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Diferenciacion Social En Colombia

Theany427 de Septiembre de 2012

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EDUCACION Y DIFERENCIACION SOCIAL EN COLOMBIA∗

Gonzalo Cataño∗∗

La relación entre educación y clase social es fundamental para la comprensión de la

dinámica del sistema educativo. Es un campo común afirmar que la educación expresa las

características de la sociedad dentro de la cual se halla inmersa, pero se ha tendido a

olvidar que las sociedades estratificadas se aprovechan de sus sistemas educativos de

muy diversa manera. Este hecho es todavía más pertinente sí se recuerda que las clases

constituyen una de las dimensiones más importantes de la estructura social. Si definimos

las clases como agregados de individuos y familias con posiciones socioeconómicas

similares, encontramos que ellas poseen diversas capacidades de acceder a los bienes y

servicios de la sociedad según su propiedad, sus ingresos y su ocupación, esto es, su

riqueza. Estas características les confieren a sus integrantes un modo de vida típico que

se traduce en un comportamiento y en un conjunto de valores particulares que a su vez se

convierten en rasgos culturales diferenciadores, reforzando las desigualdades económicas

que les sirven de base. Ello es lo que ha llevado a identificar las clases como subculturas,

como formas distintas de socialización, conducta, aspiraciones y actitudes que resultan en

un estilo de vida propio y específico.

No obstante que la existencia de la división de clases es ampliamente reconocida en

nuestro medio, existe una opinión muy extendida de que la educación tiene por sí misma

la capacidad de promover la igualdad social. Se cree que una expansión de la educación

trae como consecuencia directa una democratización de las oportunidades ocupacionales

y un aumento de los procesos de movilidad social ascendente. Se identifica desigualdad

social con desigualdad de oportunidades educativas, haciendo que éstas últimas

aparezcan como las causantes de las diferencias de clase dentro de la sociedad. Se

olvida que las clases toman su asiento en la propiedad, en los ingresos y en la posición

social y no en el número de años de educación formal a los cuales se pueda tener acceso,

Estos pueden cumplir una función legitimadora de las posiciones alcanzadas por la vía de

la riqueza y del monopolio del poder, pero no son necesariamente la fuente última de la

diferenciación social. Lo que ocurre es que las clases se apropian de diversa manera de la

educación y a través de ella establecen relaciones diferenciales con el sistema

ocupacional. ¿Cómo se establecen estas relaciones? Su aspecto más evidente es que

además de un medio favorable para su desarrollo, la educación exige tiempo —cinco años

para la enseñanza primaria, once para la secundaria y quince o más para completar la

universidad—, y no todos los grupos están en capacidad de afrontar las inversiones

demandadas por los gastos educativos y por la espera laboral que ella exige. La

educación cuesta a pesar de que las matrículas sean gratuitas. Los círculos familiares

deben sufragar los gastos de libros, de útiles de estudio y de transporte de sus hijos,

además de sus necesidades básicas de alimentación, vestido, recreación y salud. Era a

esto a lo que Max Weber se refería, cuando escribía “que la educación requerida para la

adquisición del certificado educacional exige considerables gastos y un periodo de espera

antes de obtener plena remuneración, (lo cual) supone un desplazamiento del talento (del

“carisma”) en favor de la propiedad”1.

∗ Versión corregida y aumentada de una conferencia pronunciada en el “Seminario de Tecnología Educativa” que tuvo lugar en

Bogotá en junio de 1975.

∗∗Sociólogo. Coordinador del pos-grado en Investigación Socio-educativa de la Universidad Pedagógica Nacional.

1 Max Weber, Ensayos de sociología contemporánea (Barcelona: Martínez Roca. 1972), p. 296.

Pero no es solamente esto. La educación puede crecer sin que se ponga en cuestión la

organización social. A medida que se expande van surgiendo en su interior nuevas

modalidades que toman su base en la calidad, en el nivel académico y en la socialización

(“formación”) ofrecida por las diversas instituciones educativas. La educación se

democratiza pero también se estratifica internamente. Este aspecto, descuidado por los

analistas colombianos, ocupará un lugar destacado en esta exposición. El punto de

partida es que la estructura de clases determina las diferencias de acceso a la educación

y la dinámica del sistema educativo como un todo. Se busca ilustrar el fundamento de

esta hipótesis con la finalidad de contrastarla con la muy extendida creencia en la

capacidad del sistema educativo para acabar con las diferencias sociales. Más que una

exposición factual acompañada de estadísticas, la reflexión que se ofrece a continuación

constituye un esfuerzo dirigido a elaborar un marco de referencia para la comprensión de

las confluencias y disenciones entre la dinámica del sistema educativo y la de las clases

sociales.

