DISPOSICIÓN, CAMBIO O CONFORMISMO
ymrojasr6 de Marzo de 2012
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DISPOSICIÓN, CAMBIO O CONFORMISMO
“Sabio no es aquel que tiene un mundo de conocimientos en su mente, es aquel que sabe que lo que conoce no es suficiente para vivir” Yemeli R.
Se dice que la mejor forma de enseñar y de aprender es cuando se hace con una persona sin previo conocimiento de las cosas, cuando se tiene como punto de partida esa inocencia pura que caracteriza a los niños, libre de malicia y llena de mucha imaginación. La mente de un niño, es como un libro abierto cuyas páginas aún no conocen letra alguna, es como un cielo despejado en un hermoso amanecer en el cual se puede reflejar la magnitud de su belleza, es como esa melodía que endulza el oído y que da la libertad de darle la letra que el alma dicta.
Es entonces cuando hablamos de una mente principiante, una mente dispuesta al aprendizaje de conocimientos significativos y enriquecedores, una mente abierta a aprender más de lo necesario, pues en ella no existe límite alguno de conocimiento.
Sin embargo, es muy difícil encontrar una mente tan pura como la de un niño en personas adultas, cuya madurez se ha formado con cada dificultad, anécdota y la experiencia que solo con el transcurrir de los años se puede alcanzar.
Ahora, para poder enseñar a una “mente en blanco”, es necesario tener una mente llena de conocimientos, una mente con visión, una mente conocedora de oportunidades y opciones, una mente capaz de guiar a otra, una mente sin temor al cambio y que ve en él, una oportunidad de mejora, superación y evolución diaria del ser.
Sin embargo, en muchas ocasiones una mente llena de conocimientos se jacta de los mismos y no ve o contempla la posibilidad de poder seguir expandiendo sus saberes.
Vivir cada día es el regalo más grande que Dios permite a su creación, y sobre todo a ese ser fruto del amor de su corazón: el ser humano; poder respirar, poder ver, poder sentir, son tan solo algunos de los privilegios que se tiene en todo el universo.
Este ser es el único en todo lo existente, que puede gozar de la hermosa naturaleza que lo rodea, es el único capaz de transformar las cosas, de dar un toque especial a aquellas “simplezas” de la vida.
Pero, ¿Cómo poder lograr la transformación de las cosas? ¿Cómo poder cambiar algo? ¿Cómo aportar algo nuevo? ¿Cómo modificar lo existente sin ir en contra de lo establecido? Son algunos de los interrogantes que en muchas ocasiones flotan en la mente de las personas.
Creo que es importante tener un poco de ambas mentes, es aquí donde se hace necesario combinar el deseo insaciable por aprender, por visionar, por cambiar (mente principiante), con una mente cuyos conocimientos adquiridos previamente, puedan dar su aplicabilidad en la búsqueda de lo nuevo (mente experta).
¿De qué sirve solo tener una mente dispuesta, si lo aprendido no se aplica? O ¿De qué sirve estar llenos de conocimiento si no se piensa en mejorar? Ambos límites son extremos, por eso en mi opinión creo que es necesario tener un poco de ambas, claro está, debe predominar la disposición por encima del conformismo.
A nivel personal, muchas veces siento la necesidad de aprender cada vez más, de tener mi mente abierta a las miles de posibilidades de conocimientos y mejoras, de buscar más, de querer encontrar cada día algo nuevo y significativo para mí vida tanto a nivel personal como profesional. Sin embargo, a veces no le doy importancia a la necesidad de aprender, pues he llegado a considerar que con lo sé me basta para subsistir, y es entonces cuando caigo en el conformismo y en la mente experta.
Estas variaciones de disposición surgen de los diversos factores externos que me rodean. En una conversación sostenida con una persona, comentábamos las motivaciones que nos impulsan a diario, ella decía que lo importante es la motivación intrínseca que tenemos, que lo externo
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