Cartas A Quien Pretende Enseñar
susanabark17 de Octubre de 2011
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Cartas a quien pretende enseñar, Paulo Freire.
Cartas a quien pretende enseñar es un libro escrito por Freire. En él, Freire expone una serie de conexiones existentes entre los componentes de la educación.
Fueron varios los factores los que Freire utilizó como inspiración. Uno de ellos fue la etiqueta impuesta a las maestras en diferentes lugares como América Latina; se les nombraba tías. Esto para Freire era entre otras muchas cosas una desvalorización al trabajo profesional que realizaban las maestras.
El libro está compuesto por diez cartas en las que Freire con un lenguaje coloquial, simple y fácil, pretende establecer un diálogo con el maestro (el lector), no hablar del maestro, sino como bien lo dice hablar con él.
Así es como en la primera carta el autor nos sumerge en lo que enseñar, aprender, estudiar, comprender, escribir y leer conlleva. Cómo es que se pretende desasociar el aprender del enseñar, el estudiar del comprender, el escribir del leer, entre otras relaciones, Paulo Freire nos ilustra el porqué de estas pretensiones y la justificación de la relación innegable entre cada uno de los componentes.
En la segunda carta el autor nos describe un sentimiento natural del ser humano pero vivido en el papel de docente. Con un tacto perceptible pretende que aprendamos a manejar ese miedo y usarlo a favor.
Tercera carta. En este capítulo toma relevancia la crisis que existe en la educación, y no solamente pedagógicamente sino desde la política hasta la ética. Otro aspecto que aquí aparece es la imagen del maestro, es decir, todo lo que está presente como figura básica en la educación y que muchas veces pasa de ser figura básica a sólo un componente más.
En la cuarta y última carta que expondré en este corto ensayo, Freire nos habla de una serie de cualidades que el maestro debe poco a poco ir adquiriendo, para llevar a cabo una labor propia del quehacer docente. Nos habla de la humildad, amorosidad, valentía, tolerancia, decisión, seguridad, paciencia e impaciencia, alegría de vivir y parsimonia verbal.
Cada una de estas cualidades le permiten al docente fundamentar el porqué de su práctica y con esto lograr llevarla a cabo de manera consciente, coherente, lógica y humana.
Al continuar la lectura de las seis cartas restantes, poco a poco me fui percatando de que los temas tocados en cartas anteriores irían de la mano hasta el final del libro.
En la quinta carta, titulada “Primer día de clase”, Freire nos habla del miedo que puede presentarse dentro del maestro. Al inicio de ésta, el autor menciona que al escribir sobre estos temas no existe como objetivo el querer hablar de la verdad, sino de verdades que innegablemente existen, y lo que le permite plasmarlas es la experiencia en el ámbito educativo.
En la quinta carta menciona al maestro que adopta un disfraz autoritario con el afán de esconder sus miedos, estos miedos, dice Freire, son captados fácilmente por los alumnos. Por el contrario, si el maestro se muestra humilde, llegará a él la paz que necesita para controlar esos miedos.
También en este capítulo nos habla del poder que tiene el maestro para incitar la imaginación del alumno.
En la sexta carta, nos expone acerca de las relaciones entre alumnos y maestros. En este capítulo habla de la coherencia que debe existir en las palabras y actos de quienes enseñan, es decir, si el profesor habla de respeto deberá mostrar respeto para con sus alumnos y el resto de la gente, así su palabra tendrá coherencia con sus actos.
Habla también del contexto, tan hablado en Pedagogía. El tema de conocer el contexto y tomar en cuenta las diferencias se ha convertido para mí en obviedad, sin embargo, sé que lo que para mí es obvio para muchos otros no lo es, por esto el que Freire haya abordado el tema me pareció muy apropiado y básico.
Sin afán de quitar valor o importancia a los siguientes capítulos, puedo decir que en mi particular punto de vista las cartas de las que hablé anteriormente fueron las que más describen e ilustran muchas situaciones en el ámbito educativo.
Las siguientes cartas nos hablan de la relaciones existentes, no solo alumno- maestro, sino también con el resto de los pertenecientes a determinada institución, y entre muchas otras cuestiones, nos habla del poder que tiene el maestro para despertar en sus alumnos el hambre por el estudio, el conocimiento, el saber, y su tarea no es sólo transmitir conocimiento, sino que el estudiante sea el productor de ese conocimiento.
Carta 1:
Enseñar-aprender. Lectura del mundo-lectura de la palabra
El enseñar no existe sin el aprender. Estos van de la mano de manera tal que por un lado, quien enseña aprende porque reconoce un conocimiento antes aprendido y, por el otro, porque observando la manera como la curiosidad del alumno aprendiz trabaja para aprehender lo que se le está enseñando.
