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Educacion

yehinicay11 de Octubre de 2013

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Identificación del Niño y la Niña

Los niños del preescolar no sólo adquieren una identidad sexual, sino también aprenden el significado social de lo que implica ser hombre o mujer. Esta identificación se manifiesta a partir de los 3 años, puesto que antes -salvo excepciones-, el niño y la niña no se reconocen como hombre o mujer, ya que su entorno social más inmediato los coloca en un lugar de dependencia absoluta de la voluntad de sus padres. Él y ella existen por y para ellos, como un accidente de relaciones o de un capricho del deseo.

Los niños del preescolar tienen una idea bastante clara de cuáles son los intereses y las conductas correspondientes tanto al sexo masculino como al femenino, puesto que, como parte de las normas de convivencia social y las primeras experiencias de socialización, entran en un proceso de identificación con el progenitor de su mismo sexo. Saben que la muñeca, por ejemplo, es un juguete para las niñas y un camión para los niños, lo mismo que la conducta de llorar es más propia de las mujeres y no de los hombres. La niña, en su afán de asimilar los atributos sociales "propios de las mujeres", prefiere juegos y actividades típicamente femeninas, a la vez que busca la amistad con otras niñas y la presencia de mujeres adultas, quienes se convierten paulatinamente en modelos a imitar.

Con respecto al padre y, en general, a los representantes del sexo contrario, la niña desarrolla, identificándose con los modelos femeninos a los cuales admira, una conducta alternativa, seductora y sumisa. Se siente pequeña y débil ante la fuerza y presencia física del varón, y sus pulsiones libidinosas, a diferencia de los niños que buscan refugio en la madre durante el "conflicto de Edipo", se orientan hacia otros ámbitos: lenguaje, destreza manual y corporal, capacidad para las labores domésticas y las relaciones sociales.

Los niños, en el proceso de identificación con sus padres, están dispuestos a recibir e interiorizar de manera inconsciente las normas y leyes generales de comportamiento personal y social que éstos representan. Aprenden a comunicarse con ellos, asimilan su lenguaje -tan valioso para expresar deseos y necesidades- y se dedican a distinguir concienzudamente las actitudes y conductas que diferencian a ambos sexos.

Identidad de su Género

Algunos estudios indican que la identidad sexual se fija en la infancia temprana -no más allá de los 2 ó 3 años- y a partir de entonces es inmutable. Esta conclusión se obtiene generalmente preguntando a personas transexuales cuándo se dieron cuenta por primera vez de que la identidad sexual que les había asignado la sociedad no se correspondía con la identidad sexual con la que se identificaban.

La identidad de género alude a la percepción subjetiva que un individuo tiene sobre sí mismo en cuanto a sentirse hombre o mujer; éste, puede considerarse como el sexo psicológico o psíquico y se constituye en uno de los tres elementos de la identidad sexual junto a la orientación sexual y el rol de género.

La identidad de género es la conciencia que se adquiere de la igualdad, la unidad y la persistencia de la individualidad como varón o mujer, y en nada tiene que ver la ambivalencia como mal afirmaba John Money (1955). Los roles de género se «aprenden», es decir se desarrollan mentalmente, desde la más temprana niñez. La observación de otras personas de diferentes identidades sexos, como los padres y familiares, sirven de modelo para desarrollar una autoidentificación, que además se puede ver influida por factores biológicos y genéticos. Los niños aprenden rápidamente a asociar determinados colores, juguetes, objetos, actividades y vestimentas con identidades psicosociales.

Maduración del Niño(a)

La maduración hace referencia a cambios morfológicos y de conductas específicas determinadas genéticamente y sin la ayuda de ningún aprendizaje. A los 6 años se encuentra en esta etapa de Maduración y tiene mayor destreza motora fina. Es decir, mejora su habilidad con los lápices, puede pintar, los juegos de encaje los maneja con más soltura, pueden concentrarse un poco más y arman los rompecabezas. Arman torres de más de diez cubos. Gracias a la mayor capacidad motora gruesa pueden saltar, jugar a la pelota, andar en bicicleta.

La visión también va completando su desarrollo, pero todavía faltan algunos años más. En el período preescolar la agudeza visual alcanza alrededor de 20/25.

A los tres años se completó la dentadura primaria, por este motivo se realza en esta época la primera consulta al odontopediatra.

El lenguaje alcanza su máximo desarrollo en este período, y contribuye en gran medida con el proceso de socialización. La calidad y la cantidad las palabras, está directamente influenciada por las utilizadas en el hogar. La charla cotidiana con palabras claras, la lectura y el estímulo para que pueda expresarse son fundamentales para enriquecer el vocabulario. La televisión y la radio también son importantes fuentes para enriquecer el vocabulario o entorpecerlo.

