Carmelita de las campanas

“Me llamo Carmelita, porque mi madre se llama Carmencita y sólo la conozco por fotos”

Carmelita de las Campanas, vivía en un lugar llamado  Las Campanas, ellos llegaron ahí después del terremoto del 1985, ya que sus casas que tenían en la colina se cayeron por ser de adobe y la Municipalidad los llevo a un lugar amplio, para que se acomodaran momentáneamente y una de las personas bautizó la “toma”, como Las Campanas.

En el lugar habían veinte familias y de apoco se fueron quedando, ya que, nunca llegó la ayuda que les ofreció el Alcalde, todos vivían al principio en carpas, pero con el tiempo le dieron mejoras (media agua como se llama hoy), es decir tiene lo básico como piso de tierra, fonolas y estaban colgados a la luz y no tenía agua, sino que venía un camión todos los días a dejar agua y habían tres caseta para el baño, había familias que se iban del lugar y llegaban otros (buenos y malos).

Carmelita vivía con su abuelita Rosa (ella se dedicaba al planchado en casas acomodadas) , su Tata Pedro (era jardinero) y su  gato Tomasito (quien escuchaba siempre a Carmelita).

Carmelita no tenía a su madre y sus abuelos nunca le comentaban de ella, porque decían que era muy pequeña para entender, tampoco sabía cuándo nació y quién era su padre.

Ella siempre acompañaba los sábados a su abuelita a la iglesia, ella era Católica y también acompañaba los domingos a su abuelo a la iglesia Evangélica, los dos tenían diferente religión y le inculcaban los valores de cada uno.

Carmelita también acompañaba a su abuelita a las casas donde ella planchaba, pero no todos eran simpáticos, a excepción de la Sra. Lucita, ella tenía una casa grande y con piscina y su hijo se llamaba Danielito, y ella siempre conversaba con él y su mamá le pedía a su abuelita que le diera permiso para jugar con él y a ella le encantaba hacer esa labor, él tenía un problema de salud y le costaba comunicarse.

Un día estando en casa de la Sra. Lucita hubo un temporal con truenos y relámpagos, se corto la luz y la abuelita no podía seguir planchando, por lo que  la patrona nos envió en un radio taxi a casa, el agua corría por todas partes y llegaron a casa y el abuelo estaba preocupado por la cantidad de agua que caía. Carmelita y su abuela comenzaron a hacer panqueques con manjar blanco y oraron dando gracias por lo que tenían y estar juntos.  Ese día también estaban asustados, porque el canal estaba por desbordarse y el agua caía por el techo.

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