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Cómo Financiar La Educación En El Perú

JuanJulka1 de Agosto de 2013

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CÓMO FINANCIAR LA EDUCACIÓN EN EL PERÚ

Por: M.Sc. Juan Julca Novoa

Introducción

Aún cuando la Constitución Política del Perú establece la gratuidad de la educación pública e indica que el Estado Peruano es quien debe velar por su cumplimiento, esto no se cumple a cabalidad; en este trabajo se expone el papel que realiza el Estado en un intento insuficiente por cumplir con dicho encargo, pues, por honrar escrupulosamente sus compromisos de pago de deuda externa e interna, sacrifica la asignación de recursos al sector educación entre otros sectores (Gasto del Estado Peruano en el financiamiento de la educación estatal).

Así mismo, se pone a la luz el hecho que las familias que matriculan a sus hijos en instituciones educativas estatales financian una parte importante de la educación de sus hijos (Gasto de las familias en el financiamiento de la educación estatal).

En un contexto en el que se requiere incrementar recursos para financiar la educación pública, se expone el papel que juegan otras posibles fuentes alternativas de financiamiento para ciertos aspectos de la educación, como es el caso de la cooperación internacional y la empresa privada (apoyo de la cooperación internacional al sector de la educación estatal y en el caso de la empresa privada, el uso de mercados de capitales para financiar la educación de personas).

En este trabajo se abordan secuencialmente cada uno de estos aspectos indicados y luego se induce a la pregunta capital del tema que es ¿cómo financiar la educación en el Perú? que es abordada en base a lo ya expuesto; luego se establecen las conclusiones y recomendaciones respectivas.

Más allá de lo abordado y de las respuestas que se ensayan en este trabajo, la educación pública peruana bien merece la convergencia y/o suma de esfuerzos y recursos de distinta índole pensando en el bien de nuestros niños, de nuestra juventud, de nuestro futuro y, en general, del desarrollo de nuestro país.

El Estado Peruano y el financiamiento de la educación

En la educación pública cuando, a falta de una planificación demográfica, el número de beneficiarios aumenta a un ritmo más rápido que la recaudación fiscal, o cuando existen problemas de déficit fiscal, es que cada gobierno de turno, carente de soluciones creativas, opta por el facilismo de racionalizar recursos en la asignación de presupuestos durante cada año fiscal para cada sector; en un panorama económico lúgubre de éstos, el sector educación pública siempre ha sido vulnerable a este tipo de recorte de recursos.

“Históricamente el desarrollo de la educación peruana muestra como constante la presencia de dos variables que se cruzan, una ascendente y otra descendente. La ascendente corresponde a la educación estatal gratuita … . La variable descendente se relaciona con el financiamiento público de la educación, cada vez menor y la fuente de recursos más importante de la educación estatal. Luego que los recursos públicos para la educación llegaron a su nivel más bajo (1.6% del PBI en 1990) …”

No existe rigurosidad en el manejo de los presupuestos que se asignan a este sector, al parecer no se admite o se desconoce que la educación es el motor del desarrollo del país (y cualquier país del mundo); los servicios educativos y las remuneraciones de los maestros están intervenidos y limitados por las decisiones políticas de turno que se suman a la inestabilidad del financiamiento público para atender las necesidades crecientes del sistema educativo.

Otro problema serio que afronta la educación peruana es su congestionada e hipersaturada burocracia estatal que afronta problemas de altas tasas de corrupción que, lejos de ser atendida y resuelta por el gobierno vigente, en la mayoría de casos por intereses políticos, es apañada por éste; problema que no sólo repercute en un aparato ineficiente y lento sino que genera un alto volumen de costo improductivo que afecta al, ya de por sí, magro presupuesto que se asigna a este sector.

He aquí que cabe preguntarse ¿es suficiente con que el estado, apoyado en otras fuentes de financiamiento, asigne más recursos?, ¿esta asignación de más recursos económicos resolvería el problema de la educación en el Perú?. La realidad se impone de por sí sola y otorga respuestas como las siguientes: la asignación de más recursos económicos a la educación no garantiza el éxito esperado; por el contrario, podría significar un derroche vano de dichos recursos, si es que no se da una auténtica descentralización de la gestión educativa, de modo que se pueda hablar de una mejora en la calidad de la educación (en el servicio) y de una mejora de la capacidad de gasto real (mejora en lo administración de recursos económicos) con miras a lograr metas programadas.

