Cuentos Juan

CUENTOS Juan

LAS SIETE VIDAS DEL REY

En una familia normal siempre se decía:

- ¡Qué chiquito es el Rey!

- ¡Qué bonito es el Rey!

- ¡El Rey no está!

- ¿Dónde estará el Rey?

El Rey come de todo. Tiene hermosos ojos verdes, largos bigotes, colita, es de color atigrado, si se le ve de lejos de verdad parece un tigre pequeño. Y se llama Rey.

El Rey se salvo de morir ahogado apenas nació. Desde ese momento su vida estaba marcada por la tragedia. Como todo bebé le gustaba todo el tiempo amamantar, nunca dejaba de alimentarse. Siempre estaba muy gordito.

A penas tenia unos meses de vida una noche peleando con sus congéneres cayó del segundo piso y no se rompió ni un huesito. Muy fuerte estaba el Rey.

Algún tiempo después se perdió casi tres días. Nadie sabia donde estaba, todos le llamaban de diferentes formas, ya sea silbando o gritando su nombre, de día y de noche. En su casa ya temían lo peor, “el Rey ha muerto” se repetía con voz muy baja. Pero al anochecer del tercer día apareció maullando fuerte y saltando por los muros, al parecer estaba de parranda.

La primera pelea del Rey fue casi mortal, por la noche se escucharon interminables maullidos, luego siguió semejante bulla en el techo de calamina que despertó a todos los perros del barrio. En las primeras horas de la mañana se pudo ver al rey, aún durmiendo en su cama estaba herido tenia una oreja rasguñada, la nariz igual estaba con un poco de sangre. La batalla fue muy sangrienta.

Después de muchos días, muchas semanas, cada noche era un día de batalla, en sí no se sabe cual es la disputa, pero todas las reuniones con sus congéneres terminaban en grandes peleas. Como en una corrida de toros, siempre alguien perdía algo, sino un pedazo de nariz, un pedazo de oreja, o se iban con un rasguño en las patas o en cualquier parte del cuerpo. Así el rey sobrevivía. Cada herida iba secando, tenia la oreja muy dañada, hasta el ojo se le estaba infectando, estaba lleno de materia prima. Comía poco y apenas caminaba.

Un buen día ante el estado tan doloroso decidieron los amos hacerle descansar con una inyección letal. “mañana que venga el doctor, hay que despedirse del Rey ” … era una decisión muy triste pero fatal. Había llegado el fin del Rey …

Apenas amaneció y el amo del Rey se levantó diciendo a viva voz: “el Rey no debe morir por algo se llama REY y nació para reinar”. Así vivió por algún tiempo más, un buen día se fue para nunca volver, parece que terminó de usar sus siete vidas y no hubo otra oportunidad. El Rey estaba muerto.

FIN

El JUICIO FINAL

No muy lejos de estos años, en la plaza de un pueblo lejano se observaba una extraña reunión. Se distinguía las orejas de un lobo feroz, alrededor de éste estaba la caperucita roja con su trajecito rojo, los chivitos y su madre llevaban un cartel pidiendo justica, también estaban los leñadores, los tres chanchitos –aun con sus herramientas- también estaba la gallinita rabona, agarrada de la mano de la abuelita de la caperucita roja y habían otros curiosos.

Todos pedían justicia, el lobo era muy feroz y también audaz no sabían como pero, siempre salía bien librado de cada caso. No murió ahogado en el rio como dijo la señora chiva, tampoco murió quemado como creyeron los cerditos. Todos pedían hacer justicia con el lobo feroz. Entonces lo ataron, lo pasearon por todo el pueblo y lo llevaron al juez.

Ante el señor juez todos estaban muy atentos, mientras tanto el

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