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Educacion


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2014  •  1.898 Palabras (8 Páginas)  •  150 Visitas

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TEMAS DE EDUCACION

P R O L O G O

Siempre enderezada a propiciar la compren­sión del hombre y su verdad, la educación ha es­tado sometida a un debate permanente. Desde los remotos tiempos en que sólo fue un intercambio dialéctico, merced al cual despejaba el maestro las interrogaciones que en su ingenuidad proponía el discípulo, y todo se reducía a ordenar sutilezas y argumentos que emergían de la tradición o intentaban superarla. Desde los oscuros años que reservaron para la inteligencia una humilde tarea, consistente en moderar la soberbia de jovenzue­los engreídos por los esplendores de su cuna, en tanto que el hombre común se forjaba una cultura empírica y, pacientemente, se encaminaba hacia su perfeccionamiento personal, hacia un género de nobleza que se sustentaba en las obras y las inquietudes del espíritu. Y, de modo muy particular, desde que las bases del Estado y las funciones del gobierno fueron teóricamente sustentadas en un "contrato social": pues, reconociéndose así la soberanía del pueblo, era lógico asignar la más trascendental importancia a la formación del so­berano. Las escuelas catequísticas, hacia las cuales eran atraídos los hijos del pueblo para ins­truirlos en el temor a lo sobrenatural y la conformidad con el propio destino, fueron lentamente sustituidas por las escuelas públicas, destinadas a excitar el ejercicio de la razón mediante un conocimiento básico del mundo. Luego, se desenvolvieron las proyecciones de la enseñanza, bajo la in-fluencia de la organicidad que alcanzaban las re­laciones sociales, de modo que la atención dada a la educación, sin coordinarlos con la estructura menor universalidad del sufragio. Y hoy se plantea el problema en armonía con criterios aún más complejos, pues en el proceso educativo se cruzan las expectativas de elevación social, así como las proyecciones económicas de la eficacia profesional y los insoslayables requerimientos de la cultura individual. No es posible afrontar aisladamente el estudio de las bases, los métodos y los fines de la educación, sin coordinarlos con la estructura general de la sociedad. Y de allí la permanente y vital actualidad de cuanto atañe al desenvolvi­miento y la correlación de sus factores.

Clara y enfáticamente definió José Carlos Ma­riátegui aquellos estrechos ligámenes, cuando enun­ció su juicio en torno a las perspectivas históri­cas de la educación peruana:

No es posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su superestructura política.1

O, en términos igualmente coherentes:

La crisis de la enseñanza coincide uni­versalmente con una crisis política.2

Y de la correlación así presentada es fácil deducir algunas observaciones: 1ª, su enfocamiento corresponde a una peculiar coyuntura, caracterizada por la quiebra de gastados privilegios y la progresiva democratización de la vida; 2ª, la flagrante desadaptación entre el proceso educativo y las orientaciones predominantes en la economía y la sociedad , acusa la necesidad de un cambio que restablezca el equilibrio; 3ª, cualquier esfuerzo enderezado a solucionar aisladamente los problemas de la educación será artificioso y precario, porque la naturaleza de sus causas no es sólo educacional; y 4ª, si los moldes de la educación deben adecuarse al carácter de la economía y la superestructura política, a fin de servir a su desenvolvimiento y preparar su cambio, será malsano efectuar injertos o trasplantes que alteren su unidad orgánica. O dicho de otro modo en una secuencia histórica, la crisis de la educación es reflejo de una crisis estructural de la sociedad; y sólo la superación de ésta creará las condiciones para que el proceso educativo sea renovado en forma verdaderamente eficaz y estabilizadora. Muy bien lo ejemplifica el propio José Carlos Mariátegui, cuando se refiere al debate contemporáneo en torno a la reforma universitaria: pues, expresándose en ella una corriente de renovación que en todo el país, se hace "cada día más vigorosa y definida", no es posible afrontarla aisladamente, sino como una de las tareas enderezadas a "crear un Perú nuevo dentro del mundo nuevo". 3

En cuanto afecta al Perú, las principales crisis de la educación han coincidido con la decadencia del dominio español, el apogeo del liberalismo y el advenimiento del pragmatismo. En cada caso, la educación contribuyó a preparar las conciencias para los cambios entrevistos. Y a éstos siguieron fundamentales reformas educativas que los hombres de cada época acertaron a trazar, porque sus ideas y sentimientos armonizaban con el destino del país. Implícitamente lo advirtió así José Carlos Mariátegui, cuando invocó la experiencia histórica de la educación peruana, para contrastarla con la equívoca tendencia que en sus días pretendió endosar a "especialistas extranjeros" la solución de los respectivos problemas orgánicos:

En un pueblo que cumple conscientemente su proceso histórico, la reorganización de la enseñanza tiene que estar dirigida por sus propios hombres. La intervención de especialistas extranjeros no puede rebasar los límites de una colaboración.4

Y aunque sea presentada a veces como una panacea, esa injerencia sólo puede reflejarse en una lógica agravación de los problemas educacionales: pues, negligiendo el metódico reconocimiento de la influencia que ejerce la estructura económico-social, tales "especialistas" creerán que pueden moldearla mediante la aplicación de sus propias experiencias. No obstante los fines prácticos hacia los cuales aparenten orientarse, seguirán lineamientos puramente teóricos, por ignorar las circuns­tancias del contorno e intentar la mecánica adaptación de moldes ajenos.

A decir verdad, la mera apelación al consejo de los "especialistas extranjeros" pone al desnudo las deficiencias de la educación y denuncia la insolvencia de los dirigentes nacionales que ella debe formar. Supone un flagrante desequilibrio de las labores docentes:

Importante para preparar una clase dirigente apta y sana, la enseñanza ha tenido en

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