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DESARROLLO COMO DISCURSO


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2012  •  3.122 Palabras (13 Páginas)  •  619 Visitas

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EL DESARROLLO COMO DISCURSO

Desarrollo

Se entiende como desarrollo al avance en los niveles de crecimiento económico, social, cultural y político de una sociedad o país.

Igualmente, como una condición social dentro de un país, en la cual las necesidades auténticas de su población se satisfacen con el uso racional y sostenible de recursos y sistemas naturales. La utilización de los recursos estaría basada en una tecnología que respeta los aspectos culturales y los derechos humanos. Esta definición general de desarrollo incluye la especificación de que los grupos sociales tienen acceso a organizaciones y a servicios básicos como educación, vivienda, salud, nutrición, y sobre todo, que sus culturas y tradiciones sean respetadas dentro del marco social de un estado-nación en particular.

Origen del Desarrollo como Discurso

El fin de este enfrentamiento bélico trajo consigo serios cambios a nivel de geopolítica que resultaron decisivos a la hora de conceptualizar y re-conceptualizar los diferentes componentes políticos, ideológicos, económicos y sociales del sistema internacional. Estos cambios, en gran medida, respondían a la necesidad de los Aliados de una nueva “imagen verbal” de ese nuevo mundo que emergía después de la derrota Nazi. Las nuevas condiciones históricas de la estructura política y económica mundial empezaron a caracterizar el escenario internacional post-1945.

Se creó la Organización de Naciones Unidas como una forma de internacionalismo basado en la promoción de la cooperación y la articulación de nuevos términos de intercambio entre países. Se inventó el “Tercer Mundo” y su destino pasó a hacer objeto de discusión y negociación internacional. Así las cosas, pasada la guerra, el mundo no industrializado, más allá de su papel de proveedor de materias primas, en el juego de definir y redefinir el mundo, empezó a cumplir un papel decisivo en el régimen de representación geopolítica y geoestratégica mundial.

La era de la segunda post-guerra dio entonces inicio a la Era del Desarrollo. Para esta “corriente”, el Punto IV del discurso inaugural del presidente estadounidense Harry S. Truman representa el hito fundacional de esta nueva era, pronunciado el 20 de enero de 1949, emerge, para quedarse por décadas, una muy singular noción de desarrollo.

En su discurso inaugural el presidente Harry Truman propuso que el mundo entero debe gozar de un ‗acuerdo democrático justo‘ a través de la intervención de un todavía joven Tío Sam entusiasmado por resolver los problemas de la pobreza global. Esta ―Doctrina Truman‖ inició una nueva era en el manejo de los asuntos internacionales. (Peet y Hartwick, 1999: 145)

Se declaró subdesarrollado al hemisferio sur y así, se elevó el nuevo concepto a un nivel político y geoestratégico. Sus palabras rezaron “Hemos de consagrarnos a un nuevo y decidido programa para lograr que los beneficios de nuestro adelanto científico y de nuestro progreso industrial sirvan también de avance y crecimiento del mundo subdesarrollado. Así, la noción de desarrollo tomó por lo menos dos formas particulares íntimamente relacionadas entre sí: la primera, como herramienta de contención comunista “antídoto a la revolución”; y la segunda, como instrumento al servicio del diseño hegemónico de los Estados Unidos. Usando por primera vez la palabra “subdesarrollo” para referirse a las (regiones económicamente atrasadas).

Las relaciones Norte-Sur, por mucho tiempo entendidas a la luz de la clave colonizadores-colonizados, se empezaron a leer bajo una nueva clave: desarrollo-subdesarrollo. Se sugirió, a su vez, algo inédito: la idea de un tipo específico de cambio, provocado deliberadamente, y dirigido hacia una etapa final alcanzable por todos. Bajo la hegemonía del desarrollo, aparatos de producción de conocimiento (el Banco Mundial, agencias de planeación y desarrollo, etc.) establecieron una nueva economía política, muy diferente a aquella de la era colonial.

La idea de subdesarrollo se construyó en función de la pre-existencia de la de desarrollo. Es decir, la condición de subdesarrollo sólo cobró sentido en tanto existía esa otra condición, superior, deseable y alcanzable, que es, el desarrollo. Articulado alrededor de un constructo ficticio el “subdesarrollo”, fue producido un discurso que inculcó la necesidad de perseguir este objetivo [acceso a la forma de vidas creadas por la civilización industrial].

Como es de esperarse, un cambio de tal magnitud y audacia no es neutral ni política, ni económica, ni culturalmente. Este cambio, está estrechamente ligado a la afirmación del proyecto hegemónico de los Estados Unidos y se inventó al servicio de sus intereses particulares, entre ellos, la contención del avance del comunismo. Es posible sostener esta afirmación por lo menos a partir de tres elementos, entendidos estos específicamente dentro del contexto de la segunda postguerra:

(i) De manera consistente con la tradición anticolonialista que los Estados Unidos han defendido desde finales del S. XVIII, la nueva dicotomía (desarrollo/subdesarrollo) desacredita el sistema colonial y justifica el proceso de descolonización. Hablar de unas naciones desarrolladas y otras subdesarrolladas fue una manera de “reconocer” la condición de Estado-nación independiente de los Estados del “Tercer Mundo”. Identificarlos como merecedores de ayuda, y señalar la necesidad y posibilidad de que se desarrollen, fue una manera de “reconocerlos” más allá de su papel de proveedores de materias primas, agrietando así con el histórico esquema metrópoli/colonia.

(ii) La dicotomía plantea una diferencia entre las distintas partes del mundo en la que una parte desarrollada goza de riqueza y prosperidad y la otra, subdesarrollada, es presa de la carencia manifiesta en el hambre, la pobreza y el estancamiento. Frente a esta situación resulta inaceptable no hacer nada, por lo tanto se justifica una necesaria y urgente intervención cuya batuta la iba a tomar los Estados Unidos;

(iii) Se encuentra en el desarrollo una forma propicia para proyectar y exportar el modelo defendido por los Estados Unidos que, en nombre de la prosperidad y la felicidad, y apoyada en indicadores macroeconómicos, se muestra al margen de la disputa ideológica de la Guerra Fría.

Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial se instituyó, como la principal potencia militar y económica del globo. Así, hasta cierto punto, puso bajo su tutela a los demás países de Occidente, muchos de ellos devastados por la guerra y necesitados de ayuda. Así se proyectó ante el mundo entero como la gran hegemonía

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