Cómo Mejorar La Competitividad En El Ecuador
cesar32112 de Agosto de 2013
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¿Cómo mejorar la competitividad en el Ecuador? Para hacer frente a los retos de la apertura; y, en particular, al Tratado de Libre Comercio: con la primera potencia hegemónica del mundo los Estados Unidos y en el futuro con la Unión Europea y el Asia.
Centro de Investigaciones Económicas
Econ. Eduardo Santos Alvite
RESUMEN
Proyecto para superar la crítica situación de la postrada competitividad. Se necesita, con urgencia, de dos enfoques para superar la crisis de la competitividad, por un lado, desde la perspectiva del modelo neoclásico y desde la visión de Shumpeter, de la destrucción creadora, fomentar la rivalidad de las empresas, que es el alma del sistema capitalista, donde se premia la eficacia y la eficiencia, es el sentido Darwiniano de la economía, de la supervivencia de los más aptos y, por otro lado, la visión de la construcción creadora, de la solidaridad, de la armonía, de la equidad y de la justicia, que determinan la dinámica de los mercados internos e internacionales.
No es fácil en países como el Ecuador tener esta doble visión, por la circunstancia de que hay groseros oligopolios, como el que existe en materia de exportaciones del banano, donde un grupo de exportadores que se cuentan con los dedos de la mano tiene a su merced a miles de productores, por lo cual la competitividad depende, en alto grado, de atreverse a mandar abajo los monopolios desde la perspectiva de la oferta o de la demanda. Esto es terriblemente complicado en el ámbito interno e internacional, ya que en el mundo hay mas o menos treinta y ocho mil empresas transnacionales y las 287 más grandes casi manejan el 70% del comercio mundial y el 75% de la tecnología de puente. Por ello, el principio que alimenta la teoría neoclásica de la competencia perfecta no es mas que una ilusión, ya que la realidad del sistema es un proceso de acumulación agresivo, que tiene que ser transformado, para dar un rostro humano al capitalismo y superar el llamado "Malestar de la Globalización"; o sea, construir, un sistema de un capitalismo con rostro humano, que fue el que existió como estado de bienestar cuando el capitalismo tenia el reto del socialismo, ahora, como capitalismo salvaje, sin sistemas competidores, es difícil restructurarlo, aunque no imposible, como se ve en el caso de Chile en América Latina o de Canadá o Finlandia, que tienen el más alto índice de desarrollo humano, también Suecia o Suiza.
COMPETITIVIDAD
Después de la Ronda de negociaciones Uruguay y la creación de la Organización Mundial de Comercio OMC (1994) se ha intensificado el proceso de liberalización del comercio, emblemáticamente, representado por las zonas de libre comercio, multilaterales y bilaterales, al mismo tiempo que se ha debilitado los procesos de integración, en particular, en la Comunidad Andina y en menor medida en el MERCOSUR; simultáneamente, desde lo político, se empieza a robustecer una perspectiva de crear un espacio articulado en América del Sur, que eventualmente podría llegar a una Federación de Estados Unidos Sudamericanos y, en la dimensión del ser tan distante del deber ser, existe un manifiesto propósito de crear una articulación energética bajo el liderazgo de los países del Atlántico de América del Sur; en ese escenario es indispensable proyectar como mejorar la competitividad en el Ecuador en su inserción en el mundo Globalizado, en América, en América del Sur y en la Comunidad Andina.
Para hacer frente a esta interrogante, que permita mejorar la producción, la productividad y por ende la competitividad, se va a tratar de seguir las pautas del denominado "Diamante de la Competencia de las Naciones" de Michael Porter, por considerarlo uno de los clásicos para reflexionar sobre este tema, en la doble dimensión del Estado Nación y de los intereses de la empresa, y de los particulares; o sea, un enfoque que tiende a hacer integral e integrada la visión de la competitividad; al que se adiciona nuestra idea de combinar la genial visión de Shumpeter de la destrucción creadora con, nuestra visión, la construcción creadora, en la que se encuentre incorporada la perspectiva, histórica, estructural e institucional, a la que con notable éxito ha contribuido la CEPAL y algunos de los más notables economistas latinoamericanos. Esta visión consiste, en esencia, en admitir que la dinámica de los mercados, en todas sus dimensiones, dependen de la armonía en la distribución de la riqueza y del ingreso; o sea, no existe activador y multiplicador, así como acelerador de la inversión y del consumo, que dan el marco para incrementar la producción, la productividad y por ende la competitividad que la justicia social las sociedades se perfeccionan en la medida que crece y se vigoriza la denominada clase media. La trampa mayor para la dinámica del Estado-Nación es la existencia de la pobreza.
