CONSENSO EUROPEO

EL CONSENSO EUROPEO SOBRE DESARROLLO

Actualmente, la Cooperación Internacional se ha convertido en uno de los ejes fundamentales de la comunidad internacional, por medio del cual se busca dar cumplimiento al objetivo general de la Carta de la ONU (Agudelo, 2011) que se fundamenta en la búsqueda de la paz y la seguridad mundial, y asimismo fortalecer los objetivos específicos, tales como la promoción del desarrollo y los derechos humanos. En consecuencia, la evolución de la cooperación ha traído consigo el desarrollo de una serie de documentos que han sido radicados a partir de declaraciones conjuntas, vinculando de esta manera a los principales actores de la comunidad internacional. Es así, como la Declaración del Milenio permitió establecer una serie de objetivos claves que se llevarán a cabalidad si cada uno de los actores involucrados, en especial los países ricos adoptan la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) dentro de su PIB como una de sus prioridades en la búsqueda del desarrollo humano sostenible. Consecutivamente, se han desarrollado una serie de declaraciones dentro de las cuales cabe destacar el Consenso Europeo sobre Desarrollo (Diario Oficial de la Unión Europea, 2006) como una declaración ejecutada el 20 de diciembre de 2005 en conjunto con el Consejo, los Representantes de los Gobiernos de los Estados Miembros, el Parlamento Europeo y la Comisión sobre la política de desarrollo de la Unión Europea, gracias a la cual se definió por primera vez en la historia de la cooperacion, el contexto de principios comunes en el que la Unión Europea y los Estados miembros aplicarán sus respectivas políticas de desarrollo con un espíritu de complementariedad. De manera que el Consenso Europeo sobre Desarrollo trajó consigo un reto fundamental que acarrea a la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible a nivel global.

Se considera entonces que dicho consenso establece por primera vez una vision común en materia de cooperación internacional dentro de la Unión Europea, tanto a nivel de los Estados miembros como de la Comunidad. Consecuentemente, dicha visión instituye el objeto de la primera parte de la Declaración, mientras que la segunda define la Política de Desarrollo de la Comunidad Europea en aras de orientar tal visión a escala comunitaria y determinar de forma concreta las prioridades de ejecución y actuación (Diario Oficial de la Unión Europea, 2006).

Como se evidencia, los principales retos que conducen a la lucha contra la pobreza encuentran una mejor respuesta desde un marco de acción coordinado a escala internacional, la puesta en común de los esfuerzos realizados como lecciones aprendidas es la disposición de los países para mejorar su gestión a nivel nacional, instituida en que la cooperación para el desarrollo es una obligación compartida entre Estados miembros y la Comunidad Europea que requiere el establecimiento de políticas comunitarias en el ámbito de la cooperación para el desarrollo, complementaria a las políticas seguidas por los Estados miembros. En esta medida, “los países en desarrollo son los responsables principales de su propio desarrollo”, sin excluir la tutela y los compromisos adquiridos por parte de los Estados miembros y su Comisión frente a las responsabilidades de cada uno para incrementar la eficacia de la ayuda. Es indudable que la pobreza conforma una fuente de deslegitimación de los gobiernos y del sistema internacional. Acorde a esto, los países socios deben ser, desde luego, los protagonistas y beneficiarios de su propio desarrollo, sin embargo hay desafíos que sólo desde el ámbito de la cooperación internacional pueden alcanzar una adecuada solución (Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, 2009)

En primera medida, la visión de la UE del Desarrollo hace énfasis en el compromiso ésta hacia la erradicación de la pobreza, la prestación de más ayuda de mejor calidad y la implicación de los países receptores y donantes en este proceso. Es así, como la erradicación de la pobreza se convierte en el objetivo primordial de la UE, la cual engloba los objetivos complementarios, tales como la promoción de la buena gobernanza y el respeto de los derechos humanos, incluyendo el empeño en el cumplimiento y realización de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que de una u otra forma encierran el fomento y mejoramiento de las problemáticas actuales como la pobreza extrema y el hambre; la enseñanza primaria universal; la igualdad de género, la reducción de la mortalidad infantil; la mejora de la salud materna; el VIH/SIDA, el paludismo; la sostenibilidad del medio ambiente y la construcción de una asociación mundial para el desarrollo (Naciones Unidas, 2000). Indudablemente, el trabajo de la UE y la ONU en este caso es esencial, siempre y cuando se de una vinculación de los principios comunes y las actividades del Consenso Europeo, donde se hace preciso adoptar la implicación, asociación; el diálogo político; la participación de la sociedad civil como promotores de la democracia, la justicia social y los derechos humanos; la igualdad de género; y un compromiso continuo de prevenir la fragilidad de los Estados (Diario Oficial de la Unión Europea, 2006).

En este sentido, el mejoramiento de la calidad y eficacia de la ayuda es un reto para la UE, ya que esta se comprometió a incrementar los presupuestos a la ayuda hasta que los Estados miembros alcancen el 0,7 de la RNB para el 2015, con un objetivo colectivo intermedio del

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