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ESTUDIOS FÍLMICOS -ESCRITURA Y DECONSTRUCCIÓN


Enviado por   •  19 de Junio de 2018  •  Apuntes  •  1.388 Palabras (6 Páginas)  •  326 Visitas

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ESTUDIOS FÍLMICOS – TEMA 7, TEXTO 3: ESCRITURA Y DECONSTRUCCIÓN [JACQUES DERRIDA, VÍDEO]

En 1967 Jacques Derrida publicó tres textos que le lanzaron a las alturas del mundo académico: Voz y fenómeno, Escritura y diferencia y De la gramatología, una especie de manifiesto teórico en el que Derrida se ubica con respecto a la tradición filosófica y en el que introduce esa célebre estrategia de lectura que se llama deconstrucción.

Por un lado, está cuestionando la forma en que la racionalidad ha funcionado en occidente desde los antiguos griegos. No es una lectura sencilla porque Derrida no quiere repetir de forma ingenua las mismas características y supuestos de la racionalidad que critica, por lo que la lectura es retóricamente compleja y sinuosa, y eso lo hace difícil.

En el contexto de este libro, la gramatología significa el estudio de la escritura, un objeto poco común en filosofía. Pues es mucho más que eso, pero para entender qué es y su importancia para Derrida hay que entender primero aquello que critica. Todo filósofo serio tiene una propuesta propia que surge como respuesta a algún problema en la tradición. Según Derrida, hay un supuesto metafísico endeble que vertebra todo el pensamiento occidental. Se trata de lo que Derrida llama “la metafísica de la presencia”.

Ahora bien, a muy grosso modo, los sistemas metafísicos tratan de dar cuenta en general de la esencia o fundamento de la realidad. Las Ideas de Platón, el Dios del cristianismo, el espíritu hegeliano, o la materia empirista son ejemplos de esto. Son diferentes formas de entender la naturaleza básica de la realidad, pero lo que todos tienen en común es el valor que ponen en la idea de “presencia”. La ecuación básica es: entre más presente, más verdadero.

Las ideas que estoy expresando aquí en este momento están presentes a mi consciencia de forma inmediata. Las estoy grabando en este vídeo y más adelante en un lugar y un momento lejos (es decir ausente) tú las escuchas, pero quién sabe cómo las vas a interpretar. Ésa es la idea. Todo esto está implícito, por ejemplo, en cómo un cristiano juzga la actualidad. Por un extremo está el Jardín de Eden, una perfección de la que caímos, y por el otro, en el futuro, está el retorno de Dios a la Tierra. Esas dos plenitudes están ausentes con respecto a nuestra actualidad, es decir, estamos lejos de Dios, por lo que juzgamos nuestra condición como carente o deficiente.

Aunque se llama la metafísica de la presencia, no trata de una sola cosa, la presencia, sino de un binomio, la oposición presencia– ausencia. Para Derrida, el pensamiento se estructura con base en oposiciones conceptuales, por ejemplo, mente-materia, eterno-histórico. Todos estas oposiciones se remiten a fin de cuentas a la oposición primordial entre presencia y ausencia. ¿En qué sentido? Dependiendo del valor en cuestión, sea la verdad, el significado, o la intención del autor, uno de los términos de la oposición será identificado como aquel que hace más presente ese valor y el otro término, su contrario, será identificado con su ausencia.

Entonces, tenemos un valor al que se quiere llegar y una oposición conceptual que es el mecanismo que permite alcanzar ese valor. Para simplificar las cosas, vamos a reducir todos los valores de pensamiento a uno paradigmático que englobe a los demás y lo mismo con las oposiciones conceptuales. Un término que Derrida usa mucho es “logocentrismo”. Desde los antiguos griegos, nos hemos fijado en el logos, en esa razón o ratio que sirve de fundamento o esencia para los objetos de nuestro pensamiento. Nos centramos en el logos como el valor fundamental (por tanto, logocentrismo) y, según Derrida, nuestra manera preferida de hacer presente ese logos es a través del habla. Ahora, para Derrida, los conceptos vienen emparejados; para que funcionen, tienen que oponerse a su contrario. En este caso el habla se opone a la escritura.

Los filósofos han privilegiado el habla sobre la escritura. Pues si lo que te interesa es el logos, hacer presente la razón, el significado o tu intención, el habla parece ser el indicado porque es inmediato y directo. La escritura, según la tradición, envuelve la intención y la lleva lejos en el espacio y el tiempo. Quien sabe si llegará bien a su destino.

Ok, hasta ahora hemos visto la naturaleza de la metafísica de la presencia y cómo opera. Entonces, ¿qué dice Derrida al respecto? Su crítica a la metafísica occidental se inspira en el estructuralismo que las ideas de Saussure sobre la naturaleza del lenguaje iniciaron. Si te acuerdas de nuestro vídeo sobre Saussure, las palabras significan no por su propia cuenta ni por una sencilla relación con algún objeto en el mundo, sino por un sistema de diferencias del que forma parte. Esta idea es muy importante para Derrida. Lo que la metafísica occidental quiere hacer es aislar un término en su positiva presencia, pleno y autosuficiente. Lo que Derrida cuestiona es esa autosuficiencia, la posibilidad de que algo sea puro e idéntico consigo mismo al margen de cualquier otra cosa. Su punto de partida en casi todos sus análisis es que lo que consideramos puro y presente no es más que un producto, un resultado de un sistema de diferencias anterior. Su célebre forma de análisis que se llama deconstrucción consiste simple y sencillamente en mostrar cómo uno de los términos de una oposición, el que se quiere aislar y valorar, depende íntimamente del término que se rechaza o desvalora.

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