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Crisis Y Modernizacion


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2014  •  3.779 Palabras (16 Páginas)  •  160 Visitas

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Introducción

En la actualidad la economía mexicana va dejando atrás crisis pasadas, por ejemplo la que existió en los años 80 y empieza a experimentar un auge cuyo ritmo de avance es ya considerable. Como todos sabemos esta recuperación, ha sido impulsada por un conjunto de nuevas políticas dirigidas a modernizar el marco institucional en el que se realiza la actividad económica en nuestro país.

Se trata, básicamente, de recuperar los equilibrios macroeconómicos básicos, promover el mercado y la recuperación del ritmo de la inversión privada, y también de paliar la llamada “pobreza extrema”. Políticas, todas estas, que han sido aplicadas de modo coherente y eficaz, y que en gran medida han logrado sus objetivos. Es decir, el déficit fiscal se ha reducido radicalmente, la inflación se ha controlado y su nivel sigue bajando, la eficiencia operativa de la economía está aumentando con rapidez, el volumen de la Inversión privada crece a tasas altas, etcétera. Dicho de otra manera, se ha ido logrando la recuperación de los equilibrios macroeconómicos, una efectiva promoción del mercado y un aumento cada vez más firme del volumen dela inversión privada. Las acciones del gobierno para generar la modernización económica en el país se pueden encontrar en los diferentes ajustes fiscales que existieron, así como en la disminución de la carga de la deuda pública (Bazdresch, 1992).

Pero, ¿en qué consiste esa modernización? Se entiende como una integración de una economía nacional al ámbito internacional mediante la incursión al mercado global, fomentando de tal manera la competitividad dentro del país en modernización económica. (Altenburg, Qualmann, & Weller, 2001). Las políticas y la economía mundial han cambiado durante este último siglo, los antiguos regímenes y modelos económicos se han vuelto obsoletos, lo que ha generado que a nivel global las potencias cambien sus modelos económicos, y por lo tanto, afectan a aquellos que aún no lo hacían. El permanecer con un modelo económico post-revolucionario o con enfoques distintos a los actuales globalmente, ha dejado a México en el rezago, perjudicando a nivel macroeconómico a México, y por lo tanto, a los ciudadanos. Hoy en día, se han generado políticas económicas ambientadas a la exportación e inversiones extranjeras, permitiendo una apertura que no se había presenciado con anterioridad. El poder modernizar la economía mexicana representa un paso más a volverse un país de primer mundo, sin embargo, para poder realizarlo adecuadamente, existen ciertos obstáculos, tales como baja productividad social del trabajo en México, débil ahorro interno privado e insuficiente formación de capital) (Gilly, 1986).

El siguiente escrito, presenta las divisas crisis sufridas en México, las cuales no sólo han tenido un impacto económico, sino también social y político. Pasando por la devaluación de la moneda, fenómenos sociales (terremotos, huelgas, guerrillas, sindicatos) y momentos políticos que marcaron la situación del país, el principal: Adopción de un modelo neoliberal.

Crisis y modernización en México

Crisis en México

CRISIS EN 1986

La dramática caída de los precios del petróleo entre enero y febrero de 1986 coloca a México frente a una repentina agudización de la crisis, que culminó en la nacionalización de la banca por el gobierno del presidente José López Portillo. Los programas de ajuste implementados desde 1982, redujeron importaciones; contrajeron el déficit fiscal, aunque sólo por un par de años; restringieron el crédito disponible e incentivaron las exportaciones. Esto permitió que decreciera el ritmo de endeudamiento externo, aunque no se detuviera su avance. La deuda externa pasó de 93.8 mil millones de dólares en 1982 a 100 mil millones en 1986. Tras el nuevo acuerdo con el FMI, el gobierno tuvo acceso a nuevos créditos externos que no detuvieron las crecientes erogaciones generadas por el servicio de la deuda interna. Por el contrario, el endeudamiento interno en 1986 se hace aún más intenso, llegando a representar el 34% del gasto público; absorbiendo más recursos de las finanzas públicas que la propia deuda externa y que cualquier sector económico o social.

Con la década de los 80, México ha entrado en años de desvío: en la economía, en la política, en las relaciones entre las clases y con el mundo. No es ésta la excepción sino la regla en estos años, desde Estados Unidos hasta la Unión Soviética y desde Polonia hasta Argentina. La ola de fondo que rige este movimiento está indudablemente, en la economía mundial: el fin de la larga fase expansiva posterior a la Segunda Guerra Mundial, la nueva revolución tecnológica de la era microelectrónica, la reestructuración del capitalismo y del mercado mundial, la recomposición de las clases y de las relaciones entre las clases y entre las naciones. En la economía, en la política, y en la sociedad y su cultura, a este panorama se lo nombra con una palabra: crisis.

La crisis, signo de la época y heraldo del nuevo milenio, se presenta con rasgos específicos, únicos e irrepetibles en cada país. México, frontera de los pobres del mundo con Estados Unidos, el más rico y poderoso entre los ricos, vive esta crisis con una intensidad particular. El gran capital y el Estado mexicanos, dueños de la iniciativa en la primera mitad de esta década, están tratando de organizar su salida de la crisis a través de una reestructuración de la economía (un nuevo modelo de acumulación), una nueva inserción en el mercado mundial y, en consecuencia, un nuevo modo de dominación.

El cambio propuesto: pasar del crecimiento basado en la sustitución de importaciones y la exportación de petróleo y productos primarios, a uno sustentado en la exportación de manufacturas, significa la inversión de una tendencia histórica que cubre al menos los últimos cincuenta años.

El pacto cardenista de los años 30, cuyos pilares sociales (incrementos salariales, organización obrera, reparto agrario, educación socialista, protección social del Estado), se implantaban en el suelo entonces firme de la estrategia de sustitución de importaciones, ampliación del mercado interno, nacionalizaciones y protección a la industria nacional favorecida por la fragmentación del mercado mundial como secuela de la crisis de esos años. Lo completaba un sólido componente político, similar al que tuvo el peronismo años después: las grandes movilizaciones de masas obreras y campesinas que configuraron el cuerpo social del cardenismo mexicano.

Terminada la presidencia del General Lazaro Cárdenas en 1940, este pacto sufrió un primer quiebre profundo con su

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