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Desafio De La Educaciòn Ambiental


Enviado por   •  11 de Abril de 2014  •  2.877 Palabras (12 Páginas)  •  394 Visitas

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LOS DESAFÍOS DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL EN EL SIGLO XXI

La lucha contra la exclusión

Marco Sorrentino

Director de Educación Ambiental, Ministerio Medio Ambiente de Brasil

El desafío fundamental de la educación ambiental en este siglo XXI es la inclusión de la totalidad de los seres humanos en un diálogo planetario sobre cuál futuro queremos construir y cuáles utopías queremos alcanzar. Si no conseguimos traer a la totalidad de los humanos para este diálogo pero también si no se logran realizar las utopías individuales y la de pequeños grupos no avanzaremos en la construcción de un futuro inclusivo a todos y todas. No estamos hablando de construir políticas públicas que no se implementan o no se viabilizan, es algo más, la construcción de un nuevo modelo de desarrollo.

Ciertamente hablamos en un sentido metafórico. Es difícil imaginarse siete billones de humanos levantando las manos en una asamblea mundial, pero existen mecanismos cada vez más sofisticados de inclusión que hacen posible llegar a cada persona. Está la televisión, la radio, Internet o los medios de comunicación alternativos ¿Por qué no usamos la capacidad de esos mecanismos para promover ese diálogo planetario?, ese diálogo sobre qué futuro queremos construir ¡Cuánto más conseguiremos avanzar si incluimos a todos! Cuanto menos sean los excluidos, más probabilidades de diversidad tendremos en la construcción de un mundo mejor.

El cambio climático, la contaminación y la pobreza

Marcos Sommer

Ecologista. Doctor de la Universidad Kiel, Alemania

La educación ambiental es producto de la actividad del hombre, y hallándose éste sumergido en una profunda crisis generalizada que abarca todos los órdenes, social, político, económico, cultural, científico, educativo, religioso, ético y moral, dentro de una globalización evolutiva generada por el desenvolvimiento de la especie humana, no puede dejar de estar también en crisis.

Entre los varios retos que se enfrenta la educación ambiental en este siglo XXI, tenemos: el cambio climático del planeta, la contaminación del aire, agua y suelo, la carencia de servicios básicos (agua potable, drenaje, vestido, alimentación, vivienda digna, etc.) de aproximadamente un 50 por ciento de la población mundial; el aumento considerable de residuos tóxicos que se producen cada día en el mundo, el deterioro ecológico, y los efectos de estos problemas en la salud humana, los cuales, no son sólo de carácter físico sino también psicológico. El hombre y sólo él es culpable de la lluvia ácida, del hoyo en la capa de ozono y del calentamiento global. La desertización es obra humana: millones y millones de áreas irrigadas o receptoras de lluvias están hoy al borde del yermo. La invasión del desierto provoca más pobreza y más emigración. Si se llega al suicidio ecológico, la culpa es del hombre, no de la Naturaleza.

Otro de los retos más grandes de la educación ambiental en este siglo XXI es la de contribuir significativamente a construir una sociedad basada en el conocimiento, que afronte con eficacia y equidad los grandes problemas del mundo. Por una parte, para lograr en la sociedad una adecuada compresión de los desafíos futuros en materia ambiental la educación respectiva no debe ser sólo información sobre la naturaleza. Es necesario enfatizar también los costos de medidas pro ambientales subrayando que decisión en pro del medio ambiente obliga también a sacrificar objetivos en el área de equidad; en última instancia obliga a sacrificar la presencia de otros bienes que son también fuente de bienestar humano. Esta se presenta en dos manifestaciones: la participación ambiental y las conductas ecológicas responsables.

El proceso de cambio que ocurre actualmente en el mundo ha dejado sin resolver dos problemas cruciales, la primera se refiere a las graves desigualdades en la productividad y en la distribución de bienes y servicios, que amenazan el ecosistema humano global, y la segunda, al ritmo actual del crecimiento poblacional y económico que ha puesto en peligro los logros ambientales aportados por las nuevas tecnologías limpias y la aplicación de políticas congruentes con un desarrollo sustentable. Por otra parte, el hecho más característico de la sociedad contemporánea es que cada vez más depende del conocimiento. No sólo la producción y el uso de aparatos complejos, como computadoras, instrumentos de telecomunicación, herramientas de laboratorio y maquinaria industrial implican ahora un considerable grado de conocimiento, sino también los procesos productivos de todo lo que consumimos y empleamos día a día.

Con el advenimiento de las biotecnologías y la próxima "era genética" del siglo XXI, con la química, con los nuevos materiales y con tantas otras tecnologías revolucionarias, esta tendencia se agudizará sin duda en el futuro; la capacidad de producir y usar conocimiento será considerada crecientemente como el recurso de mayor importancia de las naciones y como el aspecto determinante de su productividad. El problema del desarrollo económico será un problema de dominio del conocimiento en expansión y de crecimiento de las capacidades de la población para emplearlo eficazmente, que ya se han convertido en los países desarrollados en un factor aún más dinamizado que la misma acumulación de capital.

La verdadera pregunta que se nos plantea en el reto de la educación ambiental es la de ¿a dónde llegaremos como resultado de este proceso? Aquí y ahora debemos levantar el estandarte de la racionalidad material, en torno al cual debemos agruparnos. No solamente nos confortamos a un nuevo sistema social, sino también a nuevas estructuras de conocimiento, en las que la sociedad y la ciencia no podrán seguir divorciadas y retomaremos a la epistemología singular en pos del conocimiento utilizada con anterioridad a la creación de la economía-mundo capitalista. Si comenzamos a recorrer este camino, tanto en lo que se refiere al sistema social en que vivimos como en cuanto a las estructuras de conocimiento que usamos para interpretarlo, necesitamos ser conscientes de que estamos ante un comienzo, no, de ninguna manera, ante un final. Los comienzos son inciertos, audaces y difíciles, pero ofrecen una promesa, que es lo máximo.

Educarnos para una vida sustentable

Roberto Codas Friedmann

Economista y comunicador. Empresario de agricultura orgánica, Paraguay

La clave para que avancemos hacia un modo sustentable

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