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Conocmiento Del Medio Social


Enviado por   •  5 de Diciembre de 2013  •  3.658 Palabras (15 Páginas)  •  330 Visitas

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LA EXPLORACIÓN DEL MUNDO SOCIAL

DELVAL JUAN

El niño no sólo empieza a establecer relaciones con las personas de su entorno, interaccionando con ellos, sino que, de la misma manera que explora el mundo físico, empieza a explorar el mundo social. Nos quedan todavía muchas cosas por descubrir acerca de cómo se produce esa exploración desde los primeros meses.

El estudio de Dunn muestra claramente cómo el niño durante el segundo año de vida empieza a experimentar con las situaciones sociales. Sabemos bien por los trabajos sobre el desarrollo de la inteligencia que el niño experimenta con el mundo físico, examina las cualidades de los objetos, pone a prueba sus conjeturas, todavía de carácter práctico acerca de las cosas, y descubre las propiedades de los cuerpos. Sabíamos menos, en cambio, sobre cómo examina también las propiedades del mundo social.

Las relaciones con otros niños

Un aspecto muy importante del desarrollo social lo constituyen las relaciones que se establecen con los otros. Durante los comienzos de la vida los adultos, y los padres en particular, son componentes esenciales de nuestra existencia. Pero a medida que va creciendo el ámbito de relaciones se amplía. Y hermanos, amigos y otros adultos empiezan a desempeñar un papel cada vez más importante, que terminará por primar sobre los progenitores. Al fin y al cabo la vida de cada uno va a transcurrir sobre todo con los coetáneos, y luego con los más jóvenes, mientras que los mayores van teniendo un papel cada vez menor.

Sin duda, la madre desempeña un papel único en las primeras etapas del desarrollo y las conductas maternales han sido cuidadosamente seleccionadas, ya que hacen posible y facilitan la supervivencia de las crías. Pero pasado un cierto período, el animal joven y el ser humano necesitan empezar a relacionarse con otros individuos ampliándose así el ámbito de las relaciones sociales. El establecimiento de relaciones con otros individuos hace posible la independencia de la cría y su desarrollo social, el que empiece a ocupar un papel propio dentro del grupo, y que comience a relacionarse con los individuos con los que tendrá que convivir a lo largo de su vida. Por otra parte, las relaciones con los compañeros de edad son o pueden ser mucho más simétricas que con los progenitores.

Uno de los factores del éxito de la especie humana es su capacidad para cooperar con los otros, para hacer cosas conjuntamente, y eso supone el desarrollo de habilidades complejas, en particular la de poder ponerse en el punto de vista del otro. Es normal que se favorezca durante el desarrollo la aparición de conductas de relación y cooperación. Lo que sucede es que ese intercambio debe producirse en los momentos y en las formas adecuadas, es decir, cuando resulta fructífero. Tiene que haber una perfecta sincronización con el desarrollo de las capacidades físicas, motoras, perceptivas y cognitivas. Mientras el niño tenga capacidades muy reducidas, el contacto con los otros sirve de poco y por eso no tiene interés durante los primeros meses. Tiene que llegar cuando el niño empiece a ser capaz de interaccionar con otros que tienen recursos tan limitados como él.

Las relaciones de amistad

En los niños observamos a partir del primar año un interés por otros niños y pronto esas relaciones llegan a convertirse en una necesidad. Desde los dos o tres años, los niños necesitan estar en contacto con otros niños y lo exigen. El contacto permanente con los adultos, sobre todo si éstos no están pendientes de ellos, les aburre y necesitan compañeros con los que jugar.

Las relaciones de los niños con los adultos tienen un carácter muy distinto de las relaciones de los niños entre sí. Los adultos son mucho más tolerantes, sobre todo hacia los más pequeños, y establecen siempre una relación desigual, mientras que con otros niños el sujeto se ve obligado a establecer una relación más simétrica, a competir y a colaborar en el mismo plano. Probablemente el desarrollo de la independencia requiere el contacto con otros individuos iguales. De los otros niños se aprenden infinidad de cosas durante la infancia que no se podrían aprender manteniendo contacto exclusivo con los adultos.

Pero la actividad social tiene necesariamente que variar mucho en las distintas etapas, de acuerdo con el desarrollo de las capacidades de los niños, de tal forma que hay una prodigiosa temporalización. La capacidad cognitiva va haciendo posible distintas formas de interacción: tener en cuenta las necesidades de los otros, anticipar sus respuestas, responder a su interés, ser capaz de ponerse en su punto de vista, pero también como resultado de esas interacciones se va favoreciendo el desarrollo de las capacidades necesarias en cada momento.

Durante los primeros meses los niños no parecen manifestar un interés específico por otros niños de su misma edad, y los primeros contactos no son muy específicos. Esto parece ir contra la idea de que existen capacidades innatas de tipo social, pues los niños no manifiestan diferencias en su interacción con objetos físicos o sociales.

Así pues, a lo largo del segundo año, la conducta del niño se va haciendo cada vez más social, adaptando la conducta hacia los otros y muchas veces manifestando también signos de agresión, pero que empieza a tener ya un carácter de agresión social y no como las conductas que describíamos inicialmente que son, simplemente, formas de exploración, quizá poco hábiles de los objetos. Los niños, por ejemplo, se quitan unos a otros los juguetes, compitiendo con el otro, pero conscientes ya de que el juguete lo tiene otro niño. Aunque son todavía bastante insensibles hacia los estados de los otros, sobre todo cuando les dominan sus propias necesidades, son, sin embargo, capaces también de algunas actividades que nos sorprenden. Como señala Rubin, el niño adquiere un conocimiento muy distinto con los otros que con los objetos físicos, ya que los otros tienen un comportamiento más imprevisible que los objetos. Pero el conocimiento de los otros hay que adquirirlo de forma semejante a como se adquiere el conocimiento del mundo físico, es decir, experimentando las resistencias que ofrecen a la acción propia. Gracias a esa experimentación se descubren los caracteres propios de los seres humanos.

Durante el segundo año, las relaciones sociales aumentan, pero generalmente están limitadas a dos niños y hay pocas relaciones en grupo, que son todavía más complejas. Pronto empiezan a aparecer actividades recíprocas en las que uno da y el otro recibe, o en las que uno tira una pelota y el otro la recoge, cambiando a continuación los turnos, o uno persigue a otro alternándose;

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