En suma, se trataría de una visión que permita combinar, en un sistema en red, la dinámica del mercado interno con la dinámica del mercado internacional, en la doble perspectiva de la competencia clásica y neoclásica: el éxito de los más eficientes y eficaces, el sentido Darwiniano de la vida y de la sociedad, con el conjunto sociológico de la igualdad intrínsica al ser humano, llegando a la síntesis posible y plausible entre la destrucción creadora y la construcción creadora, activando y perfeccionando él circulo virtuoso, equidad, desarrollo y ciudadanía, en la dimensión política, el puente entre el poder y la democracia, en el ámbito de una economía de mercado.
Todo esto implica poder desmonopolizar la economía, tendiendo hacia los mercados perfectos y transparentes, lo cual es casi imposible, si se parte del presupuesto de la concentración del capital, por demás visible en las empresas transnacionales, cuyo número aproximado es de 38 mil en el torna siglo y el torna milenio; y, de las cuales las 287 más grandes prácticamente dirigen el comercio mundial y la tecnología de punta; por otro lado, hay una enorme dinámica de las pequeñas y medianas empresas PYMES, que en cambio, sin tener el poder de acumulación de las grandes empresas, tienen la magia de dar la mayor ocupación en el mundo; y, el empleo, es el vértice fundamental del desarrollo y de la democracia.
En este mundo de luces y sombras, de fuerzas contrarias hacia la avasallante acumulación y hacia la democratización de la acumulación, juegan roles especiales, en el sistema capitalista: el Estado, la empresa y el mercado, de la inteligente articulación y coordinación de estos vectores, depende el crear pirámides de riqueza en una economía de bienestar; y, no en una economía de casino, de ganancias extraordinarias, que no es sostenible en el largo plazo, porque genera un inmenso mar de pobreza y el estallido de las burbujas financieras y monetarias, a cada rato, por la ausencia de un sistema financiero y monetario internacional, en abierto contraste con una acelerada Globalización, que no cuenta con instituciones para gobernarla, que es mal con el que se inicia el siglo XXI, destroza a países como Ecuador o Argentina.
En el contexto de la Globalización, del Estado Nación, que sigue siendo la esencia del sistema internacional; y, sin desconocer los espacios supranacionales, entre los que destaca la integración, no puede haber competitividad sistémica si es que no se la inscribe en un lucido diagnostico: histórico, estructural e institucional, sin dejar de percibir el mensaje del mercado, en el que prima el sentido de casualidad; pero, que tiene que ser rectificado por su contrario la causalidad, que es uno de los vértices epistémicos del sistema mundo y del estado nación; sobre todo, desde la lectura del poder, sin dejar de lado el perfume de la democracia, de la justicia y de la equidad, que parte del presupuesto de la igualdad intrínsica de todos los seres humanos, como se explícita en todas las utopías religiosas y laicas.
La competitividad es un resultado, desde la teoría del conocimiento, del racionalismo, positivismo, utilitarismo, bases epistémicas del Capitalismo; y, también hay, bajo otra conceptualización, una visión distinta de la competitividad, desde el mensaje del marxismo y socialismo democrático, lo que no impide que las incertidumbres, por ser parte de la condición humana, así como lo irracional e inclusive el sentido Darwiniano de la vida, no este presente en la competitividad.
La vida se hace y se deshace en función de certezas e incertidumbres, de lo racional y de lo irracional, mundo, en que las expectativas racionales e irracionales, determinan el curso del mercado, por lo que buscar la armonía, es un pre requisito para que lo racional supere a lo irracional. El mundo post moderno ha potenciado el nilihismo, la incertidumbre, la imposibilidad de construir el futuro, el pragmatismo, la visión de corto plazo, la anti utopía y solo mira por el prisma de la eficiencia y eficacia, para optimizar la ganancia. Es un mundo cínicamente pragmático. Sin embargo, la modernidad como faro que ilumina, sigue presente y el legado de la historia empieza a rectificar el rumbo, para encontrar una nueva ruta de gobernabilidad, repensando el Estado y siendo sensibles a los retos de que se ha intensificado la Globalización, lo que significa que el mundo humano es posible, a pesar del deterioro de las grandes utopías liberales y socialistas.
Estructura y Rivalidad de las Empresas. Este es uno de los elementos más importantes en la existencia del sistema capitalista, es la definición del sentido Darwiniano de la vida, de la supervivencia de los más aptos, de la eficiencia y de la eficacia, del óptimo de Pareto y subyace en la teoría del equilibrio,
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