Inquietudes que se pueden presentar en un salón de Preescolar y cómo actuar

Para comprender mejor a los niños y a las niñas en esta etapa, hay que tener en cuenta todo el desarrollo que han tenido desde su nacimiento y considerar que la curiosidad es su forma de conocer el mundo que lo rodea y desarrollarse en todas las áreas (psicomotor, social, cognitivo, educacional, emocional, lenguaje, etc.). Esta curiosidad es la que hace que niños y niñas en edad preescolar pregunten acerca de todo a sus padres y profesores. No es extraño que los niños pregunten, por ejemplo: ¿por qué mi hermanito y yo no somos iguales?, ¿de dónde vienen los niños y adónde se van los que se mueren?, ¿cómo nací yo?

En esta etapa, la curiosidad está orientada hacia todo y, por supuesto, hacia el propio cuerpo y hacia el entorno. Son los años en que niños y niñas quieren saber por qué son diferentes unos de otros, cómo nacen los bebés, cómo son los adultos y, también es la época en que comienzan las preguntas acerca de la vida sexual de los padres. Todas estas dudas son perfectamente naturales: surgen del desarrollo físico, intelectual y emocional, y habrán de responderse de la manera más sencilla y veraz, sin mentiras, sin vergüenza, pues hay que entender que para ellos tales preguntas no tienen ninguna carga: son resultado de la curiosidad natural, de una curiosidad como la que sienten hacia cualquier otro asunto. Resolver las dudas infantiles acerca de la sexualidad permite que niños y niñas adopten frente a estos temas una actitud de sana naturalidad.

Algunos consejos:

Para responder correctamente a las inquietudes de niños en materia sexual es decisiva la disposición que se adopta, pues según sea la actitud que el maestro tenga hacia la sexualidad y hacia sí mismo ofrecerá un ejemplo con el que los menores manejarán su propia sexualidad. Que los maestros se muestren con naturalidad, empatía, cercanía, confianza respeto, atención y delicadeza hacia lo que sus hijos plantean, permitirá promover una educación sexual positiva. Son los años en que, por virtud del desarrollo físico y emocional, como ya se ha dicho, niños y niñas tienden a tocar sus genitales: se están conociendo. Es muy importante que cuenten con la guía y la comprensión de sus padres, quienes necesitan saber que las sensaciones que sus hijos experimentan no los dañan.

El autoerotismo infantil existe y no tiene por qué ser reprimido ni castigado. Debe encauzarse, haciendo que los pequeños comprendan el respeto a la intimidad y a los sentimientos de los demás. El autoerotismo es normal mientras no se convierta en la única forma de obtener satisfacciones, afectos o logros; si el menor deja de hacer otras cosas -jugar, aprender, relacionarse con los demás, salir- por entregarse al autoerotismo, ello es indicio de que vive angustiado o de que tiene algún problema que canaliza de ese modo. En ese caso conviene que un especialista lo atienda, pues seguramente estará necesitando ayuda. El autoerotismo no es lo que causa la ansiedad, sino la ansiedad ocasionada por muchas otras causas es la que provoca la persistencia de esa conducta en algunos pequeños.

Si durante esta etapa en que los niños son preguntones se da el caso de que alguno por timidez no pregunte, sería conveniente que los padres busquen la manera de plantear el tema en los momentos de convivencia familiar (durante la comida, por ejemplo). Si los padres hablan de matrimonio, de amor, de embarazo, de nacimiento, etc., crearán un ambiente de confianza en el que el pequeño sentirá que en su hogar se puede hablar de todo. Desde luego deberá hacerse de acuerdo con la edad de los pequeños y teniendo en cuenta las implicaciones de todo lo que se diga.

Cómo se aprende o qué sabemos del sexo

Todo padre quiere que sus hijos tengan vidas saludables y gratificantes, sin embargo paro muchos la sexualidad es un tema que les resulta difícil abordar con ellos. Temor a equivocarse, miedo de no tener todas las respuestas, vergüenza o posiblemente muchos aprendieron que el sexo era un tabú para hablar de él. La mayoría se sienten así y no deben sorprenderse; la gran dificultad se debe a que existe una marcada tendencia en confundir los términos Sexo y Sexualidad, es necesario vivenciar que la sexualidad es mucho más que simple genitalidad.

Pues desde que nace el ser humano son visibles aquellas características anatómicas y fisiológicas que son determinadas genéticamente; se nace con un sexo y se aprende adecuada o inadecuadamente “mi ser masculino o femenino”. Es decir, la sexualidad se educa. Parte

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