ESTRATEGIA NACIONAL REGIONAL Y LOCAL DEL ORDENAMIENTO TERRITORIAL AMBIENTAL
cassiusnathaniel4 de Noviembre de 2012
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ESTRATEGIA NACIONAL REGIONAL Y LOCAL DEL ORDENAMIENTO TERRITORIAL AMBIENTAL
Sobre el principio de la Ordenación del Territorio como estrategia política que orienta, en última instancia, la distribución espacial del desarrollo, se propone la Ley Orgánica para la Ordenación y Gestión del Territorio, con el contenido político y la estructura requerida para conducir la política pública hacia la construcción de espacio geográfico socialista, estructurado y organizado en torno a los Ejes de Desarrollo Territorial, las Regiones Funcionales, los Sistemas Urbano–Rurales, las Unidades de Gestión Territorial político administrativa y las definidas por decreto como áreas bajo régimen de administración especial.
La Ley Orgánica para la Ordenación y Gestión del Territorio sustituye a las leyes orgánicas para la Ordenación del Territorio y de Ordenación Urbanística.
El sujeto de la ley es la ordenación y la gestión del territorio; no se trata solamente de normar desde el punto de vista técnico y administrativo un orden territorial conforme a las realidades ecológicas, socioculturales, económicas y geopolíticas, sino también de gestionarlo de conformidad con el modelo de desarrollo asumido por el Estado venezolano, en el marco de la construcción de una nueva institucionalidad y la reforma del Estado, donde la participación ciudadana se revierte en el ejercicio del Poder Comunal como instancia de gestión pública y las diferentes instancias del poder del Estado, gobernaciones y alcaldías están obligadas, con carácter vinculante, a reproducir, en los ámbitos regional y local correspondientes, las estrategias y lineamientos del modelo de desarrollo nacional.
La ordenación del territorio responde a una visión geopolítica de la estructura territorial y de los espacios geográficos, conforme a un modelo y a una estrategia de desarrollo. El Estado venezolano define este desarrollo como sustentable, endógeno, participativo y soberano, expresado en cinco equilibrios: social, económico, territorial, político e internacional, y dos fases: la Década de Plata 2001-2010, de transición, como fase previa, a la Década de Oro 2011-2020 que será la realización de la Revolución Bolivariana (Hugo Chávez Frías. Líneas Generales del Plan Nacional de Desarrollo Económico). Igualmente plantea de manera expresa la Nueva Estructura Territorial como uno de los objetivos estratégicos (Hugo Chávez Frías. Taller de Alto Nivel: El Nuevo Mapa Estratégico. 12-13 Noviembre 2004), y una manera diferente de distribuir espacialmente el poder político, económico, social y militar, es decir, la nueva geopolítica nacional, tal como se establece en las siete líneas estratégicas del Plan Nacional Simón Bolívar 2007 – 2013.
Los antecedentes del Plan Nacional de Desarrollo Regional, PNDR, 2001-2007 se encuentran en la propuesta contenida en el Programa de Gobierno presentado por el Presidente Hugo Chávez Frías en 1998 y en los logros alcanzados a partir de la toma de posesión en febrero de 1999, los cuales se expresan en el Programa Económico de Transición 1999-2000 y en el Programa Económico Nacional 2000.
El proceso de planificación regional propuesto se orienta a considerar el territorio como elemento fundamental para articular un modelo de desarrollo sostenible, a través de la estrategia de descentralización y desconcentración territorial. Esto procura la construcción de una sociedad cuyas orientaciones fundamentales sean la democracia participativa, la transformación productiva y la equidad, en la búsqueda de un desarrollo más equilibrado y sostenible, lo cual generará una mejor distribución de población y actividades en el territorio, a fin de lograr mayor equidad en la distribución del ingreso, a partir del aprovechamiento de las potencialidades de las diferentes regiones.
La desconcentración del país, como objetivo, requiere un proceso de modificación del patrón de poblamiento, inversión, distribución y recaudación sólo concebible a largo plazo; Venezuela pasó, en cincuenta años, de tener un 80% de población rural, a inicios de siglo, a tener un 90% de población urbana, en la actualidad. En tal sentido, este objetivo forma parte del Proyecto Nacional de largo plazo, y la estrategia para alcanzarlo se sustenta en la definición de tres ejes territoriales de desconcentración que darán lugar a una nueva ordenación del territorio, con la difusión de la actividad productiva en las zonas más idóneas de esos ejes; el propósito es ubicar en ellas un mayor volumen de población, a la cual se garantice unas condiciones de vida dignas. Esta estrategia global tiene varias dimensiones:
• Dimensión territorial: definición de los ejes de desarrollo y del sistema de ciudades que debe servir para articularlos; polarización y crecimiento de la población y desarrollo de infraestructura de comunicaciones que contribuya a generar las condiciones favorables a la inversión privada y los relacione entre sí y con el resto del país.
