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Comunicación Masiva

Blanca727 de Enero de 2013

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LA COMUNICACIÓN, ¿CIENCIA U OBJETO DE ESTUDIO? APUNTES PARA EL DEBATE

HMarta Rizo GarcíaH Universidad Autónoma de la Ciudad de México (México) Hmrizog@yahoo.comH

¿Es la comunicación una ciencia? ¿Es la comunicación un objeto de estudio? ¿Es ambas cosas a la vez? Estas preguntas, entre otras, guían las reflexiones presentadas en este artículo. El trabajo parte de considerar que la Comunicación ha sido vista tradicionalmente, a lo largo de su historia como campo del saber, como objeto de estudio susceptible de ser mirado desde disciplinas muy diversas, tales como la Sociología, la Psicología y la Antropología, por citar algunas. Por otra parte, se considera necesario establecer algunos elementos que permitan debatir en torno a si la Comunicación puede ser concebida como una ciencia, como una disciplina autónoma. Para reflexionar sobre el primer asunto se plantean algunas distinciones básicas entre la comunicación mediada, la comunicación interpersonal y la comunicación como configuradora de nuevas realidades estructurales. Para abrir el debate en torno a la Comunicación como ciencia, se presenta una revisión histórica de las disciplinas que han conformado el pensamiento comunicacional, por un lado, y se apuntan los elementos básicos que debiera contener la ciencia de la comunicación, sus objetos de estudio, sus categorías y conceptos básicos e, incluso, sus estrategias metodológicas específicas. En este punto, se parte de un enfoque socio-fenomenológico que permite hablar de la Comunicología como Ciencia General de las Relaciones e Interacciones Sociales.

Palabras clave: la comunicación como ciencia, campo de estudio de la comunicación, Comunicología.

1. Comunicación y Ciencia

Hablar de ciencia de la comunicación, en singular, implica tener total claridad en torno a lo que se entiende por comunicación, un término polisémico que ha dado lugar a múltiples definiciones. El sentido común del campo académico asume que la comunicación es el objeto de estudio de las ciencias de la comunicación, de aquellas aproximaciones teóricas que se han interesado por la comunicación, sobre todo por los medios de difusión masiva, y han generadodatos empíricos sobre alguna de las aristas que componen el fenómeno comunicativo. Se aprecia un enfoque primordialmente sociológico en el abordaje de la comunicación desde el campo académico de la comunicación; un enfoque que continúa viendo a la comunicación desde estructuras conceptuales de la sociología y no de la ciencia que debería cobijar estos trabajos, la Comunicología.

Por tanto, se asume como necesario que la Comunicación, como ciencia, “llegue a encontrar un campo de reflexión propio, dimensionado, que no tenga que recurrir a explicaciones externas, sino que genere sus propios términos explicativos” (Montes, 1983: 15). Pero, ¿cómo se puede demostrar la existencia de la ciencia de la comunicación? Existen algunas tendencias a considerar que tal y como está planteada, la existencia de la ciencia de la comunicación es indemostrable, pero el hecho de no poder demostrar su existencia no implica su inexistencia. Moreno (2008) presenta algunas ideas para argumentar que no es posible demostrar la existencia de una Ciencia de la Comunicación. “La existencia de una ciencia de la comunicación es indemostrable –en términos lógicos– como consecuencia natural de las limitaciones formales inherentes a cualquier planteamiento teórico de ella, al que se le quiera dar un carácter absolutista, en el sentido de caer en la falacia de que ya se tiene una teoría totalmente acabada” (Moreno, 2008). Ciertamente, es difícil hablar de una teoría completamente acabada sobre la comunicación, pero, ¿ello implica que sea imposible hablar de una ciencia de la comunicación? La misma autora comenta que no es posible buscar fundamentos definitivos y absolutos del conocimiento científico. Cualquier teoría que se pretenda, en cualquier área de conocimiento, siempre será insuficiente, inacabada, no responderá a todas las interrogantes que se pueden hacer al respecto. “El ideal de una teoría plenamente acabada de la comunicación es una verdadera utopía” (Moreno, 2008). Pese a compartir en cierto modo dicha afirmación, sí es posible construir una ciencia general de la comunicación, la Comunicología; o quizás únicamente sea posible hablar de una teoría general de la comunicación que permita establecer de forma clara qué estudia la comunicación, a partir de qué conceptos y categorías y con base en qué tesis principales.

