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Cristologia-La Oración


Enviado por   •  12 de Mayo de 2015  •  1.661 Palabras (7 Páginas)  •  136 Visitas

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Para hacer oración correctamente e imitar a Jesús en su comunicación estrecha con el Padre, es necesario saber lo que significa orar y reconocernos hermanos de Cristo, para entablar un dialogo intimo con Dios.

¿Que es la oración?, es un acto humilde y sencillo, simple y fácil. Fácil porque hablar con Dios es algo que podemos hacer en cualquier momento y circunstancia. Encontramos dificultad al orar porque no sabemos exactamente qué es hacer oración, porque lo hacemos afanados, o por que nos da temor descubrirnos ante nuestro Padre o simplemente por la creencia de que El todo lo sabe.

Orar es hablar con Dios, con la confianza que le habla un hijo a un padre. A Dios podemos confiarle todo: nuestra cotidianidad, las penas y alegrías, las dificultades y logros, las necesidades, incluso consultarle las inquietudes como lo haríamos con la gente a la que le tenemos confianza y le queremos. La oración es comunicarle a Dios cuanto lo amamos, agradecerle sus bendiciones, reconocerlo y pedirle su consuelo.

Algunas autoridades espirituales definen la oración así:

• No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama (SANTA TERESA, Vida, 8, 2).

• La oración es la elevación del alma hacia Dios y la petición de lo que se necesita de Dios. (SAN PEDRO DAMIAN, en Catena Aurea, vol. III, p. 304)

• La oración es la elevación de nuestro corazón a Dios, una dulce conversación entre la criatura y su Criador.(SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la oración)

• La adoración es el acto por el que uno se dirige a Dios con ánimo de alabarle (ORIGENES, Trat. sobre la oración, 14).

• La oración es el acto propio de la criatura racional. (SANTO TOMÁS, Suma Teológica, 2-2, q. 83, a. 10)

• La oración es el reconocimiento de nuestros límites y de nuestra dependencia: venimos de Dios, somos de Dios y retornamos a Dios. Por tanto, no podemos menos de abandonarnos a El, nuestro Creador y Señor, con plena y total confianza […]. La oración es, ante todo, un acto de inteligencia, un sentimiento de humildad y reconocimiento, una actitud de confianza y de abandono en Aquel que nos ha dado la vida por amor. La oración es un diálogo misterioso, pero real, con Dios, un diálogo de confianza y amor. (JUAN PABLO II, Aloc. 14-III-1979)

El Catecismo explica en síntesis que “La oración es la elevación del alma hacia Dios o la petición a Dios de bienes convenientes” (CEC 2590), es decir, pedirle lo que es bueno para nuestra alma y nuestra salvación. Cualquier cosa que sea contraria a esto, por supuesto que no nos la concederá, porque ante todo nos ama y nunca haría nada para hacernos daño.

En las definiciones anteriores identificamos varias palabras “clave” para conceptualizar la oración: diálogo, elevación, adoración, tratamiento de amistad. Al orar nuestra mente se eleva a Dios para alabarlo y pedirle concejo.

Recordemos que Jesús dijo “…cuando vayas a orar, entra en tu aposento y después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. ” Mt 6,6 Esta es una oración personal, en la que estamos a solas con Dios. Esta en una oración fundamental, pilar de la vida interior. Con ella nos acercamos a Dios y nos dirigimos a Él que es persona. Dios, que está siempre presente y lo puede todo (es omnipotente y omnipresente), y cuando Jesús nos indica que vayamos a nuestro aposento y cerremos la puerta para orar privadamente, es porque Dios quiere vernos a solas, como un Padre se sienta a hablar cariñosamente con su hijo sobre las cosas más privadas, más trascendentes y más importantes. Jesús entiende nuestra carencia de consuelo, de ayuda y nos invita a que en la intimidad, nos dirijamos con toda la confianza del mundo a nuestro Padre para pedirle cuanto nos haga falta.

Jesús nos evidencia de que está en continua comunicación con el Padre y nos incita a imitarlo. Jesús ora en el Bautismo (Lc3,21); en su primera manifestación en Cafarnaún (Mc 1 ,35; Lc 5,16); en la elección de los Apóstoles (Lc 6,12). Noches enteras pasa el Señor en diálogo de oración con su Padre (Lc 3,21; 5,16; 6,12; 9,29; 10,21 ss.). Jesús enseñará a sus discípulos que han de orar en todo tiempo (Lc 18,1). La plegaria de Jesús pone de manifiesto su confianza filial con Dios-Padre que se traducirá en la familiar expresión de Abba, Padre (Mc 14,36). Lo mismo sucede con las diversas peticiones que formula en la oración sacerdotal ( lo 17), poco antes de su Pasión (Mt 26,36-46; Mc 14,32-42; Lc 22,40-46), y en la petición por sus verdugos (Lc 23,34). Jesús -ante la pregunta de uno de sus discípulos- ha dejado a los cristianos no sólo el modelo de su propia oración, sino también el cómo y la manera de hacerla (Lc 11,1-4). El Señor instruye

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