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Ejercicios de asimilación

melquis123510 de Junio de 2013

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QUINTA SEMANA

UNIDAD XII El ensayo

Ejercicios de asimilación

I- Desarrolla las cuestiones siguientes:

1.- ¿Qué es un ensayo?un documento sobre algún tema que contiene "las ideas y juicios de quien lo elabora".

En un ensayo debes plantear tu propia postura y visión sobre el tema. Debes hacer afirmaciones, argumentarlas (es decir, sustentarlas o fundamentarlas) y reflexionar.

Puedes apoyar tus planteamientos o discutirlos con otros autores que han hablado en torno al mismo asunto. No hablan otras personas por el autor, sólo refuerzan, clarifican o dialogan con el que escribe.

Debe:

Incluir una introducción, un desarrollo y una conclusión.

Tener un orden lógico. Ser claro y preciso en las ideas. Tener una buena presentación.

Incluir citas o notas de referencia cuando se esté haciendo alusión a las ideas o palabras expresadas por algún autor.

La extensión es variable dependiendo del tema o tema. Sin embargo, no debe ser ni demasiado breve de manera que las ideas queden planteadas de manera pobre, ni tan extenso que resulte redundante.

3.- Diferencia el ensayo literario del científico

se distingue a mi parecer a) la carga poética b) El tema (obviamente) c) definición de hipótesis d) el ensayo literario no lleva una metodología tan ardua e) MUY IMPORTANTE, EL ENSAYO LITERARIO NO TIENE COMPROBACIÓN f) el ensayo científico tiene por fuerza que refutarse o comprobarse mediante experimentación g) el ensayo científico se guía por el método científico h) el ensayo literario admite anécdotas i) el ensayo literario permite figuras del pensamiento como metáforas j) el ensayo científico es menos reflexivo y mas informativo k) el ensayo literario tiende a ensayar ideas abstractas del pensamiento mientras que el científico tiende a demostrar hipótesis de laboratorio

la diferencia final es que el ensayo científico no repara en si mismo en el discurso, si no en lo extra textual, tiende o debe tender a comunicar esa misma hipótesis y comprobación, mientras que el discurso del ensayo literario repara en si mismo, se tiene por fin la reflexión.

4.- El ensayo hace uso de la lengua referencial y la discursiva. ¿Cuál es la estructura que adopta? Describe cada una de sus partes.

Como expresión del texto discursivo el ensayo presenta las tres partes características de este: introducción: aquí el autor confía a su interlocutor cual es el objeto de sus reflexiones es donde expresa la inquietud den un tema sobre el cual ha venido tanteando hipótesis.

Desarrollo: si se tra6ta de un ensayo de tipo personal o meditativo el autor plantea su tesis y a continuación reflexiona sobre las ideas siempre sustentándolas con el fruto de sus experiencias y documentación. respeto al objeto de su reflexión.

5.- Refiérete al papel de las funciones denotativa y connotativa del lenguaje en el ámbito del ensayo.

La denotación y loa connotación conviven en el ensayo en completa armonía y hasta se requieren mutuamente

7.- El autor de un ensayo firma su escrito. ¿Cuál es la causa de esa autentificación?

Esto se hace para estimular la curiosidad y entretener… por esto se incluye algo mas que datos, fechas, formulas y recetas genial, con la firma queda plasmado que fuhe escrito por esa persona y que no es una piratería.

8.- El ensayo es una reflexión personal del autor. Sin embargo, se recomienda hacer una documentación del tema antes de empezar a escribir. ¿Por qué?

Son muchas las razones por las que procede la relimitación el tema a tratar. Según Félix Fernández sugiere que se aprovechen en primer lugar las coyunturas naturales que presentan los hechos es decir causas, consecuencias presente, pasado y futuro etc.…

9.- ¿Cuáles son las características del ensayo?

Son: la argumentación y la exposición.

10.- ¿A cuáles características debes prestar mayor atención a la hora de redactar tus escritos, y por qué?

A la exposición ya que el ensayista no renuncia a una cierta dosis de rigor científico: ya que el ensayo suele ser. Generalmente breve sin que hayan reglas que regulen su extensión. Cada ensayista define sus propios.

II.- Lee detenidamente el siguiente ensayo. Responde las interrogantes que aparecen al pie del mismo:

Para un arte de escribir

Jorge Mañach

Cubano (1898 – 1961)

Evidentemente, escribir es sólo cuestión de tener algo que decir y de decirlo lo mejor posible. Por lo tanto, de substancia y de forma.