Pese al crecimiento del campo académico, la comunicación no ha alcanzado la madurez y estabilidad de otras disciplinas científicas. Ello se debe, en parte, a la insuficiente fundamentación teórica de la comunicación. Además, la teoría de la comunicación debe librarse de dos viejos lastres (Moreno, 2008): la indefinición de su objeto de estudio –“todo es comunicación”– y la identificación con la comunicación de masas. Otra forma de expresar este problema lo encontramos en la afirmación de Jesús Galindo (2005: 10): “tenemos comunicólogos pero no tenemos Comunicología”. Lo anterior se inserta en el debate en torno a la distinción de la comunicación como campo profesional, por un lado, y como campo de conocimiento científico, por el otro. Así entonces, parte del problema de la indefinición de la comunicación como campo científico es producto, también, de que la comunicación surgió primero de la profesión para luego trasladarse problemáticamente al campo de lo científico.

Lo anterior va acompañado de la escasa claridad en la delimitación del objeto de estudio de la comunicación como campo científico. “Si el campo comunicacional no crea su propio objeto y método, su propia epistemología, estará destinado a la marginación institucional” (Olmedo, 2007: 3). En la misma línea, Torrico (2004) afirma que “la de la comunicación es un área particularmente afectada por ese síndrome de lo light, esa vacuidad, debido en especial al tipo de demanda coyuntural comercial”. Para el autor, el objeto de la comunicación es “el proceso social de producción, circulación mediada, intercambio desigual, intelección y uso de significaciones y sentidos culturalmente situados” (Torrico, 2004).

2. Diversidad y confusión en torno a la comunicación como objeto de estudio

La comunicación es una práctica cotidiana que todos experimentamos cotidianamente. La reflexión sobre la comunicación es otro asunto. Ver a la comunicación como una actividad social es muy diferente a verla como objeto de estudio científico. Según Montes (1983: 15), “la comunicación es un fenómeno complejo, ya que es un hecho social; pero es también una categoría que tiene que ser elaborada teóricamente y definirse como proceso con elementos, estructura, relaciones, dinámica”.

De entre las múltiples definiciones de la comunicación, se considera fundamental la que concibe a la comunicación como el proceso básico para la HconstrucciónH de la vida en HsociedadH, como mecanismo activador del HdiálogoH y la convivencia entre sujetos sociales. Por ejemplo, Moreno (2008) afirma que en lugar de entender a la comunicación como mero

En sus acepciones más antiguas, el término comunicación hacía referencia a la comunión, la

unión, la puesta en relación y el compartir algo. Esta definición, sin duda alguna, se aleja del

asociar la comunicación casi automáticamente a la transmisión de información a través de un

vehículo técnico: los medios masivos. Si las primeras definiciones de comunicación apuntaban

a esa dimensión más interpersonal, más relacional, en la actualidad parece que estas

aproximaciones quedaron atrás y no son casi tomadas en cuenta en la reflexión

comunicológica.

Es sabido que la comunicación puede entenderse como la interacción mediante la que gran

parte de los seres vivos acoplan sus conductas frente al entorno. También se ha concebido a la

comunicación como el propio HsistemaH de transmisión de mensajes o informaciones, entre

personas físicas o sociales, o de una de éstas a una HpoblaciónH, a través de medios

personalizados o de masas, mediante un HcódigoH de HsignosH también convenido o fijado de

forma arbitraria. Y más aún, el concepto de comunicación también comprende al sector

económico que aglutina las HindustriasH de la información, de la HpublicidadH, y de HserviciosH de

comunicación no publicitaria para HempresasH e HinstitucionesH. Estas tres acepciones son sólo

una pequeña muestra de la gran diversidad de definiciones que existen sobre la comunicación.

De entre las múltiples definiciones de la comunicación, se considera fundamental la que concibe a la comunicación como el proceso básico para la HconstrucciónH de la vida en HsociedadH, como mecanismo activador del HdiálogoH y la convivencia entre sujetos sociales. Por ejemplo, Moreno (2008) afirma que en lugar de entender a la comunicación como mero contacto, podemos considerarla como una relación en la que se comparten contenidos cognoscitivos, es decir, la comunicación exige una acción que tenga como finalidad significar. Por su parte, Benoit (2002) considera que un acto de comunicar entre dos personas es completo cuando éstas entienden el mismo signo del mismo modo. En un sentido similar tenemos la definición propuesta por West y Turner (2005), para quienes la comunicación es un proceso social en el que los individuos utilizan símbolos para establecer e interpretar el significado de su entorno. Por último, rescatamos la distinción conceptual entre interacción y comunicación planteada

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