Estos incrementos presupuestarios deben apuntar a resolver problemas cómo la inequidad y la desigualdades existentes en el ámbito educativo. Si bien esto es muy pretensioso, pero se debe considerar que estas inequidades y desigualdades en la financiación de la educación son las que generan resentimiento social y disparidades serias en los resultados esperados.

Gasto del Estado Peruano en el financiamiento de la educación estatal

El Estado Peruano al distribuir recursos en cada año fiscal se ve obligado a atender el compromiso de la deuda externa e interna, este rubro representa una carga fuerte de manera que perjudica la asignación de recursos a los diferentes sectores, en particular al sector educación.

“En la estructura del presupuesto global del sector público el componente con mayores recursos asignados, luego del pago de planillas, es el pago de las obligaciones de la deuda, tanto interna como externa. Por cada S/. 100 presupuestados, S/. 25 corresponden a ese rubro. Adicionalmente, comparado con el año 2000, el pago de la deuda crecería este año 2004 (el subrayado es del autor del ensayo) en 54%, es decir, a una tasa anual del 12%.

Ciertamente que una proporción tan alta de presupuesto destinado al pago de la deuda limita seriamente las posibilidades de asignar recursos públicos de manera más flexible y atender más adecuadamente los requerimientos sectoriales.”

Un seguimiento histórico breve, por ejemplo en el período de 1970 al año 2000, indica que pese a que la matrícula se expandió, el estado no incrementó correspondientemente los recursos que debieron asignarse a la educación pública de ese entonces, esto fue en detrimento del gasto per cápita por alumno.

“Entre 1970 y el 2000, la matrícula pública se expandió a una tasa promedio de 3,04%. A pesar de esta acelerada expansión … los recursos financieros reales destinados a la educación pública se mantuvieron constantes, aunque con fluctuaciones ligadas al ciclo económico y político. La inestabilidad macroeconómica y la imposibilidad de financiar el gasto público debido a ineficiencias institucionales y a la falta de un crecimiento sostenido de la economía determinaron que no fuera posible aumentar de manera significativa los recursos destinados a la educación. Esto … implicó una clara reducción de largo plazo en el gasto por alumno … Así, luego de que en la primera mitad de los años setenta se gastara en promedio 399 dólares por alumno, desde 1976 hasta 1986 la cifra correspondiente osciló alrededor de 255 dólares. El nivel mínimo al cual se llegó fue de 162 dólares en 1990. Hacia el 2000, el gasto por alumno fue 278 dólares, monto similar al observado en 1981.”

En la gestión actual de Alan García, pese a la relativa bonanza que atraviesa el país por la exportación-venta de materia prima y al boom minero, la realidad no ha variado mucho.

Gasto de las familias en el financiamiento de la educación estatal

En la actualidad, es preciso reconocer que la educación en el Perú está lejos de ser gratuita. Hoy, las familias participan en el financiamiento de la educación de sus hijos en las instituciones educativas estatales, esto no es novedad, pues, antes ya había sucedido, específicamente en la década de los 70.

“… existe evidencia de que esto ya ocurría en los años setenta. Una posible causa del potencial aumento del gasto de las familias sería la reducción del gasto público por alumno. Esta reducción puede haber determinado que las escuelas, al no contar con los recursos indispensables para operar, terminarán involucrando crecientemente en su financiamiento a los padres de familia y a la comunidad en general.”

Estos gastos, en realidad, no son nada despreciables; por el contrario, son de fuerte impacto, ya que atienden varios rubros que en otros tiempos no se hubieran imaginado.

“Estimaciones basadas en la Encuesta de Hogares muestran que las familias que matricularon a sus hijos en instituciones educativas públicas de educación básica aportan aproximadamente las dos terceras partes de lo que el Estado invierte. Por tanto, la suma de aportes entre lo que invierten el sector público y las familias en educación estaría indicando que en conjunto representa el 5.66% del PBI.”

“El gasto en educación incluye (i) gastos en matrícula y donaciones; (ii) pago de pensiones …; (iii) gasto en libros, textos, lapiceros y útiles; (iv) gasto en uniformes; (v) gasto en refrigerio, transporte y otros gastos escolares … así como (vi) aportes a asociaciones de padres de familia, apoyo educativo y comités de aula. Es muy importante notar que la contribución monetaria que aquí se considera en realidad subestima la contribución total de los padres. Por ejemplo, no se están incluyendo los aportes en forma de trabajo ni otras colaboraciones

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