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EL PROFESOR Y SU PAPEL EN LA EDUACIÓN


Enviado por   •  6 de Enero de 2014  •  2.301 Palabras (10 Páginas)  •  212 Visitas

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“EL PROFESOR Y SU PAPEL EN LA EDUACIÓN”

La buena didáctica es aquella que deja que el pensamiento del otro no se interrumpa y que le permite, sin notarlo, ir tomando buena dirección.

Enrique Tierno Galván

Los profesores entonces debemos contar con una muy buena didáctica para poder entrar en la mente y en los corazones de los alumnos; recordemos que el conocimiento, la motivación están ligados íntimamente con los sentimientos. Más que poder ser únicamente facilitadores de conocimiento seamos más bien motivadores de las nuevas mentes, envolvamos a los jóvenes con un discurso bien elaborado, recodemos que nuestra tarea principal es que los alumnos sean críticos.

Es entonces cuando se da a notar la importancia de los profesores en la sociedad, en el aula. ¿Pero qué lugar ocupan en el estado mexicano? ¿Qué pasa si lo comparamos con otro país del mundo?

Anteriormente en México el papel que jugaba el profesor en el estado era uno de los más importantes, se veía al profesor como una autoridad de respeto y sabiduría, pero al cabo de los años ha ido lamentablemente en decadencia esta concepción. Comparándolo ahora con el sistema educativo japonés, los profesores son los únicos profesionales que no están obligados hacer reverencias al emperador, es sin duda una señal de la importancia que en el país del sol naciente le da a la figura del profesor. Y claro está, los profesores somos una pieza importante en la sociedad y por ende se debería de dar el respeto que correspondiera tener; sin embargo está en nuestras manos rescatar y poner en alto la dignidad de poder ser llamados “profesores, buenos profesores”.

Pero en definitiva a qué se le ha dado la denominación de un “buen profesor” “un maestro fascinante”, ¿A una excelente intervención pedagógica? Más bien creo que un buen maestro es aquel que pueda lograr y crear conciencia en los alumnos, que resuelva problemas, más que le interese cubrir todo el programa sugerido logre que sus alumnos sean autónomos y críticos, más aún mis respetos a los profesores que en condiciones deplorables de contexto social y áulico lo consiguen.

Ahora bien retomando el sentido de mi ensayo es preciso mencionar nuestra tarea como estudiantes y futuros licenciados en educación secundaria con especialidad en español.

Nuestra labor fundamental debe de ser desarrollar en los educandos una competencia comunicativa eficaz (SEP). Pero claro, los profesores debemos ser muy buenos “paradigmas” para los alumnos. Un profesor que enseña la lírica tradicional y que ni siquiera tenga la destreza para redactar un verso que tenga rima, ¿Qué es lo que hace entonces con más de 30 ojos, mentes y corazones que están deseosos de poder adquirir un nuevo conocimiento?. No nos podemos permitir que eso suceda en nuestras aulas de clase; si el pupilo recibe un buen ejemplo, éste se sentirá motivado a esforzarse, a tener sed de conocimientos.

Para lograr esta competencia habrá tareas de aprendizaje que atiendan al fomento de las capacidades de expresión y comprensión, adecuados a cada contexto proporcionando a los aprendices estrategias de uso y reflexión metacognitiva (Lomas y Osorio, 1997).

Es por ello también que no podemos pretender que enseñaremos a escuchar, si ni en nuestro salón existe el feedback, ni a leer si ni siquiera sabemos comprender un libro. Movilizar conciencias es nuestro principal objetivo…

Pero claro está, que para todo objetivo a seguir debe de existir una previa preparación. Es por ello que nosotros ingresamos a la Escuela Normal. En este semestre, en particular en la clase de OPD ll recibimos la orientación necesaria para seguir en la conformación y desarrollo de habilidades y destrezas para cubrir los rasgos de perfil de egreso; por supuesto que permanecemos en el camino de un constante progreso.

Y como el mismo nombre de la asignatura lo menciona esta trata de que nosotros como estudiantes normalistas tengamos un acercamiento real a las situaciones de enseñanza-aprendizaje. A tener la oportunidad de poder aplicar lo que abordamos clase por clase en la Escuela Normal.

Sabemos la gran responsabilidad que conlleva asistir a las prácticas de observación e intervención pedagógica, somos conscientes de que el profesor debe de tener conocimiento, no únicamente de la disciplina que enseñará, sino también de los procesos cognitivos de los adolescentes, cómo aprenden, cuál es el mejor modo de trabajar para poder generar un ambiente propicio para el aprendizaje, cuáles son sus canales de aprendizaje, sus necesidades afectivas, etc.

Nuestra misión entonces es más de sentido humano, no trabajaremos con máquinas estáticas las cuales podamos programar y llenar de información cuantas veces queramos, las máquinas sabemos de donde provienen, cuentan con instructivos por si llegasen a fallar; pero qué pasa con los humanos, con los jóvenes. Ningún ser humano, ningún alumno cuenta con un instructivo por si no quiere trabajar, por si le cuesta trabajo aprender, algún apartado que nos diga porqué se comporta de tal manera y en qué tipo de contexto social está inmerso. Es por ello que en esta asignatura trabajamos con algunas herramientas que nos sirvieron para extraer la información que no se puede constatar de manera inmediata.

Instrumentos tales como la elaboración de un informe monográfico, guías de observación o de entrevista, de los cuales pudimos extraer información más general. Para particularizar utilizamos el Diario Pedagógico, el cual contiene datos más específicos de los alumnos; ya que los observamos en diversas clases tanto en las prácticas de observación como de intervención.

Algunos estudiantes normalistas argumentan que las prácticas de observación son una pérdida de tiempo, yo las veo más bien como una oportunidad para poder identificar lo que con anterioridad ya se mencionó y llevarlo en un registro (diario). Es el momento perfecto para conocer al grupo con el que trabajarás, “tu grupo” y me atrevo a utilizar este adjetivo posesivo, porqué así es cuando nosotros intervenimos con nuestra práctica pedagógica. La atención de los alumnos está sobre nosotros y está en uno mismo hacer que esta atención se pierda y que lleve la práctica a un fracaso, o que se motiven y que sea una práctica satisfactoria.

Claro que todos esperamos que nuestra intervención pedagógica sea todo un éxito, es por ello que realizamos una secuencia didáctica previa, la planificación. En la cual se plasman las estrategias, Carlos Monereo (1998) menciona que son siempre consientes e intencionales, dirigidas a un objetivo relacionado con el aprendizaje y como guía de las acciones que hay que seguir),

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