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Discipulado Clasico


Enviado por   •  10 de Octubre de 2014  •  2.254 Palabras (10 Páginas)  •  240 Visitas

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Evaluando mi compromiso

Calculando el costo

“Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos y hermanas, y aún también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo

Porque, ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.

¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz.

Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo”. (Lucas 14:25-33).

Diez principios esenciales para valorar el coste

1.

Todo cristiano debe estar dispuesto a hacer sacrificios personales por amor al Reino de Dios.

Douglas Hyde fue miembro del Partido Comunista en Gran Bretaña durante 20 años, antes de ver los errores de sus actos. Se convirtió al Catolicismo Romano y, más tarde, escribió un libro describiendo los “atributos” que llevan a los miembros del partido a ser tan agresivos reclutando a otros para la causa. En Dedicación y Liderazgo escribe: “Si me preguntas cuál es el rasgo que distingue a un comunista, cuál es el distintivo más sobresaliente que los comunistas tienen en común, yo no diría, como algunas personas esperan: “ Su habilidad para odiar” ; esto no es de ningún modo común a todos ellos. Yo diría, sin ninguna duda, que es su idealismo, su celo, dedicación, su devoción a la causa y su disposición para sacrificarse.”4

Jamás se podrá hacer ningún sacrificio por amor al Reino de Dios hasta que el pueblo de Dios abra sus corazones y estén dispuestos a renunciar a todo lo que se les pida.

4 Douglas Hyde, Dedication and Leadership (Notre Dame, Indiana: Notre Dame Press, 1966), pp. 15-16.

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2.

Un cristiano no puede hacer un compromiso de sacrificio hasta que tenga una visión apropiada del valor de su vida.

Este principio nos es dado por el Apóstol Pablo, quien dijo: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.” (Hechos 20:24).

Los estudiosos del griego, como Arndt y Gingrich, escriben que este texto puede bien significar, “Yo no considero mi vida valga una sola palabra.”5 Calvino da su propia traducción cuando dice: “Pero a mí no me importa, y la vida en sí misma no es valiosa para mí.”6

Ciertamente la vida es un regalo notable y no debe ser despreciada, considerando que fuimos creados a la imagen de Dios. Pero porque ha sido arreglada para nosotros como una pista de carrera, siempre adecuado para nosotros llegar rápido a la meta, y superar cualquier obstáculo, para que nada pueda impedirnos o atrasarnos en el transcurso de la misma. Es vergonzoso que estemos tan aferrados a nuestro ciego amor por la vida que, por causa de ella, perdamos de vista la razón de vivir. Pablo no simplemente considera que su vida no tiene ningún valor, sino que aparta este pensamiento de su mente para poder acabar el trayecto y completar el ministerio que recibió de Cristo.

Todo creyente debe reconocer que pertenece absolutamente a Dios, que le ha comprado y pagado con su sangre; que es amado con un amor maravilloso y que hay bendición en la completa rendición a Él. Estos pensamientos por sí mismos le llevarán a entregarse como sacrificio.

3.

Nunca se harán sacrificios mientras la mayoría de los cristianos estén buscando los beneficios del Reino en vez de evaluando el coste.

Thomas B. Kempis escribió en su famosa obra, De la Imitación de Cristo:“ Jesús tiene ahora muchos amantes de su Reino celestial, pero pocos dispuestos a tomar Su cruz. Muchos desean su consolación, pero pocos la tribulación. Encuentra muchos que comparten su mesa, pero pocos Su ayuno. Todos desean regocijarse con Él, pero pocos están dispuestos a soportar cualquier cosa por Él. Muchos siguen a Jesús en el partimiento del pan; pero pocos a beber de la copa de Su pasión (Lucas 22:42). Muchos reverencian Sus Milagros; pocos siguen la vergüenza de Su cruz. Muchos aman a Jesús de tal manera que ninguna adversidad cae sobre ellos. Muchos le alaban y le bendicen, de manera que pueden recibir cualquier consolación de Él. Pero si

5 William F. Arndt and F. Wilbur Gingrich, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature (Chicago: The University of Chicago Press, 1968), p. 478.

6 John Calvin, Calvin’s Commentaries, eds. David W. Torrance and Thomas F. Torrance, trans. John W. Fraser, vol. 7: The Acts of the Apostles 14-28 (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 1966), p. 179.

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Jesús no se hace presente y los deja por un poco de tiempo, se quejan o sus mentes se desaniman.”7

4.

Hacer sacrificios personales es imposible, a no ser que los cristianos empiecen a pasar más tiempo a solas con su Padre Celestial.

Stephen Neill dice: “Crecí en una generación de gigantes – John R. Mott y sus discípulos – entre los cuales se tenía por seguro que, si ibas a vivir una vida cristiana en su plenitud, tendrías que dedicar por lo menos una hora diariamente, antes de la primera comida del día, para buscar a Dios a través de Su Palabra y para escuchar Su voz.”

5.

Hacer Sacrificios por amor a Cristo es la pura esencia del verdadero amor.

La pura naturaleza y bendición del amor consiste en olvidarse de uno mismo y buscar su felicidad en el amado. Cuando hay una carencia o necesidad en el amado,

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