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Corrientes criminológicas


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2022  •  Documentos de Investigación  •  1.236 Palabras (5 Páginas)  •  30 Visitas

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LICENCIATURA EN DERECHO Y CIENCIAS POLICIALES.

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Corrientes criminológicas.

A Quinney. El control penal y el estado.

Lic. Alejandra Cedillo.

Javier Edmundo Salas García.

Primer semestre.

23 de septiembre de 2021.

Richard Quinney es uno de esos sociólogos norteamericanos que no ha podido soportar la brecha entre el mundo académico de la sociología y la realidad social en que la ha tocado vivir. De ahí que se pueda evidenciar en su evolución intelectual una creciente radicalización.

Su interés primordial ha sido siempre la criminología, siendo autor de múltiples obras importantes. Pero a lo largo de su vida constatamos una evolución muy marcada.

El propio titulo de su última obra refleja su contenido: "Crítica del Orden Legal, el Control del Delito en la Sociedad Capitalista" (como lo podríamos traducir).

"Una Filosofía Crítica del Orden Legal"

Donde Quinney examina las diferentes filosofías legales existentes: la forma positivista, la forma que denomina del Construccionismo Social, la forma fenomenológica, y por último la forma Crítica con la cual se identifica. Para Quinney todas las formas de pensamiento analizadas, salvo la crítica, le han impedido al ser humano entender el orden legal y han servido sólo "para oprimir, manipular y controlar a los seres humanos como si fueran objetos ... ", "los positivistas han considerado a la ley como un mecanismo natural, los construccionistas sociales la han considerado de manera relativa como una de las conveniencias del hombre; e incluso los fenomenólogos, aunque examinen supuestos subyacentes, han contribuido poco a ofrecer una existencia alternativa. Debemos concluir que nuestra manera de pensar es inapropiada e inadecuada"

El Conocimiento y el Orden

está dedicada a examinar cómo oprime el conocimiento, y cómo éste sirve al orden establecido. En este sentido, sostiene que el teórico social ha estado preocupado fundamentalmente por buscar el orden y legitimizar la autoridad existente. Le dedica un cierto espacio a examinar la Sociología del Derecho para criticar sus supuestos básicos que confirman el orden legal existente por dedicarse, según el autor, sólo a la ley en acción. Lo mismo hace con la Criminología que para Quinney no ha servido más que para legitimizar el orden social

existente. De ahí que señala: "Los criminólogos tradicionalmente se han preguntado: ¿Qué causa el delito? La respuesta se ha buscado en el estudio del "delincuente". Es decir, se cree que las fuentes del delito residen en la persona que infringe la ley. Este énfasis implica que el derecho penal y la teoría política han sido ignorados. En vez de comprender el delito como producto de la autoridad que define la

conducta como delictiva, los criminólogos se han concentrado en la conducta del delincuente. Comprender y cuestionar críticamente el sistema legal existente, no cabe dentro de los intereses científicos e ideológicos de la mayoría de los criminólogos. Sus teorías del delito han sido teorías de conducta delictiva. Y en la mayoría de los casos, esa conducta delictiva ha sido, por definición, una amenaza al orden social, algo que debe ser controlado o eliminado para poder asegurar la estabilidad social.

Los esfuerzos del criminólogo han estado dirigidos tanto a la búsqueda del orden, corno a la comprensión del delito. La teoría criminológica ha servido como base para el mantenimiento del orden social"

Luego de criticar a la criminología, Quinney se detiene a examinar algunos programas universitarios sobre el tema, así como proyectes de investigación en un aparte que él denomina, "El academicismo al servicio del control social". Señala que los estudiantes aprenden sobre la ley y el delito, pero también sobre la necesidad de mantener el orden social existente.

"La Preservación del Orden Doméstico por parte de la Clase dirigente"

intenta demostrar que la ley en la sociedad norteamericana es un arma de la clase dirigente. Para ello Quinney, se dedica con detalle a examinar los antecedentes, las actividades y los intereses de las personas que formulan las leyes y la política relacionada con el control del delito. Y señala: "encontrarnos que los formuladores de la política criminal son miembros o representantes de los grandes negocios y las finanzas, incluyendo el sistema legal que está vinculado a la riqueza financiera y de las grandes corporaciones". Para probar esto, examina la composición de las comisiones nombradas corno asesoras y formuladoras de política, especialmente los integrantes de la Comisión Presidencial contra el Delito, la Comisión contra la Violencia, la Comisión contra los Disturbios, el Subcomité Senatorial wbre Leyes y Procedimientos Penales, la Administración de Asistencia a la Aplicación de la Ley (LEAA) y el Comité para el Desarrollo Económico.

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