en los valles arequipeños se ha sostenido más allá de la presencia de la empresa Gloria y de su producción industrial de productos lácteos, y del papel de acopio que cumplieron los Rodríguez Banda en sus inicios como transportistas. Sin embargo, la situación actual – que se analizará en el último capítulo de la presente investigación – es bastante distinta, puesto que la mayoría de establos productores de leche fresca han ido perdiendo su autonomía y han pasado a ser dependientes, en su gran mayoría, del Grupo Gloria. Por ende, toda una larga tradición desarrollada desde hace cientos de años en estos valles arequipeños, para el consumo humano directo, mediante su distribución y comercialización por el interior del país, se puede ver interrumpida por la presencia de este monopolio que, si bien ha industrializado la producción láctea e, incluso, la exporta al resto de Sudamérica (generando cuantiosas ganancias para los Rodríguez Banda en desmedro de sus competidores), ha mermado, en cierta forma, las relaciones sociales de producción en cuanto a integración, cohesión y cooperación social existente entre las comunidades. El sacrificio sería irreparable si se destruyen las formas de integración comunal, causando un daño irreparable a la cultura y sociedad arequipeñas.

CAPITULO I

Los Rodríguez Banda y la Historia de la gloria de la leche

La historia de las comunidades ganaderas de leche en el Majes

El territorio que hoy lo conforma la región de Arequipa, desde tiempos prehispánicos, fue un espacio geográfico en el que sus habitantes se dedicaron a las actividades agrícolas. Así lo evidencian los restos arqueológicos (canales de regadío prehispánicos) y las crónicas de Martín de Murúa, en las que se hace mención a la etnia de los Yarabaya como labradores en estos valles productores de maíz, en especial, a la cuenca del Chili. Mientras que el Majes, siempre fue un valle semidesértico, con escasa vegetación cerca de las riberas y caracterizada por sus extensas pampas.

Tras establecimiento de los españoles en la región actual de Arequipa (15 de agosto de 1540, fundada como Villa de la Asunción de Nuestra Señora del Valle Hermoso de Arequipa), sus habitantes se dedicaron básicamente a la agricultura y al comercio.

Arequipa, durante mucho tiempo (Colonial y Republicano), se dedicará a la producción de algodón y de lana. Sin embargo, esta producción y comercio solo beneficiaba al sector del gran propietario hacendado en desmedro de la reducida cantidad producida por campesinos independientes. Por ende, el departamento de Arequipa, permanecerá en condiciones inferiores de desarrollo agrario y comercial, realizados durante siglos a mula y a caballo hasta finales del siglo XIX, cuando se construye el primer ferrocarril en la región.

Las condiciones comerciales y agrarias, aunado al carácter altamente mestizo de la población, de la región no permitieron que florezcan del todo las grandes propiedades latifundistas como en el resto del país. Dentro de esta diversidad cultural es de donde se conoce la labor ejercida por el chacarero arequipeño, un personaje único en su especie, pero brillante por su función productiva, por su carácter pujante, voluntarioso, creyente y humilde en las tierras agrícolas.

Gracias a esta idiosincrasia del chacarero arequipeño – también llamado characato –, gracias a su peculiar forma de organización, es que surge en 1916 la Sociedad Agrícola de Arequipa, y cuyas metas fue el impulso de la vocación ancestralmente agrarista del arequipeño. También, en 1917, se concreta la Federación de Asociaciones Agropecuarias del Sur del Perú, integrada por los departamentos del sur, cuyo objetivo fue la búsqueda da la reivindicación legítima del agro rural en el sur del país, sin llegar a tener mucho éxito.

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