Desarrollo Y Suvdesarrollo
conygeder3 de Abril de 2014
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TEMA: EL DESARROLLO Y EL SUBDESARROLLO
LA POBREZA Y EL TERCER MUNDO
1.- Diferencias entre el mundo desarrollado y el subdesarrollado. No todos los Estados tienen el mismo grado de organización social, ni similares estructuras productivas, ni parecidos recursos financieros, ni modos de vida equiparables. En la actualidad, dos realidades contrastan bruscamente: la de los países desarrollados y la de los países subdesarrollados o en desarrollo. El 80 % de la población mundial vive en este segundo grupo.
Mundo desarrollado
Los países desarrollados tienen una alta renta per cápita, es decir, unos elevados ingresos medios por persona por encima de los 10.000 dólares anuales; una industria potente y tecnológicamente avanzada; un alto nivel de vida, que se refleja en el desarrollo de las infraestructuras y en la
cantidad y calidad de servicios sanitarios, educativos, culturales, etc.; además, una buena parte de la población mantiene un elevado nivel de consumo.
Mundo subdesarrollado
Los países subdesarrollados tienen una baja renta por habitante, que normalmente no alcanza los 2.000 dólares anuales; un desarrollo industrial escaso o incipiente, pero que, con frecuencia, depende de la inversión exterior y está basado en la mano de obra barata y en el alto consumo
energético; recursos naturales destinados fundamentalmente a la exportación; una fuerte dependencia del exterior en tecnología, comercio y créditos; un reducido nivel de vida, con servicios de baja calidad e inaccesibles a una gran parte de la población; deficientes infraestructuras; un elevado índice de analfabetismo; un crecimiento demográfico muy elevado; y un bajo nivel de consumo. Además, la inestabilidad política, la corrupción y la desigualdad social son corrientes en estos Estados.
Los conceptos Norte y Sur no describen exactamente los dos hemisferios geográficos, pues algunos países del hemisferio sur presentan un altísimo desarrollo, mientras otros del hemisferio norte tienen un desarrollo escaso.
• Los países más desarrollados son principalmente gran parte de los Estados europeos, Canadá, Estados Unidos, Japón, Australia y Nueva Zelanda.
• Un desarrollo intermedio es el que presentan Rusia y algunas repúblicas soviéticas; Brasil y ciertos países de Iberoamérica sumidos en una prolongada crisis tras décadas de prosperidad; y algunos asiáticos que empiezan a crecer, como Malaysia y Singapur.
• En el extremo opuesto se encuentran los países más pobres del planeta, que se localizan en Asia meridional y oriental (Afganistán y Pakistán), en Centroamérica (Haití) y, sobre todo, en el África
subsahariana.
2.- El IDH, Índice de Desarrollo Humano
En las décadas pasadas se utilizaba la renta por habitante de un país para medir su grado de riqueza y desarrollo. Esta variable, sin embargo, no reflejaba la desigualdad en el reparto de la riqueza. Así, por ejemplo, lugares como Brunei o los Estados del golfo Pérsico, ricos en petróleo y poco poblados, aparecían siempre con rentas per cápita muy altas cuando, en realidad, la riqueza se acumulaba en unas poquísimas manos y la gran mayoría de la población permanecía en la pobreza.
De lo anterior se puede concluir que para evaluar el desarrollo de un país no basta con considerar solo variables económicas. Un país puede tener una producción y unos ingresos elevados, pero los beneficios pueden no repartirse equitativamente entre la población.
Desde hace una veintena de años, aproximadamente, la ONU viene elaborando cada año el denominado Índice de Desarrollo Humano (IDH), que, además de los ingresos medios por habitante, contempla varios aspectos sociales para evaluar el nivel de desarrollo de un país, tales como la alfabetización de la población, el acceso a la sanidad, la esperanza de vida al nacer o la igualdad entre hombres y mujeres, entre otros.
Desde los años ochenta han aumentado su desarrollo bastantes países, sobre todo los situados en valores medios del IDH. Por ejemplo, ha habido mejoras significativas en China e India; en los Estados musulmanes mediterráneos, como Túnez, Siria, Egipto y Marruecos; y en países de
moderna industrialización, como Singapur, Corea, Malaysia e Indonesia.
3.- El aumento de las desigualdades
Durante la década de 1980 y comienzos de la siguiente, se creía que las ayudas a los países más pobres, ofrecidas por diversos organismos e instituciones internacionales, así como por los países desarrollados, servirían para impulsar su crecimiento económico y de esta manera ir
mejorando su nivel de vida.