• Dimensión económica: búsqueda del aumento y diversificación de la producción del país, para incrementar el poder adquisitivo y procurar mayores oportunidades de empleo. Formación de recursos humanos y promoción de actividades atendiendo a las potencialidades de especialización de cada región, con asistencia técnica y financiera como objetivos importantes en esta estrategia.
• Dimensión social: búsqueda de un mayor bienestar y calidad de vida para los habitantes de la red de centros poblados ubicados en los ejes de desconcentración, impulsando el mejoramiento de los servicios públicos, como salud, educación, vivienda, infraestructura urbana, entre otros.
• Dimensión ambiental: protección del patrimonio natural como factor cada vez más importante para el desarrollo económico y social en las sociedades avanzadas del presente, por su caudal de posibilidades de generación de riqueza en el futuro inmediato. Los recursos naturales y el medio ambiente no deben contemplarse sólo desde la perspectiva de su conservación sino, también, de su contribución a la calidad de vida y al proceso de desarrollo. Se debe pasar de una concepción puramente utilitaria y defensiva a una actitud positiva, de puesta en valor. La rentabilidad social y económica de los recursos naturales y del ambiente del país, en un contexto de desarrollo sostenible, puede ser una de las más efectivas formas de contribuir a la desconcentración, tanto como a la diversidad productiva mediante la promoción de la industria y los servicios relacionados con el ambiente.
En el marco de la estrategia desconcentradora, cuando se hace referencia al estilo de desarrollo se quiere expresar que el modelo territorial es, sobre todo, el que condiciona enormemente el modo de vida de las personas, la calidad de vida, la cohesión social y también el impacto ambiental.
La estrategia nacional esta determinado por el Estado Soberano, la regional emergente o reemergente; constituye una articulación de la economía y la política y la local esta constituido por los estados y municipios. Es, en esta porción del territorio y en su gente, donde se deben manifestar, en última instancia, los beneficios del desarrollo.
Para los efectos del Plan Nacional de Desarrollo Regional 2001-2007, el énfasis fundamental se centrará en el nivel regional, ya que la planificación del desarrollo territorial es, necesariamente, una actividad de nivel nacional, en la cual se usan las regiones como objetos de planificación con un espacio y un tiempo definidos por la acción o grupo de acciones concatenadas que se van a planificar sobre ese espacio.
En síntesis, la nueva visión del desarrollo territorial que se presenta está dirigida a promover, por vía de la descentralización desconcentrada, un desarrollo humano sostenible es decir, un mejoramiento de la distribución territorial del ingreso, sobre la base del aprovechamiento de las potencialidades de cada región que se exprese, espacialmente, en una ocupación racional, armónica y eficiente del territorio para lograr una distribución equilibrada de las actividades productivas, las inversiones para las generaciones actual y futura y un verdadero desarrollo institucional, a fin de avanzar hacia una sociedad democrática.
Sobre la base de las condiciones geográficas, económicas, culturales y ambientales existentes, la estrategia del Gobierno Nacional, en el orden territorial, se apoya en los siguientes elementos:
• Fachadas de integración: Amazónica, Andina y Caribeña, que permitirán favorecer tanto el desarrollo de las regiones fronterizas como la comunicación con los países vecinos, a través de la integración de los grandes ejes fluviales y del transporte ferroviario, terrestre, aéreo y marítimo.
• Ejes de desconcentración: Occidental, Orinoco-Apure y Oriental, que conforman regiones programa cuyos recursos serán dirigidos a la ejecución de obras de infraestructura y al mejoramiento de los servicios públicos en los centros poblados ubicados a lo largo de cada uno, a los efectos de generar condiciones favorables para la inversión privada.
• Dinámica regional: privilegiará las actividades productivas de acuerdo a la vocación y potencial propios de cada región, tomando en consideración los sectores definidos como dinamizadores, es decir, pequeña y mediana industria, agricultura y agroindustria, minería, petróleo y petroquímica, turismo, e infraestructura y servicios.
Para la implementación de la estrategia territorial, se requiere de un marco institucional que permita dotar al Estado de instituciones que coordinen el proceso de planificación, ejecución, seguimiento y control de la misma
El desarrollo del Eje Oriental figura como
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