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Ecosistemas

giselle201412 de Noviembre de 2013

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El Ecosistema

Es el sistema dinámico relativamente autónomo formado por una comunidad natural y su medio ambiente físico. El concepto, que empezó a desarrollarse en las décadas de 1920 y 1930, tiene en cuenta las complejas interacciones entre los organismos (plantas, animales, bacterias, algas, protozoos y hongos, entre otros) que forman la comunidad y los flujos de energía y materiales que la atraviesan.

Niveles de organización en la naturaleza

Clasificación de ecosistemas

Los ecosistemas han adquirido, políticamente, especial relevancia ya que en el Convenio sobre la Diversidad Biológica («Convention on Biological Diversity», CDB) —ratificado por más de 175 países en Río de Janeiro en junio de 1992. Se establece «la protección de los ecosistemas, los hábitats naturales y el mantenimiento de poblaciones viables de especies en entornos naturales» como un compromiso de los países ratificantes. Esto ha creado la necesidad política de identificar espacialmente los ecosistemas y de alguna manera distinguir entre ellos. El CDB define un «ecosistema» como «un complejo dinámico de comunidades vegetales, animales y de microorganismos y su medio no viviente que interactúan como una unidad funcional».

Con la necesidad de proteger los ecosistemas, surge la necesidad política de describirlos e identificarlos de manera eficiente. Esto podría lograrse de manera más eficaz mediante un sistema de clasificación fisonómico-ecológico, ya que los ecosistemas son fácilmente reconocibles en el campo, así como en imágenes de satélite. Sostuvieron que la estructura y la estacionalidad de la vegetación asociada, complementados con datos ecológicos (como la altitud, la humedad y el drenaje) eran cada uno modificadores determinantes que distinguían parcialmente diferentes tipos de especies. Esto era cierto no sólo para las especies de plantas, sino también para las especies de animales, hongos y bacterias. El grado de distinción de ecosistemas está sujeto a los modificadores fisionómicos que pueden ser identificados en una imagen y/o en el campo. En caso necesario, se pueden añadir los elementos específicos de la fauna, como la concentración estacional de animales y la distribución de los arrecifes de coral.

Algunos de los sistemas de clasificación fisionómico-ecológicos disponibles son los siguientes:

• Clasificación fisonómica-ecológica de formaciones vegetales de la Tierra: un sistema basado en el trabajo de 1974 de Mueller-Dombois y Heinz Ellenberg, y desarrollado por la UNESCO. Describe la estructura de la vegetación y la cubierta sobre y bajo el suelo tal como se observa en el campo, descritas como formas de vida vegetal. Esta clasificación es fundamentalmente un sistema de clasificación de vegetación jerárquica, una fisionomía de especies independientes que también tiene en cuenta factores ecológicos como el clima, la altitud, las influencias humanas tales como el pastoreo, los regímenes hídricos, así como estrategias de supervivencia tales como la estacionalidad. El sistema se amplió con una clasificación básica para las formaciones de aguas abierta.

• Sistema de clasificación de la cubierta terrestre («Land Cover Classification System», LCCS), desarrollado por la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Tipos y Distribución de los Ecosistemas

La primera gran división en la que podemos clasificar a los ecosistemas es en:

• acuáticos

• aéreos o terrestres

Esta clasificación obedece a cuál es el medio fluido en el que viven los organismos. Según que medio sea: agua o el aire, cada uno de ellos presenta una serie de particularidades, de ventajas e inconvenientes.

Hay muchas formas de clasificar ecosistemas y el propio término se ha utilizado en contextos distintos. Pueden describirse como ecosistemas zonas tan reducidas como los charcos de marea de las rocas y tan extensas como un bosque completo pero, en general, no es posible determinar con exactitud dónde termina un ecosistema y empieza otro. La idea de ecosistemas claramente separables es, por tanto, artificiosa.

Medios acuáticos:

En los medios acuáticos los problemas principales son el abastecimiento de oxígeno (O2) y la disminución de la luz a medida que aumenta la profundidad (hasta llegar a la falta total de iluminación en las profundidades marinas), y también a una escasez relativa de nutrientes, o de la posibilidad de acceder a ellos. Por otra parte, en estos ecosistemas la influencia del clima es mucho menor, ya que las características propias del agua amortiguan las diferencias de temperatura.

Ecosistemas acuáticos, marinos, de agua salada. Se clasifican de acuerdo con la zona determinada por la distribución de la luz y la proximidad del fondo.

