Complejidad

El aseverar de manera categórica que en la sociedad post industrial el problema ambiental se presenta como un imperativo histórico al que se le debe dar solución o estaríamos frente a la inminente extinción, nos remite a interpretar que estamos frente a un progreso tecnológico pero un estancamiento o retroceso ambiental muy importante, en palabras del autor.

La divergencia radica en la percepción de evolución humana y avance tecnológico y la abrupta ruptura entre un concepto y otro, diferenciarlo pareciera ser sencillo pero consta de un trabajo consensado, ya que muchas veces de manera inconsciente y peor aun consciente anteponemos la comodidad ante la conciencia ambiental. Actualmente de manera mediática se buscan formas de “solucionar” o contrarrestar las inconveniencias que el mismo progreso tecnológico ocasiona en la armonía ambiental.

Hasta hace algunos años, la problemática ambiental era abordada desde disciplinas de conocimiento que no acostumbraban comunicarse entre si (multidisciplinariedad), pero que cuando decidieron articular temas y objetivos comunes, lograron dar respuesta a algunos de los retos más urgentes del tema, como la creación de fuentes de energía alterna, el desarrollo sustentable o la arquitectura bioclimática (interdisciplinariedad) sin embargo, esto no ha sido suficiente.

Desde la perspectiva de Morín, las parcelas del conocimiento, como las conocemos hoy en día, tienen que ser repensadas para trascender todo lo que es conocido hoy pero no ha dado respuestas a la problemática ambiental (transdisciplinariedad).

No es fortuito que Enrique Leff afirme que la crisis ambiental es también una crisis del conocimiento, pues interpela las disciplinas en las que el hombre ha dividido al mismo para su estudio y asume que no hay tales, solamente saberes rigurosos que articulados para responder a las necesidades de un entorno cambiante y contingente.

Y es precisamente en el campo de la educación ambiental donde es posible abordar la complejidad que Morín señala para tratar los temas que han producido lo que denominamos “campos emergentes”, porque los puntos en común propios de cada disciplina, dependen de la imaginación del estudiante, maestro o investigador

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