Sin embargo, en 54 países, situados mayoritariamente en el África subsahariana, pero también en Iberoamérica, Asia central y meridional y en la Europa del este, se ha registrado un descenso de sus ingresos medios y han aumentado las desigualdades internas al aparecer auténticas bolsas de
miseria.
Lejos de acortar sus distancias con los países más ricos, en muchos de estas naciones se ha abierto una brecha creciente difícil de cerrar.
4.- Algunos datos de las desigualdades • Más de 1.200 millones de personas viven con menos de un dólar al día y 2.800 millones con menos de dos dólares.
• Un 1% de la población mundial, es decir, unos 60 millones de personas, acumulan una riqueza comparable a la de los 2.800 millones más pobres.
• Casi 800 millones de personas sufren hambre crónica. Cada 4 segundos muere una persona de hambre en el mundo.
• 1.160 millones de personas no tienen acceso al agua potable, ni 2.300 millones a saneamientos adecuados.
• 12 millones de niños menores de cinco años mueren anualmente por causas que se pueden evitar o curar.
• Más de 40 millones de personas padecen la enfermedad del SIDA.
Más de 14 millones de niños han perdido a uno o a ambos padres por la enfermedad.
5.- Factores que condicionan el subdesarrollo
Al valorar las desigualdades existentes entre los países, hay que tener en cuenta muchos factores y no solamente los indicadores económicos. Hay condicionantes históricos, aquellos que se refieren a la evolución política, los que dependen de las características físicas y los recursos naturales, etc.
Ninguno de ellos actúa por separado como una causa única, sino que se conjugan e interactúan entre sí. Los principales factores que condicionan el subdesarrollo son los siguientes:
La colonización histórica
La colonización de territorios por parte de las potencias más poderosas es un fenómeno que se ha venido repitiendo a lo largo de la historia. Sin embargo, este proceso alcanzó su máximo desarrollo a partir de la conquista de América en el siglo XVI, y culminó en el siglo XIX coincidiendo con la revolución industrial. Se consolidó así el dominio político y económico de las potencias europeas sobre la mayoría del mundo: América, Asia, África y Oceanía. Las metrópolis importaban de sus colonias las materias primas que necesitaban para alimentar sus industrias, a la vez que
exportaban los productos fabricados. Se creó así un sistema económico desigual. Cuando las colonias alcanzaron su independencia, muchas de ellas siguieron manteniendo la dependencia económica, financiera, industrial y tecnológica de sus antiguas metrópolis y de otros países ricos.
La deuda externa Algunos países recibieron ayudas para mejorar sus estructuras productivas
en forma de préstamos por parte de instituciones financieras internacionales y de los países más ricos. Los intereses de esos préstamos han resultado muy elevados, por lo que hay Estados que han contraído una deuda altísima a lo largo de los años. Como tienen que destinar una parte muy importante de sus recursos económicos a la devolución de la misma, se encuentran con un fuerte obstáculo a sus posibilidades de desarrollo. En caso de incumplir sus obligaciones de pago serían excluidos de futuros préstamos.
En 1996, el Banco Mundial y el FMI pusieron en marcha una iniciativa llamada Países Pobres Muy Endeudados (PPME) con el fin de liberar de una parte de esta carga a los países más pobres y con una deuda mayor.
La dependencia tecnológica
La falta de tecnología propia y de capacidad para asimilar la de los países desarrollados coloca a los más pobres en una posición muy desfavorable en el mercado mundial, ya que no pueden producir de forma competitiva.
Además, los avances tecnológicos han dejado obsoleta una parte importante de la producción de estos países, lo que ha supuesto una reducción de sus exportaciones y, por tanto, de sus ingresos. Por ejemplo, el caucho natural ha sido sustituido por productos sintéticos, y el cobre, utilizado para las comunicaciones, está siendo reemplazado por la fibra óptica.
A todo eso se une que las personas altamente cualificadas apenas pueden desarrollar su labor en sus países de origen y son absorbidos por grandes corporaciones para trabajar en el mundo desarrollado.
El elevado crecimiento demográfico
La natalidad se mantiene elevada en la mayoría de los países más pobres, mientras la mortalidad se ha reducido, provocando un fuerte crecimiento demográfico. Pero los alimentos disponibles no han crecido en la misma proporción. Por ello, los países pobres no pueden satisfacer las necesidades de toda la población, comprometiendo su futuro desarrollo.
Una salud y una educación deficientes. Las enfermedades y las hambrunas conllevan importantes gastos sanitarios para un país a corto plazo, y tienen un fuerte impacto a largo plazo.
Los adultos enfermos y que presentan malnutrición abandonan sus trabajos
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