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El Papel Del Profesor En El Aula

claudia081623 de Agosto de 2013

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El papel del profesor en la interacción social en el aula.

Cuando el profesor se enfrenta a una actividad formativa, tiene una idea clara de las cosa que quiere que sus alumnos aprendan, en qué orden y de qué forma deben adquirirse. En definitiva tiene unos objetivos planificados, es decir, un plano de actuación, un mapa con límites y caminos trazados. Sin embargo con frecuencia esta idea se traduce en concebir el papel del instructor en un mero transmisor, el de un experto que deposita su conocimiento sobre los estudiantes. Pero de esta forma sólo conseguiríamos una mera acumulación de conocimientos compartimentalizados, no relacionados unos con otros, y que por tanto el alumno no podría utilizar como base para otros aprendizajes e incluso tendería a olvidarlos.

Sin embargo existe otra forma de conceptuar el papel del profesor, como facilitador del aprendizaje del alumnado y dependiendo del ritmo de éste. Estas dos formas constituyen los elementos de uno de los debates en educación que nunca parece cerrarse. En cierto modo ambos procesos están implicados en la enseñanza y se relaciona con los dos sentidos en los que defendíamos que el proceso de aprendizaje es social. Por un lado, lo que se aprende en las instituciones de educación formal es un cuerpo de conocimientos que ha sido culturalmente elaborado, los alumnos no van a inventar los conocimientos, aunque pueden descubrirlos y recrearlos. Por otro lado para que los individuos aprendan ha de existir una guía y una facilitación sobre la que construir sus aprendizajes.

Para conseguir que los alumnos lleguen a construir conocimiento, necesitamos saber qué dominio del tema tienen, sus conocimientos previos sobre los contenidos que vamos a trabajar. Es decir se trata de determinar qué habilidades pertenecen ya al dominio de éste y qué pueden hacer nuestros alumnos solos. Partiendo de ahí podemos ir aportando nueva información, relacionándola con la ya existente. Lo que se pretende de esta manera de esta manera es hacer que los contenidos y las habilidades que el alumno puede poner en práctica únicamente con la ayuda del profesor acaben al final del proceso perteneciendo a su dominio individual.

Relacionado con lo anterior sería interesante realizar una serie de conclusiones que nos aclaren las ideas con respecto al tema. En primer lugar hemos de tener en cuenta que lo que un alumno es capaz de hacer con la ayuda de otro, no siempre es capaz de hacerlo de manera individual. Esto es un error que cometemos los docentes como es el iniciar aprendizajes que están subordinados a habilidades que el estudiante sólo puede desplegar con la ayuda del profesor. A veces cuando explicamos un tema, las respuestas a nuestras preguntas nos llevan a asumir que dominan el tema y podemos pasar por tanto a explicar otros contenidos. Pero puede suceder que los primeros no se dominen. Puede resultar fácil constatarlo cuando les proponemos ejercicios y no saben realizarlos sin ayuda del profesor. Este hecho no siempre lo sabemos interpretar y a menudo lo atribuimos a una falta de atención o incluso nos cuestionamos si realmente lo habían entendido. Por tanto las nociones de zona de desarrollo real y zona de desarrollo potencial nos dan claves sobre la importancia que tiene una adecuada secuenciación de los contenidos curriculares.

A partir de aquí, podemos extraer una segunda conclusión: sólo podemos subordinar unos aprendizajes a otros cuando estos últimos pertenecen a lo que hemos denominado zona de desarrollo real.

En tercer lugar hemos de concluir sobre la pertinencia de que sea en esta zona de desarrollo potencial en la que el profesor debe situarse para ejercer su acción educativa. Esto es así porque trabajar sobre contenidos que ya dominan, no genera nuevos aprendizajes, no va más allá de repetir lo ya sabido y por supuesto no atrae el interés del estudiante. De igual manera trabajar con contenidos tan lejanos a las posibilidades de nuestros alumnos supone plantear metas inalcanzables. Por tanto no mostrarían motivación ni siquiera a intentarlo. Sólo una práctica educativa en la que la intervención del profesor se sitúa en la zona de desarrollo potencial llegará a ser efectiva, producirá avances en el aprendizaje de los alumnos y los motivará a aprender. Trabajar en la zona de desarrollo potencial significa que el profesor debe entender la situación de la clase como un contexto mental compartido por todos los miembros. Es decir los términos, conceptos, etc que se manejen resulte comprensibles por todos. Se trata por tanto como describen Edwards y Middelton en que dos personas sepan lo que antes sabia solo una. Se trata en definitiva de transferir los conocimientos que en un primer momento pertenecían al profesor. En este punto hemos de tener en cuenta dos aspectos:

• No interpretar que esta transferencia es un proceso mecánico, automático y pasivo para el que aprende.