Prescindamos por el momento de lo que resulta anterior aún a eso, que es la preparación general, el fondo de cultura y de adiestramiento específico indispensable para tener algún depósito contra el cual girar. Sobre eso vendremos luego, aunque sea previo. Asumamos que ese fondo existe en mayor o menor medida, y que nuestro escritor en ciernes experimenta unas ganas irresistibles de expresarse literariamente. Lo primero, repito, en ese trámite, es lo que se quiere decir: la substancia.

La substancia puede ser de índole muy variada; substancia de pensamiento, substancia de cosas o substancia de emoción. En otras palabras: el escritor se pone ante la cuartilla como un meditador, como un “reportador” o como un poeta…aunque sea en prosa. Obviamente, el trance menos severo es el del que llamo “reportador”. Tiene éste el mundo, o una parcela de él, frente a sí. Las cosas que se propone entresacar de él y revelar o destacar al lector están ahí: es sólo cuestión de elegirlas con acierto, por lo que tienen de insólitas o, al contrario, de características; por lo que tienen en todo caso, de significativas. Si no ve eso, no vale la pena que escriba. El escritor es por definición, un señor que cree ver más o mejor que los demás. No hay modo de quitarle al oficio esa vanidad. Y ya el ver claras las cosas significativas, el verlas con su propio perfil, no es poca substancia. De los buenos informadores, entran pocos en libra.

Otro modo de substancia es la emoción que se experimenta ante las cosas o por la ausencia y nostalgia de ellas. Es la materia del poeta; del escritor de sensibilidad o el escritor de fantasía. El primero es el que se conmueve con presencias; el segundo, el que se emociona con ausencias. Aquél podrá informar primero de las cosas que le impresionan, como en el caso del cronista o del narrador, pero lo más importante de su materia será siempre la herida que ellas hacen en su sensibilidad, y su acierto expresivo consiste en respirar por esa herida. El segundo se crea un mundo a su gusto o su angustia. Tendrá que ser un mundo interesante, un mundo en que el aleteo de su fantasía sea bastante vigoroso para despertar la fantasía que los demás hombres llevan dormida.

Y finalmente, está el escritor cuya materia es el pensamiento. Se parece mucho al escritor emotivo; sólo que en él la sensibilidad es de la inteligencia y de la conciencia, y consiste en la aptitud para reaccionar con ideas ante las cosas del mundo, o ante las ideas mismas de él y de los demás.

Es evidente que esas substancias _ imágenes de cosas, emociones, ideas_, se tienen o no se tienen cuando se va a escribir. No sé que haya ninguna fórmula para hacerse de ellas, para agenciárselas a la fuerza. La cultura contribuye mucho a esa dotación, pero si no va acompañada de sensibilidad, la cultura por sí sola no vale. Hay mucha gente cultísima que no sabe escribir, no ya porque carezca de la técnica del caso, a que luego me referiré, sino porque tiene lo que pudiéramos llamar la cultura pasiva, sin vibración de sensibilidad bastante para irradiar las substancias de ella. Miran, sienten y piensan para sí. La experiencia del mirar, el sentir y el pensar no los llena y estremece al punto de que necesiten desbordarse en la comunicación literaria. El escritor genuino es siempre una sensibilidad que no puede contenerse. Por eso generalmente, se les paga tan mal.

Una vez en posesión de esa materia efusiva, el problema del escritor es precisamente la efusión; cómo expresarla, cómo sacársela de dentro y darle un cauce comunicativo. Y aquí me parece que no hay más que dos vías posibles: la de la inspiración y la del método.

La inspiración es un modo de expresarse que, misteriosamente, se ordena a sí mismo. Es propio de los escritores poéticos, pero no patrimonio exclusivo de ellos. Hay días en que también el reportador ve las cosas más significativas que nunca; impudorosamente parecen mostrarle de por sí su perfil desnudo y agruparse en su justa jerarquía, sin que haya más que trasladar al papel su misteriosa espontaneidad. También el meditador habitualmente afanado tras la esquivez y sutileza de los conceptos, tiene días en que éstos se le echan encima como un rumoroso enjambre y le punzan lo más delicado de la conciencia, como si quisieran incitarle al hallazgo y la plenitud. En esos días, se dice que se está “inspirado”.

Vaya usted a saber de qué depende eso. A lo mejor, de una buena digestión, de una víspera de sueño reparador. O tal vez de un culto destilamiento que lentamente se le ha ido produciendo entre los cuarzos del espíritu.

La inspiración, pues, es un estado de gracia. Lo mismo le puede sobrevenir al escritor novicio que al veterano. Los poetas dependen casi enteramente de ella (por eso escriben tan poco…si son poetas de verdad). Los demás, no pueden depender de cosa tan adventicia, sobre todo si son escritores profesionales. Cuando las imágenes y

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