Doce Hombres En Pugna

Doce hombres en pugna es una película del cine jurídico cuya trama se basa en el proceso de deliberación que emite un jurado en el sistema judicial de Estados Unidos. El delito por el cual le levantan un juicio al acusado es calificado como delito premeditado, es decir, cuando la persona atenta contra la vida de otro con la intención de causar daño.

Todas las pruebas presentadas ante el tribunal apuntan a que el acusado es culpable del asesinato de su padre y es por ello que once de los 12 miembros del jurado de Estados Unidos (la figura del jurado no existe en los juicios orales Mexicanos) están totalmente convencidos de su culpabilidad. Sin embargo, Davis, miembro del jurado y único hombre que piensa que el muchacho es inocente de toda culpa, se encarga de, no sólo ver por encima de los, hechos sino de indagar más afondo en lo ocurrido y hace que los demás miembros se vayan cuestionando a sí mismos respecto a la supuesta culpabilidad del muchacho; mostrando así, un ejemplo de proceso deliberativo. Uno a uno los jurados se van convenciendo de la inocencia del joven gracias a los argumentos que Davis aporta al caso.

Existen dos testigos, los de prueba directa y los de prueba indirecta. Los testigos de prueba directa son aquellos que dan por hecho el haber observado al joven. Los testigos de prueba directa en este caso hacen referencia a una mujer de alrededor de 45 años de edad y un anciano de alrededor de 75. La mujer alega haber visto al joven al momento en el que éste “cometió” el asesinato mientras que el anciano alega el haber escuchado ruidos en el piso de arriba y después ver a alguien que salía corriendo, por otra parte un claro ejemplo de un testigo indirecto es cuando el acusado dice haber ido al cine, pero curiosamente no recuerda ningún dato de la película que supuestamente fue a ver.

A pesar de lo declarado por los testigos; no sólo en este caso llevado acabo en Estados Unidos sino en cualquier otro lugar, los testimonios dados en un juicio oral pueden ser alterados o estar viciados debido a que dependen de lo que las personas hayan visto y de cómo lo hayan visto. En este caso, es claro que los testimonios estuvieron alterados puesto que el anciano tenía un problema en la pierna y aseguraba haber corrido para ver al muchacho, en un tiempo en el que era prácticamente imposible que lo lograra. En cuanto a la mujer, ella aseguraba haber visto la escena desde otro edificio, pero esto era algo complicado ya que no llevaba sus lentes así que pudo haber visto algo distorsionado a lo que era en realidad. Por otra parte, Davis también analiza por que el muchacho pudo haber cometido el delito y hace uso del argumento de que debido a los maltratos físicos y psicológicos que sufrió de pequeño el acusado pudo haberse visto motivado para realizar el acto.

La condena que le imponen al imputado es la pena de muerte y debe de ser cumplida en la silla eléctrica. La pena de muerte

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