• Un segundo aspecto es que la transferencia de conocimientos, se hace posible a través de la comunicación en el aula.

¿De qué modo guía el profesor el avance del estudiante por medio del discurso?

Existen dos procedimientos discursivos empleados por el profesor para dirigir el discurso de los estudiantes en la interacción dentro del aula. Por un lado tenemos los denominados recapitulaciones y por otro las reconstrucciones. Las recapitulaciones son resúmenes explícitos que los profesores van haciendo de las actividades académicas y de los resultados de dichas actividades. La función que cumplen es asegurar que los estudiantes hayan desarrollado una comprensión común. Sirven de base para la enseñanza posterior. Las reconstrucciones sería reinterpretaciones creativas de lo que ha ocurrido en el aula. Al hacer estas reconstrucciones el profesor modifica de modo más o menos sutil lo que los estudiantes han dicho. Cumplirían la función de ir modelando el discurso compartido e ir acercándolo al discurso de la disciplina tal como el profesor pretende que se formule finalmente. Estos dos procedimientos generales tienen la función de promover el desarrollo de los contextos mentales compartidos.

La interacción social entre iguales

Nos centraremos en la interacción profesor-alumno para alcanzar las metas del proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta perspectiva implica asumir por un lado que el profesor es el único agente educativo responsable de la adquisición del conocimiento, y por otro que la interacción entre los estudiantes tiene un papel secundario. La interacción entre alumnos, como mucho puede influir en los aspectos motivacionales, en el sentido que trabajar con otros puede ser más amena.

Sin embargo, hoy día existen suficientes datos que avalan que las interacciones entre los alumnos juegan un papel primordial en la consecución de metas educativas, en el desarrollo social y cognitivo.

Las relaciones entre iguales, ya sea en el marco de la educación formal o incluso fuera de él, son piezas claves en el proceso de socialización en aspectos como la adquisición de competencias y destrezas sociales, la relativización progresiva del punto de vista, el grado de adaptación a las normas establecidas, el nivel de aspiración, etc. Hemos de tener en cuenta que estos aspectos inciden a su vez en la adquisición de contenidos, procedimientos y actitudes. Es por ello que resulta más beneficioso para el desarrollo de nuestros estudiantes, una actitud en el docente que le lleve a utilizar las interacciones entre iguales, como aliadas en los avances de los mismos, más que como una enemiga contra la que hay que luchar.

Es habitual el uso del término “interacciones entre iguales” como sinónimo de interacciones entre los alumnos. No existe nada erróneo en su utilización siempre que no os conduzca a falsas percepciones. El término iguales se utiliza para diferenciarlas de las interacciones entre profesores y alumnos, en las que las diferencias entre los participantes de la interacción en cuanto a rol, al dominio de un tema y a los procedimientos, es más obvia. La etiqueta de iguales también se emplea para hacer referencia a un mismo grupo de edad. Pero esto no debe ser confundido con igualdad en cuanto a los procesos de pensamiento, al dominio de ciertos contenidos o destrezas, etc. Puesto que el desarrollo en el ser humano no es un proceso uniforme y depende del marco social y cultural en el que un individuo concreto se desenvuelva, el que un individuo tenga la misma edad que otro no asegura que piense, se exprese y sepa lo mismo.

Esto nos conduce al hecho de que en las interacciones entre iguales un miembro de la pareja o grupo puede aprender de los demás compañeros. El trabajo en la zona de desarrollo próximo no es una tarea exclusiva del profesor. Depende en qué momento y en qué contenido curricular, un alumno puede desempeñar funciones de “instructor” o “instruido” con relación a otro u otros alumnos. En muchas ocasiones a un compañero le resulta más fácil colocarse en el punto de vista de otro de los que es para el profesor. Esto es debido entre otras razones a que comparten lenguaje, experiencia, marco de referencia, etc. Por decirlo de otro modo existe entre ellos un contexto mental compartido real.

Pero no basta con colocar a los alumnos unos al lado de otros para que interactúen y así poder obtener unos efectos favorables. Sino que hemos de identificar y fomentar el tipo de organización

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