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Creatividad en la vejez


Enviado por   •  23 de Abril de 2017  •  Ensayos  •  16.043 Palabras (65 Páginas)  •  338 Visitas

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Creatividad en la Vejez

Danann Alejandría Galván Huicochea

Índice:

Introducción

1. Vejez en el contexto Mexicano

2. Marco teórico y conceptual

a) Vejez

b) Creatividad

3. Metodología

4. Conclusiones


Introducción.

La vejez es un tema que generalmente se relaciona con el deterioro físico y mental de los seres humanos. Sin embargo, existen otros aspectos que se pueden relacionar con esta etapa de la vida; tal es el ejemplo de la creatividad, puesto que ésta “es un proceso y no un producto; es una cualidad del ser humano que no tiene tiempo ni edad”[1].

El objetivo principal del presente trabajo es entender la manera en que “vejez” y “creatividad” se entrecruzan como categorías de estudio, para llegar a conocer si la creatividad en la vejez es una posibilidad real más allá de la teoría que sustentaría dicha idea y, de serlo, cuál o cuáles son las formas en que se manifiesta, bajo qué condiciones, en qué situaciones, y a través de qué expresiones.

Para poder abordar el tema de la creatividad en la vejez, resulta necesario aproximarse primero a ambos conceptos:

En principio, se entiende a la vejez como la etapa final en la vida del ser humano[2]. Sin embargo, para definir a la vejez se recurre siempre a construcciones sociales, en las que se suele asignar a esta etapa de la vida un estatus de decrepitud[3]. Aun tomando en cuenta lo anterior, resulta imprescindible comprender que “el viejo se construye en diversos escenarios”[4] como sujeto social en relación a su contexto, por lo cual se debe entender que la construcción de lo que es la vejez, incluso desde el punto de vista de la gerontología, depende de un criterio establecido por ciertas normas que se modifican necesariamente con el pasar del tiempo. Por ejemplo,  en cuanto al inicio de la vejez, en el siglo XIX ésta se consideraba a partir de los 50 años; a mediados del siglo XX a los 60, y actualmente se encuentra en 65 para los países desarrollados y 60 para los subdesarrollados[5]. El estatus es otro aspecto que ha cambiado: de la concepción del anciano como un ser sabio que se tenía en la antigüedad, y que hoy persiste en cada vez menos ámbitos, se ha pasado, gracias a cuestiones como la revolución industrial y la desvalorización de la experiencia, a una idea del anciano como una carga improductiva e innecesaria.

El asunto de la vejez, como la entendemos actualmente, ha sido tratado sobre todo por la gerontología, que se divide en cuatro ramas:

  1. la biología del envejecimiento, que se ocupa de estudiar al organismo durante todo el proceso de envejecimiento;
  2. la psicogerontología, que investiga las variables conductuales y alteraciones psíquicas que pueden producirse durante esta etapa;
  3.  la gerontología social, que se encarga de investigar los modos de vida de los ancianos, su posición dentro de diferentes grupos sociales, así como la función del medio ambiente en la conducta y actuaciones de los ancianos y la posición de éstos como parte del proceso de cambio social;
  4. y la geriatría, que estudia las enfermedades asociadas al envejecimiento.[6] 

Por su parte, al respecto de la creatividad tomaremos en cuenta, como punto de partida, la obra de Lev Vygotsky puesto que, aunque su teoría se refiere primordialmente a la infancia, su postura se centra en la interacción social, así como debido a la importancia que da tanto a cuestiones cognitivas como a la memoria. El concepto de creatividad, según lo definió Lev Vygotsky, significa imaginar, combinar, alterar y crear algo nuevo, lo cual convierte a la imaginación en la base de toda actividad creativa y como un componente importante para absolutamente todos los aspectos de la vida cultural.[7] Para Vygotsky, todo acto humano que ayuda a “crear” algo nuevo, es referido como un acto creativo, sin importar si lo que es creado es un objeto físico o un constructo mental o emocional que vive dentro de la persona que lo creó y es visible sólo para ésta.[8]

Aunque la creatividad está presente en todos los seres humanos, se considera que una persona es creativa cuando cumple con ciertas características: un buen desarrollo del pensamiento divergente, el cual consiste en dar énfasis a la expresión innovadora, las posibilidades, la subjetividad, el cambio, etc.; confianza en las propias metas y capacidades; independencia y afirmación de la propia individualidad que permita superar condicionamientos y conformismo; tenacidad y esfuerzo; flexibilidad, apertura a la experiencia; valor, en cuanto a fuerza para afrontar la posible hostilidad del medio; decisión, que permita pasar de la idea a la acción; fuerte motivación, basada en las necesidad de logro; autocrítica  y entrega respecto a lo que se hace.[9]

Tomando en cuenta lo anterior, resulta fácil comprender que ser una persona creativa radica más en las decisiones que se tomen al respecto que en la edad que se tenga. La creatividad está íntimamente relacionada con la facultad de combinar elementos preexistentes para formar algo nuevo[10]; y la experiencia cognitiva que poseen los ancianos resulta un ambiente sumamente fructífero para ser un sujeto creativo.

Sin embargo, la idea de creatividad no suele emplearse como afín a la de vejez, debido a que esta etapa de la vida suele relacionarse más con cuestiones de acumulación de conocimiento que de creación de nuevas cosas, ideas o posibilidades de ver la vida y el mundo. Sin embargo, se ha demostrado que, si bien la creatividad en el adulto mayor no es un fenómeno generalizado[11], sí resulta significativo para ser estudiado, tanto como hecho ya existente, y como posibilidad de generar nuevas representaciones y esquemas de lo que significa y puede implicar la vejez, más allá de estereotipos formalizados.

Demográficamente, cada vez crece más el número de ancianos con respecto a las personas de otras edades. La esperanza de vida aumenta, pero el significado de ser viejo se encuentra, en la sociedad occidental, cada vez más desvalorizado.  De ahí parte la importancia de estudiar “otras formas de envejecer” distintas a las que conocemos como típicas o tradicionales, y que se han mostrado no sólo como posibilidad sino también como una realidad presente en la sociedad.

La  gerontología se ha dedicado a trabajar principalmente sobre los declives o procesos degenerativos ocasionados por el envejecimiento. Sin embargo, en las últimas décadas ha empezado a comprender (sobre todo en los casos de la psicogerontología y la gerontología social) el papel que tienen los ancianos como personas productivas (no necesariamente en un sentido económico) y creativas, y no como meros depositarios de conocimientos ancestrales. La gerontología, en tanto a lo que a procesos psicológicos se refiere, ha demostrado que durante el envejecimiento la atrofia cerebral no es el único elemento que entra en juego: la plasticidad cerebral, “que es la capacidad del cerebro para adaptarse frente a la presencia de un daño cerebral”[12] funciona de una manera compensatoria. Es decir que “no se trata, como se suponía hace algunos años, de una reducción o debilitamiento de la actividad cerebral, porque durante el envejecimiento se presenta una reorganización funcional del cerebro, dentro de un proceso dinámico de optimización”[13]. Asimismo, es importante considerar que “cualquier comportamiento humano está dependiendo tanto de los estímulos y circunstancia externas como de esas funciones psicológicas aprendidos a su vez a lo largo del proceso de aprendizaje”[14], el cual comprende a todas las etapas de la vida. Por ello, para estudiar a un adulto mayor y la manera en que manifiesta o no su creatividad, es importante tomar en cuenta la forma en que se ha desarrollado en este rubro a lo largo de toda su vida.

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