El aprendizaje del educador al educar se verifica mientras se encuentre disponible para repensar lo pensado y revisar sus posiciones.
El educador no puede aventurarse a enseñar sin la competencia necesaria para hacerlo. Esto no lo autoriza a enseñar lo que no sabe. La responsabilidad ética, política y profesional del educador le impone el deber de prepararse, de capacitarse, de graduarse antes de iniciar su actividad docente.
Estudiar es en primer lugar un quehacer crítico, creador, recreador, no importa si se hace por un cierto contenido que se ha sido propuesto por la escuela, o por curiosidad que viene por la necesidad de la propia reflexión. El acto de estudiar siempre implica el de leer.
Si en realidad estoy estudiando, estoy leyendo seriamente, no puedo pasar una página si no he conseguido alcanzar su significado con relativa claridad.
En la clase, se deben discutir las equivocaciones, los errores y los aciertos de los alumnos, des ocultándose entre ellos, la teoría que se encuentra en su práctica. Difícilmente se repiten los errores y las equivocaciones que se han cometido y que se analizan. Esto es la teoría emergía empapada de la práctica vivida.
Estudiar es des ocultar, es alcanzar la comprensión mas exacta del objeto, es percibir sus relaciones con los otros objetos. Implica que el estudioso se arriesgue, se aventure sin lo cual no crea ni recrea.
Es por eso también por lo que enseñar no puede ser un simple proceso de transferencia de conocimientos del educador al aprendiz. Transferencia mecánica de la que resulta la memorización mecánica. Al estudio critico corresponde una enseñanza igualmente critica que necesariamente requiere una forma critica de comprender y de realizar la lectura de la palabra y la lectura del mundo, la lectura del texto y la lectura del contexto.
La forma crítica de comprender y de realizar la lectura del texto y contexto no excluye ninguna de las dos formas de lenguaje o sintaxis. Nadie que lee, que estudia, tiene el derecho de abandonar la lectura de un texto como difícil, por el hecho de no haber entendido lo que significa alguna palabra.
El lector estudioso precisa de ciertos instrumentos: Diccionarios, manuales de conjugación de verbos, enciclopedias. Esto trae a colocación el problema del poder adquisitivo del estudiante y los maestros. Utilizar estas herramientas es un derecho que tienen todos los alumnos y maestros, le corresponde a las escuelas de hacerles posible la consulta, equipando con bibliotecas.
Como lectores no tenemos derecho a exigir que los escritores realicen su tarea explicando lo que quisieron decir con esto o con aquello. Ellos deben escribir de un modo simple, pero sin dar las cosas hechas y prontas.
También hay que dejar claro que existe una relación necesaria entre el nivel del contenido del libro y el nivel de capacitación actual del lector.
Al aprender a leer nos preparamos para escribir el habla que socialmente construimos. En las culturas letradas, si no se sabe leer ni escribir no se puede estudiar, tratar de conocer, aprender la sustantividad del objeto, reconocer críticamente la razón de ser del objeto.
Si estudiar no fuese una carga para nosotros, si leer no fuese una obligación que hay que cumplir, tendríamos índice que revelarían una mejor calidad en nuestra educación.
Carta 2
No permita que el miedo a la dificultad lo paralice
Se dice que alguna cosa es difícil cuando el hecho de enfrentarla u ocuparse de ella se convierte en algo penoso, cuando presenta algún obstáculo. Siempre existe una relación entre el miedo y la dificultad. Además existe otro elemento constitutivo que es el sentimiento de inseguridad del sujeto temeroso.
Frente al miedo es preciso que primeramente nos aseguremos con objetividad de la existencia de las razones que nos lo provocan. En la segunda instancia, las comparemos con la posibilidad de que disponemos para enfrentarlas con probabilidades de éxito. Y por último, que podemos hacer para volvernos mas capaces de hacerlo mañana.
La dificultad esta siempre relacionada con la capacidad de respuesta del sujeto. El pánico es el estado de espíritu que paraliza al sujeto frente a un desafío. El miedo paralizante que nos vence aun antes de intentar, más enérgicamente, la comprensión del texto.
Uno de los errores mas terribles que podemos cometer mientras estudiamos, como alumnos o maestros, es retroceder frente al primer obstáculo con que nos enfrentamos. Estudiar implica la formación de una disciplina rigurosa que forjamos en nosotros mismo. O nos adherimos al estudio como
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