El Hombre Como Producto De Su Devenir Histórico

El hombre como producto de su devenir histórico

¿El problema?, ¿cuál es el problema? , esta ha sido tal vez una de las preguntas de más análisis que ha trascendido la mente de muchos hombres intelectuales, para quienes su deleite está en el conocimiento y en el descubrimiento de nuevas dimensiones del estudio del ser humano. Es una pregunta retadora que llena de inquietud a quienes la escuchan, pero que plantea un punto en común por el que muchos lo han dado todo, incluso su vida, si su vida, porque la dedicaron completa a encontrar su respuesta.

Problemas existen de mucho tipo, los matemáticos, los financieros, los familiares, etc.; pero el verdadero problema incluye a quien está inmerso en ellos diariamente y a quien además lucha por superarlos; Al hombre, a ese ser complejo y lleno de diversos pensamientos que le han llevado a ser quien hoy es.

¿Entonces el problema es el hombre?, no, el problema es cómo se le entiende, cómo se le estudia, cómo se le conceptualiza, cómo se le ve, cómo en palabras de Luria se desarrollan esos procesos psíquicos que le transforman y le permiten construirse como sujeto.

Y en este orden de ideas, ¿cómo se podría tratar de comprender todo esto?, ¿Cuál es el problema?, ¿Cómo es que el hombre es actualmente quién es?

Ontogenética y filogenéticamente se ha estudiado ese desarrollo del ser, que tanta curiosidad despierta en la mente de los grandes pensadores; y es así, como se ha postulado, que el hombre madura orgánicamente como un ser biológico, pero además que evoluciona dentro del desarrollo de su especie; mediado este proceso fundamentalmente por el aspecto histórico social donde, como es lógico, se encuentra explícitamente la cultura, como se puede ver claramente en los postulados de diversos autores como Vigotsky y Piaget.

Las miradas expuestas hacia lo ontogenético y filogenético están dadas por los factores diacrónicos y sincrónicos en donde la historia toma su eje principal y establece la construcción de cualquier tipo de pensamiento respecto del hombre y sus procesos psíquicos. Los enfoques clásicos del desarrollo estaban lastrados por una perspectiva esencialmente ahistorica: por la tendencia a reducir los problemas del desarrollo de las funciones psicológicas bien a las leyes eternas de la naturaleza o bien a las leyes eternas del Espíritu, a considerar el desarrollo como fisiología o matemática del Espíritu, y no como historia del comportamiento humano comprendido como un aspecto de la historia general de toda la humanidad. (Riviere, 1988). Es así como, resumiendo las palabras de Reviere el análisis del hombre debe hacerse desde su devenir histórico.

De lo anterior se puede entender, que entonces el problema como lo plantea Luria es que los procesos psíquicos no pueden comprenderse dejando de lado todo el bagaje sociohistorico que siempre acompaña a la humanidad.

Históricamente conocemos diversas teorías que con el paso del tiempo han abierto nuevas fronteras hacia el entendimiento de la mente humana; tales como las teorías de los naturalistas, la de Darwin, Galtòn, Freud, Charcot, Janet y Sechenov; que trataron de encontrar esa realidad psíquica humana tan abstracta y lejana de alcanzar en algunas ocasiones. De la misma manera se conoce que enfoques como el conductismo, la Gestalt, el Psicoanálisis, entre otros han surgido como respuesta a la necesidad del hombre de conocer cada vez más de sí mismo y de responder a las exigencias que su sociedad muchas veces le impone. Todas estas miradas y puntos de vista han tenido un tiempo y

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