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Cloud computing

El cloud computing es una tecnología que se ha venido popularizando en los últimos años para poder así ofrecer distintos servicios en la “nube”, estos servicios pueden ser diversos y abarcan campos como software, plataforma, estructura, entre otros. Esta tecnología tiene sus comienzos alrededor de los años 60 pero los límites del ancho de banda del momento no permitían que esta tecnología se desarrollara de manera eficaz y entre los principales pioneros del cloud computing moderno podemos encontrar empresas como Google, Amazon AWS y Microsoft. Uno de los hitos más importantes se dio en el 2009 cuando Google comenzó a brindar servicios en la nube a través del navegador, tales como Google Apps.

Algunas de las características de este servicio son:

• Agilidad: Capacidad de mejora para ofrecer recursos tecnológicos al usuario por parte del proveedor.

• Coste: Los costos se ven reducidos al convertir los gastos de capital en gastos de funcionamiento y reduce barreras de entrada, ya que la infraestructura se proporciona generalmente por una tercera parte y no tiene que ser adquirida para ser usada solo una vez o tareas intensivas que no se ejecutan de manera frecuente.
• Escalabilidad y elasticidad: Aprovisionamiento de recursos sobre una base de autoservicio en casi en tiempo real, sin que los usuarios necesiten cargas de alta duración.

Permite a los usuarios acceder a los sistemas utilizando un navegador web, independientemente de su ubicación o del dispositivo que. La tecnología de virtualización permite compartir servidores y dispositivos de almacenamiento y una mayor utilización y las aplicaciones pueden ser fácilmente migradas de un servidor físico a otro.

• Rendimiento: Los sistemas en la nube controlan y optimizan el uso de los recursos de manera automática, dicha característica permite un seguimiento, control y notificación del mismo. Esta capacidad aporta transparencia tanto para el consumidor o el proveedor de servicio.

• Seguridad: Puede mejorar debido a la centralización de los datos. La seguridad es usualmente buena o incluso mejor que otros sistemas tradicionales, en parte porque los proveedores son capaces de dedicar recursos a la solución de los problemas de seguridad que muchos clientes no pueden permitirse el lujo de abordar.

• Mantenimiento: Las aplicaciones de computación en la nube es más sencillo, ya que no necesitan ser instalados en el ordenador de cada usuario y se puede acceder desde diferentes lugares.

Existen varios beneficios en el uso del cloud computing, la Integración de servicios red permite que esta tecnología se pueda integrar con mucha mayor facilidad y rapidez con el resto de las aplicaciones empresariales, ya sean desarrolladas de manera interna o externa. La prestación de servicios a nivel mundial proporciona mayor capacidad de adaptación, recuperación completa de pérdida de datos y reducción al mínimo de los tiempos de inactividad.

Una infraestructura 100% de cloud computing permite al proveedor de contenidos o servicios en la nube prescindir de instalar cualquier tipo de software, ya que éste es provisto por el proveedor de la infraestructura o la plataforma en la nube y esto es un gran beneficio para negocios o empresas que quieran comenzar en el mercado sin hacer una gran inversión por equipos y software. Permite también la implementación más rápida y con menos riesgos y suelen estar disponibles en cuestión de días u horas en lugar de semanas o meses.

Otra ventaja es que las actualizaciones automáticas no afectan negativamente a los recursos de TI ya que, en un ambiente normal, al actualizar a la última versión de las aplicaciones, el usuario se ve obligado a dedicar tiempo y recursos para volver a personalizar e integrar la aplicación, por otro lado con cloud computing no hay que decidir entre actualizar y conservar el trabajo, dado que esas personalizaciones e integraciones se conservan automáticamente durante la actualización.

Contribuye al uso eficiente de la energía puesto que en una infraestructura de datacenter tradicional, los servidores consumen mucha más energía de la requerida realmente. En cambio, en las nubes, la energía consumida es sólo la necesaria, reduciendo notablemente el desperdicio.

También podemos encontrar algunas desventajas del uso de dicha tecnología, por ejemplo, la centralización de las aplicaciones y el almacenamiento de los datos origina una interdependencia de los proveedores de servicios y la disponibilidad de las aplicaciones está sujeta a la disponibilidad de acceso a Internet.

Otro punto importante son los datos "sensibles" del negocio, al no residir en las instalaciones de las empresas podría generar un contexto de alta vulnerabilidad para la sustracción o robo de información, por lo tanto la confiabilidad de los servicios depende de la "salud" tecnológica y financiera de los proveedores de servicios en nube.

Si queremos tener disponibilidad de servicios altamente especializados, esto podría tardar meses o incluso años para que sean factibles de ser desplegados en la red. La madurez funcional de las aplicaciones hace que continuamente estén modificando sus interfaces, por lo cual la curva de aprendizaje en empresas de orientación no tecnológica crea unas pendientes significativas, así como su consumo automático por aplicaciones.

Aún en tema de seguridad, La información de la empresa debe recorrer diferentes nodos para llegar a su destino, cada uno de ellos son un foco de inseguridad. Si se utilizan protocolos seguros, HTTPS por ejemplo, la velocidad total disminuye debido a la sobrecarga que éstos requieren.

Es importante tener en cuenta la escalabilidad a largo plazo, por ejemplo, si más usuarios empiecen a compartir la infraestructura de la nube, la sobrecarga en los servidores de los proveedores aumentará, si la empresa no posee un esquema de crecimiento óptimo puede llevar a degradaciones en el servicio. Además, existe el problema de la privacidad ya que la información queda expuesta a terceros que pueden copiarla o acceder a ella.

Existen, como vimos antes, varios tipos de servicios que pueden ser brindados en la nube y los principales son:

Software como servicio

El software como servicio (o SaaS por sus siglas en inglés) se encuentra en la capa más alta y caracteriza una aplicación completa ofrecida como un servicio, por demanda, vía “multitenencia” que significa una sola instancia del software que corre en la infraestructura del proveedor pero sirve a múltiples organizaciones de clientes. Las aplicaciones que suministran este modelo de servicio son accesibles a través de un navegador web o de cualquier aplicación diseñada para tal efecto y el usuario no tiene control sobre ellas, aunque en algunos casos se le permite realizar algunas configuraciones. Esto le elimina la necesidad al cliente de instalar la aplicación en sus propios computadores, evitando asumir los costos de soporte y el mantenimiento de hardware y software.

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