Didactica De La LiteraturA

Desde la década de los 80’, las teorías argumentativas tienen un nuevo enfoque, de carácter cotidiano y sencillo. Una de éstas, es la de Jean Claude Anscombre y Oswald Ducrot, quienes plantean que “todo empleo lingüístico es, en sí, argumentativo. Es decir, hablamos para convencer y persuadir a los otros de algo, con argumentos pragmáticamente pertinentes, aunque no estrictamente lógicos, a favor de una conclusión”. De este modo, podemos deducir que cualquier actividad que se manifieste de manera lingüística, ya sean conversaciones cotidianas, anuncios comerciales o propagandísticos (en cualquier formato: auditivo o visual) y situaciones de mayor complejidad, tales como debates, foros o coloquios; implicaría el uso de argumentos.

Para los autores mencionados, es de gran importancia la existencia de factores psicológicos que influyen en el oyente, es decir, su interioridad. Así, sostienen que alguien puede argumentar sobre algo con elementos que no son necesariamente lógicos, pero que sí encausarían al oyente a lograr la conclusión que un sujeto quiera que otro adopte. Distinguen además, que existen tres tipos de sujetos que participan en la enunciación: El productor del enunciado (aquel que lleva a cabo la actividad física), el locutor (aquel que demuestra decir las cosas, a través de marcas propias en el medio de difusión que sea: texto, afiche, video, etc.) y, por último, el enunciador (quien entrega los puntos de vista y las conclusiones a las que se desea que llegue el o los receptores).

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