Continentales, generalmente dulceacuícolas. Pueden ser a su vez:

o Lóticos: Los que se desarrollan en las aguas circulantes, como ríos y torrentes.

o Lénticos: Los de aguas estancadas, como lagos y pantanos.

Medios aéreos o terrestres:

En los medios aéreos los principales problemas son la escasez del agua y también la obtención de nutrientes: el aire no es un medio que pueda contener las sustancias necesarias para la vida. Los organismos que habitan los medios aéreos se ven obligados a buscar los nutrientes en el sustrato sólido, en el suelo. Esto hace que se vean ligados al suelo de forma irremediable para la obtención del sustento. Por ello a este tipo de ecosistemas se los puede llamar también terrestres, ya que si bien el medio fluido es el aire, encuentran el alimento en la tierra.

Los ecosistemas terrestres están mucho más condicionados que los acuáticos por los factores climáticos. Por ello podemos dividir las tierras emergidas en una serie de grandes regiones biogeográficas. Éstas son consecuencia no sólo del clima actual, sino también de la historia geológica y de la influencia de las barreras geográficas (sistemas montañosos, mares, desiertos...) que han condicionado la historia evolutiva de las especies. En la actualidad las diferencias entre estas grandes regiones son algo difusas, no sólo por la movilidad de las propias especies, sino también por la intervención humana, que ha instalado y aclimatado especies en áreas que les eran ajenas, provocando a menudo graves perjuicios para la fauna y flora autóctonas.

• En este trabajo se nombrará nueve grandes ecosistemas (o biomas) en el mundo. Estos son el bosque templado, la sabana, el bosque lluvioso tropical, el desierto, la pradera, la tundra, la taiga, el chaparral y el océano. Cada uno es muy diferente de los otros.

¿Por qué son tan diferentes?

Son tan diferentes debido a que las cantidades de luz solar y lluvia son muy diferentes, también la temperatura es diferente. Igualmente, cada uno tiene plantas y animales especiales que viven allí.

El mapa que aparece arriba muestra los ocho biomas del mundo: tundra (anaranjada), taiga (púrpura), pradera (verde), bosque templado (negro), desierto (amarillo), bosque lluvioso tropical (azul), chaparral (marrón) y el océano (en blanco).

1. Bosque Lluvioso Tropical

Miles de especies de plantas y animales viven en los bosques lluviosos del mundo. En los bosques lluviosos tropicales puede llover hasta ¡3000 milímetros! en un año. Eso es mucho en comparación con el resto del mundo. La temperatura casi nunca cambia; aquí siempre es caluroso y muy húmedo.

Selva es lo mismo que bosque lluvioso tropical se ven toda clase de plantas por su camino. Pero en los verdaderos bosques lluviosos, casi todo el espacio es tomado por árboles altos los cuales bloquean la luz solar por lo que muy pocas plantas pueden crecer debajo de ellos.

2. Sabana

Sabana, pradera tropical poblada de arbustos y árboles dispersos de varios tamaños. La aparición de la sabana podría deberse a las características del suelo, a fuegos periódicos provocados por rayos o por la acción humana, y a la influencia del clima.

Las sabanas que aparecen por razones climáticas, como las del oeste y suroeste de África, se desarrollan en regiones con estaciones húmeda y seca bien marcadas y una precipitación media anual entre 100 y 400 mm. Estas sabanas van desde el bosque abierto con piso bajo herbáceo hasta las auténticas sabanas, dominadas por las gramíneas. Cuando las precipitaciones oscilan entre los 100 y los 200 mm anuales sólo las gramíneas pueden resistir la estación seca. Cuando la precipitación alcanza los 300 mm el suelo retiene humedad suficiente para mantener arbustos. Si la lluvia caída supera los 300 mm anuales es posible el desarrollo de árboles aislados. Cuando se superan los 400 mm hay suficiente humedad durante la estación seca como para que los árboles crezcan con mayor profusión, hasta formar un dosel que da sombra a la pradera.

En regiones de pluviosidad más elevada, como el este de África, la vegetación de sabana se mantiene debido a los incendios periódicos. La combustión de la hierba seca al final de la estación de las lluvias quema la vegetación boscosa. Esto detiene la expansión de árboles y arbustos y estimula el crecimiento de las gramíneas. El intenso apacentamiento de mamíferos como el ñu o la cebra influye también en estas sabanas. Si los animales son muy abundantes pueden reducir la vegetación hasta el punto de eliminar la cubierta herbácea; entonces, la vegetación leñosa se incrementa, dando como resultado un terreno arbolado. Este crecimiento de las plantas leñosas puede verse reducido, a su vez, por la existencia de animales de gran porte

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