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DE DIAGNOSTICOS Y PRONOSTICOS: Elementos Para Repensar La Educacion Actual

MiguelMadriaga3 de Mayo de 2014

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DE DIAGNOSTICOS Y PRONOSTICOS: Elementos para Repensar la Educacion Actual

Miguel Madriaga B. E-Mail: Miguel.madriaga@gmail.com

Magister (c) en Educacion

Introducción

La educacion está cambiando pensamos, ¡estamos atravesando por una crisis¡ alegamos, cual arenga constatada desde diversos frentes investigativos, mientras que desde la otra vereda del “sistema”, desde la praxis cotidiana de sus actores, parecemos operar en una suerte de inercia fundamental, educando, en la apariencia de que todo funciona, a sabiendas que en la trastienda intima de cada escuela, las cosas distan cada vez más de lo “esperado o declarado” oficialmente.

Constatamos intuitivamente que la escuela para la que fuimos (de) formados, no es, la que las sociedades actuales demandan, o peor aún, tenemos el mal presentimiento que es probable que no sea posible seguir educando con la lógica en base a la que fue concebida o que finalmente deberemos prescindir de ella como institución social de educacion de masas, convocándola a la extinción, como cualquier otra que por la razón o la fuerza termine desapareciendo en su vacilante evolucion histórica.

Todo lo anterior, me parece, desde la autorreflexion, recae en la categoría de diagnostico, en tanto, los argumentos se dejan entrever cotidianamente en y desde la praxis personal, luego sistematizada y consensuada socialmente en el contextos de la formalidad academica, mediante estudios que dan cuenta de estas percepciones o creencias sobre la evolucion de la educacion como sistema social.

Asi, cual antecedentes, los diagnósticos, ya sean especializados y fundados en evidencia o no, nos llevan naturalmente a asumir y explicitar ciertas consecuencias futuras, mediatas o inmediatas, es decir, nos impulsan a emitir un pronóstico sobre el estado de la cuestión, que distinguimos como crisis: De continuar en la estructura actual de forzar a las organizaciones educativas a caminar hacia propósitos no intencionados por ellas, de forma democrática y consensuada, respetando su autonomía y libertad en la toma de decisiones, como comunidades formativas únicas en su diversidad, estaremos produciendo y reproduciendo una resistencia latente en estas instituciones cada vez mayor, con consecuencias sociales futuras imposibles de prever totalmente.

Las implicancias educativas de sostener individual y socialmente el modelo educativo imperante, basado en una lógica neoliberal, apuntan a generar individuos cada vez menos reflexivos y críticos, empáticos y tolerantes, por centrar sus expectativas de formación, en objetivos de aprendizajes masivos, predeterminados y desfasados históricamente en cuanto a su relevancia y pertinencia para los contextos de complejidad social actual, asociada a la interdependencia global e incertidumbre futura.

Esta lógica tradicional masiva, ha diseñado históricamente los procesos educativos, centrándolos en los procesos de enseñanza y evaluación, en espacios y tiempos definidos con un alto grado de rigidez, todas decisiones predeterminadas en o para el sistema, lo que muestra la naturaleza antidemocrática de la escuela predominante en la actualidad, lo que a su vez contrasta paradójicamente con la declaración de principios de formar ciudadanos, con capacidad de participación y toma de decisiones en las sociedades.

En esa línea, Sepúlveda & Valdés (2008), plantean que el discurso público actual de nuestro país, en materia de educación, transmite la idea de que se ha expandido la generación de espacios que faciliten la participación, sin embargo, estos no resultan ser genuinos, en tanto, no consideran a sus distintos actores, sujetos de derechos, de deberes y responsabilidades, que cuenten realmente con las habilidades requeridas para actuar como ciudadanos democráticos.

Asi comparto con Rodríguez (2006), que para comprender los actuales procesos de cambio educativo, es necesario que el modelo tradicional de la educación ha cumplido su función histórica, y en consecuencia está agotado y que por tanto, la construcción de un proyecto democrático de educación de carácter público, debe partir del análisis de las principales contradicciones que implica enseñar valores democráticos en una sociedad caracterizada por una cultura social postmoderna, donde predomina el individualismo exacerbado, la competencia por bienes escasos entre otros elementos. En ese sentido en la sociedad actual el conformismo social estaría potenciado por el decrecimiento en la participación política de la ciudadanía, desconociéndose la relevancia del análisis histórico, político e ideológico para explicar la naturaleza dialéctica y la interdependencia mutua entre escuela y comunidad.

