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Educacion


Enviado por   •  27 de Mayo de 2015  •  3.438 Palabras (14 Páginas)  •  150 Visitas

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2. 4. Estructuración jerárquica de procesos de pensamiento

Los procesos cognitivos son vías con las que los estudiantes

pueden involucrarse activamente en

la construcción de aprendizajes significativos.

- Anderson & Krathwohl, 2001, p. 65

Un sujeto involucrado activamente en la construcción de su propio conocimiento pone en funcionamiento durante el proceso de aprendizaje mecanismos cognitivos de pensamiento que implican operaciones mentales. La comparación, la inferencia, el análisis, el juicio o la invención, por ejemplo, no son conocimientos en sí mismos, sino herramientas que tiene a disposición el aprendiz en toda situación cognitiva.

La propuesta de un grupo de psicólogos y educadores norteamericanos, que inició en 1956 y que ha sido re-contextualizada en 2001, es un intento de ordenar sistemáticamente los procesos cognitivos a través de los cuales puede fomentarse el aprendizaje. Los autores plantean, desde el concepto de taxonomía, un desglose de dichos procesos.

2. 5. La taxonomía de Benjamín Bloom y colaboradores

En 1948, en una convención de American Psychological Association (APA) se planteó el interés de producir un marco teórico que facilitara el intercambio de ideas entre los examinadores educacionales y que, por ende, estimulara el desarrollo de investigaciones sobre pruebas y exámenes. Se llegó a la conclusión de que la mejor manera sería la elaboración de un sistema de clasificación de objetivos, pues de ellos parte la estructuración curricular en la enseñanza y muchas de las investigaciones en educación.

Fruto de esta iniciativa en equipo, se publicó en 1956 la obra Taxonomía de los objetivos de la educación. La clasificación de las metas educacionales bajo la autoría de Benjamín Bloom y colaboradores (figura 16). En el prefacio del libro, los autores explican que tomaron prestado el concepto de taxonomía de la biología, pues en este campo ha servido como herramienta eficaz de comunicación científica para comprender e interpretar el mundo animal y vegetal. Citamos directamente a los autores para puntualizar por qué una taxonomía es necesaria en el ámbito de la educación:

Por ejemplo, algunos maestros creen que sus alumnos deberían “comprender verdaderamente”, otros desean que los estudiantes “internalicen el conocimientos” y habrá aún otros que pretenden que “capten el núcleo o esencia” y “comprendan en profundidad”. ¿Quieren decir todos ellos lo mismo?... Si pudieran referirse a la taxonomía como conjunto de clasificaciones estandarizadas, los maestros podrían definir términos tan nebulosos como los recién mencionados (p.3).

Los autores fundamentan en su libro la decisión de distinguir entre clasificación y taxonomía, optando por la postura de que la educación es un proceso de cambio, y por tanto, es posible concebirla “como una labor que se construye desde elementos más simples” (p. 17). Se asume que los niveles superiores de la taxonomía incluyen conocimientos y destrezas adquiridos en niveles inferiores. La taxonomía de Bloom y su grupo se concibió en tres dimensiones o dominios; cognitivo, afectivo y psicomotor, buscando crear una mirada holística en la educación. Sin embargo, el primer dominio, el cognitivo, fue trabajado con más profundidad y es el que ha tenido más influencia en los desarrollos teóricos posteriores a esta obra. Es también este dominio el que fue actualizado en la obra posterior que señalamos más abajo.

La “Taxonomía de Bloom”, como se conoce coloquialmente, distingue seis grandes categorías: Conocimiento, Comprensión, Aplicación, Análisis, Síntesis y Evaluación; y de cada una de ellas se derivan 2 ó 3 subcategorías. Los autores definieron cada nivel con suficiente generalización para evitar el peligro de fragmentación de los propósitos educacionales, opuesto a las intenciones primordiales de la obra.

2. 6. La taxonomía revisada por Anderson y Krathwohl

La obra de 1956 fue traducida a más de 20 idiomas por 40 años y ha sido considerada como uno de los aportes más significativos del siglo XX en el tema de currículum. (Anderson, 2001). En el 2001 Lorin Anderson y David Krathwohl publicaron una revisión del libro. Estaban movidos por dos intenciones: volver a centrar la mirada de los educadores en una obra tan influyente y enriquecerla con nuevos conocimientos que desde aquella fecha han cambiado la forma de pensar y hacer educación.

Desde el título del libro, Una taxonomía para el aprendizaje, la enseñanza y la evaluación. Una revisión de la taxonomía de Bloom sobre los objetivos educacionales (Figura 17) se muestra con claridad que los autores asumen que el marco teórico para la formulación de objetivos no es sólo una herramienta útil para la elaboración de exámenes sino también para la práctica educativa en sí misma, que incluye la planificación, la enseñanza y el aprendizaje, además de la evaluación.

En este párrafo los autores resumen sus intenciones principales y el alcance esperado de la obra:

Ya sea que el currículum sea dado a los maestros o sean ellos mismos que lo diseñen, tenemos la esperanza de que esta revisión de la taxonomía ayude a los maestros a que el currículum, el plan de clase y la evaluación estén alineados con los objetivos y, por tanto, ellos puedan mejorar la calidad de la enseñanza. Además, este marco teórico debería proveer una forma común de pensar y un vocabulario común que mejore la comunicación entre los maestros, los formadores de maestros, los coordinadores curriculares, los especialistas en evaluación y los directivos de toda institución educativa. (p. 11)

Según los autores, la formulación de un objetivo contiene un verbo y un sustantivo o frase sustantivada. El verbo describe el proceso cognitivo esperado. El sustantivo describe el conocimiento que se pretende que los estudiantes adquieran o construyan.

Por tanto, la taxonomía revisada fue concebida en 2 dimensiones, que se entrecruzan como en una tabla de coordenadas. En las columnas se contemplan 6 categorías de la primera dimensión, los procesos cognitivos, en forma de verbos: Recordar, Comprender, Aplicar, Analizar, Evaluar y Crear (Figura 18). Las hileras contienen adjetivos que califican el conocimiento, la segunda dimensión: Factual, Conceptual, Procedimental y Metacognitivo. La tabla 2 permite visualizar estas coordenadas.

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