El Errror Un Medio Para Enseñar

EL “ERROR” UN MEDIO PARA ENSEÑAR

Jean Pierre Astolfi

Existe un supuesto sobre un ideal educativo que no da lugar al error, se da por hecho, que una actividad está muy bien pensada, planeada, con una ejecución casi perfecta es sinónimo de perfeccionismo sin dar espacio alguno al error. Se da por hecho, también que el desempeño docente y el del alumnado deberá ir a la par en todo momento, y ¿Qué pasa cuando se presenta algún error? ¿Será que el error arruina el proceso educativo?

Muchos docentes consideran el error como fracaso. Regularmente le tiene interés al error, ya que es como un parámetro de su propio desempeño, lo cual hace que lo considere como algo desagradable e incluso, puede ocasionarle ciertas dificultades en su relación con sus alumnos al pensar que son parte de ese enorme tropiezo que no quisieran enfrentar.

Por otra parte está la situación de los alumnos, que se sienten poco valorados al percibir que se acentúan mas sus errores que sus avances; existe una cultura donde se resalta la importancia de no equivocarse, y entonces se minimiza el empeño y esfuerzo que se ha invertido al proceso en su totalidad, haciendo que nazca un sentimiento de frustración. Lo más terrible es que los docentes se niegan a la oportunidad de comprender lo que sucede y lejos de ayudar no comprenden que los alumnos no comprenden ciertas cosas.

Astolfi plantea dos actitudes que se presentan en cuanto el error aparece:

• El primero referente el alumno que ha cometido un error ha fallado.

• El segundo que se justifica inculpando algún fallo del programa que les permita evadir la realidad.

Existen dos modelos subyacentes que apoyan lo expuesto anteriormente, el modelo transmisivo donde se considera que en el momento que aparece el error se ha fallado, y el modelo del conductismo y el condicionamiento. En ambos modelos se continúa satanizando el error como muestra de fracaso. Sin embargo, y contraponiéndose a los modelos anteriores, existe el modelo constructivista que reconoce el esfuerzo, y considera el error como una evidencia del desarrollo y aprendizaje que tienen los alumnos, se interesa en los errores que comete haciendo énfasis en lo necesario de su aparición para un aprendizaje reflexivo. Entonces el error se convierte en un indicador que muestra los obstáculos a los que se presenta el alumno en el momento de construir su aprendizaje y que al identificarlo, lo lleve a ser consciente de lo aprendido.

Entonces se recupera el verdadero significado de errar; el proceso de aprendizaje debe pasar por el éxito y el error, puesto que, permite comprobar, analizar y reflexionar sobre lo que se está adquiriendo; es importante no perder de vista, que esta concepción no va evitar la incertidumbre que se presenta en el ser humano al enfrentarse a alguna falla, ello será inevitable pero finalmente, a futuro se proyectará como parte de la experiencia necesaria.

El error es una gran herramienta, que al ser observada y analizada, permite al docente dar cuenta del verdadero proceso que vive el alumno y de lo significativo que este podrá resultar a lo largo del camino, mediante el error se construye y se discute, se verifica y se puntualiza. El error es la base de un aprendizaje sólido que requiere ser reconsiderado como parte esencial del proceso educativo y del desarrollo de competencias para la vida.

El error lejos de manifestarlo como algo malo debe catalogarse como un proceso en el cual el alumno como ser humano es errante por naturaleza. Mediante este proceso se descubre y se aprende a aprender.

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