Desarrollo

Desde estos elementos contextuales este ensayo se propone relevar algunos argumentos teóricos asociados a modelos alternativos de pensar lo educativo que permitan tensionar y superar interrogantes como:

¿Resulta la escuela tradicional ser una institución de autentica formación democrática?, o ¿aparenta construir ciudadanos, con posibilidades de participación en sus procesos formativos, pero no genera las condiciones/herramientas reales, para una toma de decisiones consciente, critica y fundamentada en su devenir personal y social?

Para desarrollar un foco discursivo en torno a las posibilidades y condicionantes del modelo de educacion tradicional actual, me parece pertinente guiar mis reflexiones, analizando y contrastando algunos principios asociados paradigmáticamente al espectro de modelos educativos, en el continuum de propuestas entre lo tradicional-alternativo.

En primer lugar, uno de los elementos que pueden ser considerado relevante en la discusión de en torno a la crisis educativa actual, es el principio de autoridad o autoritarismo, asociado a instancias de poder y sumisión. En torno a esto Cuevas (s/f), nos que plantea:

“Aunque nuestra sociedad actual sigue siendo autoritaria, las circunstancias son otras, ya que, , la coacción no llega a ser patente en todos sus niveles, sino más bien latente, utilizando mecanismos ocultos como la acción desinformativa de los mass media, el currículum oculto en la escuela, la publicidad y el consumismo, el desempleo como disciplina social, etc. Las nuevas generaciones, especialmente en Occidente, no aceptan fácilmente el autoritarismo en sus formas evidentes, fenómeno que se evidencia en el aumento de la conflictividad en las aulas debido al choque con la autoridad del profesor, que antes era indiscutible”.

En torno a este principio resulta relevante, distinguir entre una autoridad de tipo negativa, basada en relaciones arbitrarias de poder (estatal, religioso u otros.) que es la que históricamente ha sustentado de forma predominante el modelo educativo tradicional, en oposición a la propuesta de diversos modelos alternativos que relevan una autoridad de corte “positivo” (que nace con las ideas Rousseau y es retomada por la escuela activa), en tanto, se basa el reconocimiento que despierta admiración, considerando que el foco de la relación educativa, debe situarse desde los intereses y la libertad del estudiante, con el objetivo de conseguir que ellos “sean dueños de su propia vida y que no se dejen oprimir ni explotar”, poniendo en práctica el libre pensamiento y la autonomía. En consecuencia, educar desde un modelo alternativo, implicaría en este aspecto, rechazar aquella autoridad que somete, focalizando en aquella que promueve un aprendizaje de y desde la autonomía y la libertad. (Cuevas s/f).

En segundo lugar, otro principio que subyace a diversos modelos no tradicionales, como aquellos de corte anarquista, deriva del principio político de autogestión, asociado al anterior, propone una práctica educativa en la que el control recaiga directamente en la responsabilidad de los individuos de una escuela o grupo educativo autoorganizado, y no gestionado desde estructuras de poder impuestas, lo que supone por ejemplo la capacidad de construir espacios educativos con medios y finalidades y tiempos propios, sin un referente de control externo.

En tercer lugar, un principio que ha resultado ser fundamental por su relevancia en la construcción de los modelos alternativos, y por las dificultades que plantea posicionarla en el discurso educativo, dada su naturaleza dual, en su carácter individual/social y de medio o fin, es la libertad. En ese sentido algunos argumentan que:

“Si la libertad es conquistada y construida socialmente, la educación no puede entonces partir de ella, sino que puede llegar a ella. Metodológicamente, la libertad deja de ser un principio, lo que aparta a esta línea de las pedagogías no directivas” (Gallo 1997).

Desde esa perspectiva, se distinguen modelos alternativos que argumentan la construcción de la libertad como una condición natural e individual, que debe ser absolutamente respetada y totalmente autogestionada por el estudiante como un medio para alcanzar su autonomía, en un sistema fuertemente autoritario y rígido (No Directividad), hasta aquellos que en el otro extremo entienden que esta tiene un carácter fuertemente social, por lo que su construcción debe ser guiada en algun grado y alcanzada como propósito asociado al logro de la autonomía, deconstruyendo paulatinamente la autoridad (Directividad).

No obstante lo anterior, según Cuevas (s/f) estos planteamientos compartirían como rasgo común el entender que la libertad se construye mediante la libertad; es decir, sólo mediante una educación que enseña a ser libre se pueden conseguir personas libres, lo que, más alla del debate, me parece resulta

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