I

En las sociedades con marcadas diferencias sociales —como la colombiana—, las

clases tienden a educar a sus hijos en distintas instituciones. Al lado de la educación

sufragada por el Estado, va surgiendo todo un subsistema de carácter privado dirigido a

escolarizar los grupos directivos de la sociedad. Esto ocurre generalmente cuando la

educación oficial se “populariza” y los grupos privilegiados comienzan a preocuparse por

una formación más adecuada para sus hijos. Por supuesto que en el pasado siempre

hubo instituciones de élite, de cierta exclusividad, especialmente para la enseñanza

primaria y secundaria; pero también lo es que las clases altas visualizaron las

universidades estatales como el lugar natural de la educación de sus jóvenes. Y esto era

así porque sólo los sectores medios y altos finalizaban la enseñanza secundaria. Pero una

vez que el sistema educativo se expandió en todos sus niveles y que las universidades

públicas fueron destinadas a absorber la democratización de la educación superior, los

grupos dominantes redefinieron sus proyectos educativos y empezaron a diseñar nuevas

instituciones para la formación de los cuadros directivos de la política y de los negocios. Si

bien estas instituciones se rigen por las directrices generales impuestas por la sociedad,

por el Estado a través de su Ministerio de Educación, ellas presentan sus propias

acentuaciones que les confieren una característica muy especial en el escenario de la

educación nacional.

Esto no es, por supuesto, un rasgo exclusivamente colombiano o latinoamericano. Ya

Durkheim era consciente de este fenómeno a comienzos de siglo cuando recordaba que

la educación nacional tenía como fin suscitar cierto ideal del hombre, de lo que este

debería ser tanto desde el punto de vista intelectual como físico y moral, con el fin de

establecer el consenso entre los miembros de la sociedad. Pero también se apresuraba a

anotar que medios sociales particulares como las clases, las castas, las familias y las

profesiones, buscaban inculcar en sus hijos algunos estados físicos y mentales que ellos

consideraban pertinentes, esto es, adecuados a sus intereses y a su papel dentro de la

sociedad. De esta manera, escribe Durkheim,

“...hay tantas clases de educación.., como medios distintos. ¿Se halla (la sociedad)

formada por castas? La educación varía de una casta a otra; la de los patricios no era

la de los plebeyos; la del bramán no era la del sudra. Lo mismo en la Edad Media

¡Qué separación entre la cultura que recibía el joven paje, instruido en todas las artes

de la caballería, y la del villano, que iba a aprender en la escuela de su parroquia

algunos escasos elementos de cálculo, de canto y de gramática! Todavía hoy, ¿no

vemos variar la educación con las clases sociales y hasta con los medios especiales?

La de la ciudad no es la del campo, la del burgués no es la del obrero”2.

La historia de los sistemas educativos —y la del colombiano en particular—, abunda en

noticias acerca de las tensiones y conflictos entre el poder del Estado en materia de

educación y el de los grupos sociales que buscan una autonomía para diseñar su propia

enseñanza. Mientras que el primero tiende a instaurar una educación nacional, los

segundos luchan con todas sus fuerzas para hacerse a un espacio que les permita

reproducir sus rasgos particulares —su subsultura—.

Estos procesos transmiten a la esfera educativa las diferencias sociales más amplias de

la sociedad total, haciendo de ella un elemento más de la reproducción de las

desigualdades sociales. En otras palabras, la estratificación social general toma en sus

manos el sistema educativo y trata de moldearlo a su imagen y semejanza. Ello hace que

el prestigio y rango de las instituciones que conforman el sistema educativo esten

estrechamente asociados a la posición social ocupada por las familias de sus estudiantes.

Los planteles, por ejemplo, que escolarizan

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